Le preguntamos a algunas personas por qué eran bullies en el colegio
Imagen vía 'Dazed and Confused' 

FYI.

This story is over 5 years old.

Identidad

Le preguntamos a algunas personas por qué eran bullies en el colegio

"Recuerdo recoger un puñado de insectos muertos y arañas del marco de la ventana y metérselos en la boca".

Para la mayoría de nosotros mientras crecíamos, la intimidación era omnipresente.

Si no nos estaba pasando a nosotros, le estaba pasando a alguien que conocíamos; tal vez fue un apodo ofensivo o un chisme malicioso contado a nuestras espaldas. Tal vez fuimos escogidos por algo que nos hizo diferentes— nuestra altura, nuestro color de pelo, el sonido de nuestra voz. Para otros, era más un bullying físico; el calzón chino o la cabeza en el inodoro. Estas eran las acciones predilectas del clásico bully de colegio antes de que los celulares e internet hicieran que el acoso fuera aún más grave.

Publicidad

Para cualquiera de nosotros, que alguna vez haya sido víctima de esto, todos esos empujones, burlas y almuerzos robados provocaron dos grandes preguntas: "¿por qué?" y más importante, "¿por qué a mi?".

Después de haber planteado esta pregunta a varios exbullies, he descubierto que la relación entre bullies y víctimas no siempre es tan seca y cerrada como parece. Ciertamente, algunos niños están verdaderamente fritos. Pero algunos bullies fueron víctimas también. Muchos actuaban así por inseguridades personales o por problemas en su casa. Y, como lo ilustran las siguientes historias, algunos bullies crecen y cambian y se dan cuenta del efecto que tuvieron en los demás.

Aquí recogimos los recuerdos de cuatro exbullies de colegio —dos hombres y dos mujeres—; historias de chismes y golpes en la cara, bocas llenas de insectos muertos y visitas a la oficina del rector, de disculpas en la adultez y de enfrentamientos con víctimas del pasado.

*Las entrevistas fueron editadas por su longitud y claridad.

KAYLEIGH, 29

Cuando estaba en primaria, yo era la líder de una pandilla de niños. Eramos un grupo de chicos y yo —Ramsay, Jeff y yo— los que intimidábamos a dos o tres del colegio.

Mis papás estaban pasando por un divorcio muy desagradable en ese momento. Mi mamá no lo manejó bien. Definitivamente tuvimos problemas durante mucho tiempo. Recuerdo tener once años, y haber tomado trago en el piso de la cocina con estos dos niños, incluso ellos eran como ¿qué carajos?. Jeff tenía muchos demonios. Se metió de lleno en las drogas en bachillerato. Pero en esos días simplemente estaba bravo y no sabía qué hacer con eso. Así que elegimos a otros niños… Y Ramsay simplemente estuvo de acuerdo con eso.

Publicidad

Por lo general, atacábamos a niños que ya fueran vistos como marginados. Había uno llamado Tyler que tenía pelo rojo. Nos sentábamos y escribíamos canciones sobre él y lo mucho que lo odiábamos. Una vez, Ramsay y yo le cogimos cada uno un brazo. Luego Jeff tomó impulso y le dio un cabezazo en el estómago. Había otro niño, Leland, con quien simplemente éramos terribles también. Le hacíamos cosas como por ejemplo, cuando teníamos bolas de tenis, y simplemente se las lanzábamos para atacarlo. Pero aún así él intentaba estar con nosotros cada hora del almuerzo. No podía entender. Otro de estos niños, Justin, iba a mis fiestas de cumpleaños. Él era un amigo, pero era el más patético de todos, así que siempre lo jodíamos.

Jugábamos a un juego llamado "la casa de Justin". Le dábamos cinco minutos para correr, y luego lo perseguíamos, lo arrastrábamos en el parque del recreo y no lo dejábamos irse. Él no quería estar jugando a un juego como ese. Decía: "¿No podemos jugar a "la lleva" o algo así?" Pero no lo dejábamos. Y si él no jugaba, le gritábamos: "¡No! Queremos jugar a 'la casa de Justin'".

Es muy raro. Porque Jeff y yo éramos consejeros del colegio. Estábamos en el parque del recreo, supuestamente, para ayudar a los niños. Estábamos ahí por si alguien quería hablar de sus problemas. Además nos sacábamos muy buenas notas. Pero, al mismo tiempo, nos enviaban a la oficina del rector por esconder pimienta picante adentro de una menta y dársela a un supervisor como regalo.

