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La pesadilla inmobiliaria

La pesadilla inmobiliaria del mes: vive como un obispo por 800.000 euros

El 'horror vacui' hecho piso.
Pesadilla inmobiliaria
Todas las fotos vía Idealista

'La pesadilla inmobiliaria del mes' es una sección en la que denunciamos los abusos más flagrantes y los pisos más sorprendentes del mercado inmobiliario en España. Si te has topado con algún palacio similar, escríbenos a esredaccion@vice.com.

Hoy nos vamos a salir del guion, hoy toca reseñar uno de esos pisos que jamás estará al alcance de gran parte de la sociedad. El motivo principal es su precio, que ronda el millón de euros, aunque a decir verdad resulta complicado pensar que alguien en su sano juicio, incluso después de ganar tres veces el Euromillón de manera consecutiva, se decidiese por invertir en este lugar.

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Eesta estancia es perfecta para firmar una subida de tributos al pueblo

¿Qué es? Una vivienda de 162 metros cuadrados, siete habitaciones y unos 1.750 muebles de diversos materiales, colores y procedencia.

¿Dónde esta? En las inmediaciones del Palacio Real de Madrid, en la zona denominada como el Madrid de los Austrias.

¿Qué se puede hacer por ahí? Pues una de las mayores actividades en esa zona es ir esquivando turistas. Se trata de una zona con bastantes calles peatonales y realmente hay muchísimo movimiento. La oferta hostelera es muy castiza, variada y algo cara. Tienes Gran Vía, Sol, Callao e incluso Malasaña muy cerquita, la localización es muy buena.

¿Cuánto cuesta? El precio para ser el dueño de este lugar es de 800.000 euros, sale a casi 5.000 euros el metro cuadrado. Las simulaciones de hipoteca arrojan una mensualidad de 2.000 euros al mes durante 30 años.

“Espectacular vivienda exterior”, arranca diciendo el anuncio. No miente. El anuncio impresiona de principio a fin, además no es una de esas cosas que impresiona tanto que aburre, no, nada de eso. Aquí primero te llama la atención, luego te resulta sobrecogedor, más tarde te da miedo y al final te genera angustia. En este lugar hay tanto para analizar que necesitaríamos al mismísimo Indiana Jones para catalogar el inventario que hay dentro.

El salón es sin duda espectacular

La imagen de la sala de estar es la que abre este esperpento. Para empezar cabría decir que lo más normal de esta habitación es una vasija enorme de piedra de unos 40 litros en la que perfectamente podría bañarse Leo Messi. Es raro, sí, pero es que es el mueble más sobrio que se puede ver ahí, inmediatamente después levantas la mirada y el resto es difícil de describir en una lengua viva. Es horror vacui de pura cepa.

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Una pila bautismal en medio del salón, por qué no

Para relajarse en esta estancia aparecen en escena dos sillones de madera tallada y terciopelo rojo, que tienen pinta de ser muy cómodos para firmar sentencias de muerte por guillotina. Lo peor de todo esto es que podrían ser parte de un tresillo y aún nos faltaría por ver la joya de la corona, el sofá, de la cual desgraciadamente no tenemos foto.

El ecléctico repertorio empieza con una escultura de arte precolombino acompañada de dos leones dorados enormes. Todo ello coronado con una lámpara de hierro que bien podría ser un botafumeiro y que con total seguridad no funciona con luz eléctrica. Ese bicho debe pesar como mínimo 20 kilos. Es aterrador.

Y ojo, aquí no acaba la cosa, porque la instantánea aún tiene un tercer plano. En el poyete de la chimenea, donde normalmente van las fotos de la comunión de algún sobrino, han decidido que lo mejor es poner dos estatuas enormes de santos hechas de madera. Tienen el doméstico detalle que ninguna de ellas tiene cabeza. Y en el centro, una cruz gigantesca con un Cristo paticorto y con el cráneo machacado que termina por hacer de la salita un lugar ideal. Viendo las fotos podéis comprobar que estamos resumiendo mucho.

“Todas las ventanas tienes cristales de mosaico emplomado artesanal”, esta frase puede parecer intrascendente pero no lo es. Hasta la cerrajería y las puertas tienen sus detalles ornamentales, así que el resto de la casa es una oda a lo rococó. Los pasillos no son los mejores para que jueguen los niños, más que un hogar parece el rastro un domingo por la mañana. Habría que llamar a un arqueólogo y a un antropólogo porque ahí hay arte de infinitas nacionalidades.

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Seguramente a través de un paseo por este piso se pueda contar toda la historia marítima española y sus correspondientes hurtos en cada puerto. No es mala opción para el que lo vaya a comprar montar un tour por el piso para ir pagando la hipoteca. O incluso un escape room.

Puedes abrir tu propia tienda de ropa vintage cuando compres el piso

Llegamos a uno de los dormitorios y las esculturas dejan paso a lo mundano, a lo del día a día. Eso no quiere decir que no haya varios telares, otro par de vasijas de oro y algún que otro busto de la virgen, pero llama la atención el fondo de armario. Hay kilos y kilos de ropa, y no precisamente de ‘pret a porter’, son más bien ropajes para vestir a todo el casting de Aguila Roja en la temporada 18. Luego también hay algunos periódicos en el suelo, clara evidencia de que posiblemente haya goteras. ¿Goteras en un piso de casi un millón de euros? En el siglo XV también había humedades, es normal.

El baño es sin duda el mejor ejemplo de lo que es este inmueble, una declaración de intenciones muy cristalina de que el arte está muy por encima lo confortable. Aparte de la porcelana negra, que no es la más habitual para las deposiciones, uno rápidamente se da cuenta de que la posición del retrete es muy extravagante, situado ahí en medio de espaldas a la ducha. Pero claro, es que el lugar donde debería estar lo ocupa una figura de arte tribal africano, así que sí, mejor no ver eso mientras te sientas en el trono. Todo esto con la luz multicolor que te ofrece la vidriera, algo que te proporciona la novedosa posibilidad de darte una ducha con el filtro "catedral de Burgos" instalado.

¿Cuál es el sitio de una casa donde más cosas hay normalmente? Pues la cocina. En una cocina normal puede haber fruta y las bolsas de la compra por ahí molestando, aquí como es natural todo es más artístico. Hay tres o cuatro bodegones de todo tipo, de acero, de cobre, de madera, de barro… pero comestibles solo hay tres plátanos y están sobre un plato de Ikea. Igual no es tan rara esta gente.

Lo mejor lo