Publicidad

Después de un tiempo me encontré con uno de los niños al que solía joder mucho. Probablemente tenía diecinueve años. Estaba en un bar, y apareció y me dijo: "Hola. ¿Te acuerdas de mí?". Y después de un segundo, dije: " Ah, mierda. Wow. Lo siento". Inmediatamente me disculpé. Y él dijo: "Eso pasa , éramos jóvenes, los niños lo hacen. Estoy bien ahora, pero lo que hiciste fue una mierda". Le cuento a la gente cosas así ahora, y siempre dicen: "Wow. Eso está realmente jodido", y estoy de acuerdo. Es algo que hice. No creo que haya estado bien hacerlo, pero tengo que enfrentarlo.


Lea también:


RICHARD, 35

Yo era más grande que los demás cuando era niño, y sufrí de bullying desde muy temprana edad. Probablemente desde el jardín infantil; había niños mayores que se burlaban de mí. Entonces, para sentirme mejor conmigo mismo, y para verme mejor frente a otras personas, o tratar de ganar amigos, comencé a burlarme de personas que eran objetivos más fáciles que yo. Nunca los vi como actos de bullying en ese momento, pero eran eso… Y luego se hizo evidente que todo era parte de un ciclo de abuso.

Por mi peso, nunca pensé ser lo suficientemente bueno, ni estar al nivel de mis compañeros que eran todos atletas. Entonces me burlaba de la gente para divertirme y nunca me di cuenta, sino hasta mucho después, de que las personas podrían afectarse por eso. Ahora pienso en eso, en esos niños que estaba atormentando y que probablemente no querían ir al colegio por mí, de la misma manera que yo no quería ver a la gente que me había atormentado cuando era más pequeño.

Publicidad

Recuerdo estar en bachilerato y haber estado sentado en clase con un amigo mientras él se burlaba de una chica, diciéndole "fat ass" (un insulto gringo para referirse a alguien con sobrepeso) y se reía. No pensamos mucho en eso, porque para nosotros, ella no estaba gorda en absoluto. Pero en su mente, eso la llevó casi a tener un puto desorden alimenticio.

O cuando estaba en primaria, recuerdo caminar por una de esas rutas de bicicletas y había un niño más pequeño caminando en dirección opuesta. Yo estaba con amigos, siempre con amigos. Esa es la mentalidad de las pandillas. Estás con otras personas, y quieres impresionar a los demás. Eramos unos pocos, pero este chico no tenía espacio para pasar. No puedo recordar exactamente lo qué dije, pero saqué pecho, y lo miré hacia abajo, afirmando mi dominio masculino de cualquier manera. No pensé nada de eso en ese momento. Pero luego, una o dos semanas después, el rector me llamó a su oficina y me habló del "incidente". No me di cuenta, pero este niño temblaba. Estaba aterrorizado.

Siempre pensé que era chistoso cuando yo era el bully. Recuerdo haber perseguido a un niño por el parque del recreo y decir: "Sí, te voy pegar". Ni siquiera sabía qué era eso. Nunca di ningún golpe. Quiero decir, tal vez empujé a alguien al piso o puse apodos. Este chico no era económicamente rico. Tal vez un poco menos acomodado que mis compañeros y yo. Algo tan estúpido como eso. Y había un papá de un niño cerca, y nos decía que paráramos, que tuviéramos algo de sentido común. Pero la forma en que lo hizo, siempre fue amenazante. Siempre fueron solo amenazas y no siento que, en ningún momento, alguien me hubiera dicho: "Oye, ¿te das cuenta de lo qué estás haciendo?

Publicidad

Y ese es el problema: si un bully logra irritar a alguien, a la gente le va a encantar. Es chistoso. Cuando era más joven, si los padres perdían el control yo pensaba que era chistoso. Tú y tus amigos se rieron de eso por años. A veces pienso en esto: hoy y a esta edad, si viera a un grupo de niños acosando a otro más pequeño, ¿cómo me lo tomaría? Si tuviera que presenciar algo así hoy, lo abordaría de una manera muy práctica: despreocupado. De la misma manera que hablaría sobre el clima. ¿Entiendes? Me gustaría hablar con ellos, en lugar de perder mi control. No es efectivo.

Lo loco es que recuerdo haber sido bulleado. Era una mierda. Tomaba otras rutas a mi casa para no encontrarme con este grupo particular de niños. Porque inevitablemente sería empujado o se burlarían de mi, o lo que sea. Es muy aterrador. Y nunca me di cuenta de que yo era ese imbécil. Nunca se me pasó por la cabeza hasta que fui mucho mayor, de que me convertí en lo que a mi mismo me daba miedo".

JIM, 27

Había un tipo que conocía, que pensé que era realmente lindo, y no sabía cómo lidiar con eso. No sabía que era gay. Simplemente me atraía y no sabía por qué. Así que le pegué. Creo que muchos ven sus propios problemas personales en otros y ya los odian en sí mismos. Probablemente tenía once o doce años, y me lo encontré en el parque del recreo y simplemente le golpeé la cara. Ahora soy una persona bastante abierta, pero no solía serlo.

Al crecer, escuché la palabra "maricón" con más frecuencia de lo que escuché mi propio nombre. En ese momento, mi padrastro me golpeaba mucho. Durante once años, aguanté eso. Entonces, mirando hacia atrás, si no hubiera estado en esa posición, podría no haber tratado a este niño así. Cuando se mudó por primera vez a la ciudad, realmente nos volvimos muy cercanos. Nos llevamos bien al principio. Pero comenzó a actuar putamente raro. Él estaba hablando mierda rara todo el tiempo. Dijo muchas cosas que sonaban a mentira; como que sus papás le compraban porno. Los niños ya estaban empezando a burlarse de mí por salir con él.

Publicidad

La primera vez que le pegué, sentí toda esta presión de grupo sin razón. Había varios chicos populares alrededor, y yo quería parecer cool. Él vino caminando hacia mí en la montaña de nieve, y yo simplemente lo empujé y le dije: "vete a la mierda, lejos de mí" y recuerdo haberlo empujado otra vez, contra la pared, dándole una patada en las costillas. La semana siguiente, volvió a aparecer y lo hice todo otra vez. Esto sucedió al menos cuatro o cinco veces. Y los niños cool alrededor pensaron que esto era chistoso. Me quedé solo todo el día, después de eso.

Y luego, un día, después de unos meses, todos hicieron un viaje de para esquiar y él y yo fuimos los únicos dos niños de la clase que no fueron. Estábamos en el salón de computadores durante nuestro almuerzo, solo los dos y de repente, comenzó a tocarme la pierna de la nada. Y me dice: "Ah, no soy gay. Sólo tengo muchas ganas", y me volví loco. Entonces, al día siguiente, cuando todo el mundo regresó y estábamos terminando un proyecto, le conté a todos los que estaban ahí. Lo tomó tan mal que tuvo que cambiarse de colegio.

Lo vi una vez años después. Estuvimos en un centro de jóvenes en la ciudad. Fui allí una vez en verano y él entró y realmente nos llevamos muy bien. Empezamos a jugar DDR [Dance, dance revolution]. Eventualmente fue expulsado por jugar con un niño. Nunca lo volví a ver. Intenté encontrarlo muchas veces a lo largo de los años. Incluso me puse en contacto con compañeros de mi curso de ese momento, tratando de rastrearlo porque quería disculparme por el hecho… Y también porque mirando hacia atrás, quede como: "Puta, hubiéramos hecho una pareja muy sexy si nos conociéramos ahora ".

Publicidad

Lea también:


ROXANNE, 30

Crecí fuera de una ciudad bastante pequeña. Como a cuarenta y cinco kilómetros de distancia de la ciudad principal. En ese entonces, cuando era más joven, la gente no socializaba conmigo. No podía ir a jugar con los niños del barrio, porque no había niños del barrio. Cuando llegué al jardín infantil, todos se conocían. Todos habían jugado juntos, pero yo no conocía a nadie. Durante toda la primaria y el bachillerato, la gente hacía cosas —iban a la tienda de la esquina— y yo no pude. Vivía tan lejos de la ciudad, que tenía que irme inmediatamente a mi casa. Siempre me sentí muy aislada y muy brava, especialmente en mi adolescencia.

Cuando estaba en bachillerato, tenía un grupo de gente con el que estaba más involucrada, pero yo no era la la más cercana de ninguno. Tenía que perderme de las cosas que los adolescentes hacen juntos. Por ejemplo, de la primera fiesta con trago que alguna vez hicieron y ni siquiera me enteré. Empecé a sentir mucho resentimiento hacia otras personas…Y mientras esto sucedía, comencé a ser vista como una bully. En mi mente, yo no era nada de eso. Sabía que estaba brava. Pero no me di cuenta de que tenía la capacidad de ser intimidante.

Creo que mucho de eso se debe por ser una marginada… Y también por pensar que así era cómo las personas "superiores" trataban a los que estaban por debajo de ellos. Me bullearon cuando era más joven, y supuse que las personas que me intimidaban podían hacerlo porque en realidad eran superiores a mí. Luego, a medida que fui creciendo, desarrollé un sentido del humor y los niños empezaron a fijarse en mí, tuve la confianza y me encontré a mí misma socialmente, entonces, pensé: DE ACUERDO. Bueno, ahora soy superior. Y así es cómo tratas a las personas que no son tan cool como tú.

Publicidad

Por ejemplo, una vez estuve en la casa de una niña, y ella estaba durmiendo con la boca abierta, y recuerdo coger un puñado de insectos muertos y arañas del marco de la ventana, y meterlos en su boca. También era realmente mala con la gente a sus espaldas. Solía empezar muchos chismes muy malos. Recuerdo que cuando estaba en noveno, y le dije a la gente que esa misma niña —dios, esto es terrible— estaba en una relación sexual con su gato… Y la gente me creyó.

Hubo un tipo que, supongo, estaba tragado de mí y le dije a todo el mundo que era un psicópata, que era 'creepy', bla, bla, bla…Y él no era nada de eso. Solo intentaba ser mi amigo. La gente en mi círculo siempre era como: "Uy, ¿cómo está tu acosador?" Y yo quería ser parte de eso. En la cara de él, yo estaba bien. Pero a sus espaldas, yo era como: "qué bicho raro"…Y un día, se me acercó mientras yo estaba con un grupo de personas, y yo le dije toda esa mierda horrible en la cara, todas las cosas que había estado diciendo a sus espaldas. Para él, debió haber sido de la nada. Recuerdo tener ese aumento de ego. Y confianza, como: "Voy a mostrarle a la gente lo cool que soy al poner a esta plebe en su lugar". Simplemente no pensé. Sabía que las cosas que estaba haciendo no eran agradables, pero también pensé que realmente no eran un gran problema.

Probablemente fui la más bully con mi mamá. Fui horrible con ella, hasta el punto en que ella ni siquiera quería volver a la casa. Una vez, se había roto el tobillo y cuando se quedó dormida en la cama en la sala de estar -no podía subir las escaleras-, tomé sus muletas y las encerré en el baño. Luego la desperté solo para decirle qué pedazo de mierda era y cómo fue un fracaso como mamá… Y mi mamá es la persona más cariñosa, servicial y comprensiva que alguien podría pedir. Pero estaba lidiando con tanta ira dentro de mí, que no tenía idea dónde descargarla. Simplemente la vi como nada más que, un blanco fácil. Traté así a mi mamá, y luego me puse tan brava conmigo misma que se convirtió en una profecía auto cumplida. Iba al colegio y decía: "Bueno, soy una persona de mierda. También puedo tratar a todos como una mierda ".

Eso continuó en mi vida de adulta joven. De hecho, fui por un camino muy oscuro. Abandoné bachillerato cuando tenía dieciséis años. Me convertí en una persona muy violenta. Fui acusada de asalto en varias ocasiones. Me encantaba golpear a la gente en la cara. Para ser honesta, no sé lo que estaba pensando. Tenía muy fácil acceso a la ira. Entonces, un día, estaba sentada en mi apartamento y tuve esta epifanía. Es como si mi empatía de repente se encendiera…Y solo comencé a llorar. Yo era como: "Oh, Dios mío. Mis acciones afectan a las personas ". A partir de ese punto, me volví extremadamente sensible. Todavía soy muy sensible. Incluso me cuesta mirar películas donde las personas se portan con crueldad con los demás. Creo que llegué a mi límite de maldad.

Es muy raro. Mirando hacia atrás ahora, soy una persona diferente y viendo mi modo de pensar en ese momento, antes era completamente diferente. Hice cosas que nunca, nunca haría ahora. Nunca. Miro hacia atrás y digo: "¿Qué estaba pensando?". Pero tenía la idea de que nada de lo que hacía realmente tenía el poder de herir a la gente.

Honestamente, creo que sería muy difícil tratar de volver y conectarme con cualquiera de las personas que lastimé. Lo he pensado y me he preguntado a quién podría contactar para ser honesta y disculparme. Pero ni siquiera sé con quién me contactaría. Fue una gran parte de cómo caminé por el mundo. Nunca fue un objetivo. Yo solo era una puta mala persona. Cualquiera que entrara en contacto conmigo, a menos que me intimidara, no pasaría un buen momento conmigo.

De alguna manera, todo se devolvió. Por ejemplo, había una chica que me bulleaba a principios de bachillerato, y después de que me fui, a los veinte, a finales de bachillerato, mi bully fue mi profesor… Y ella me seguía bulleando, frente a todos estos niños.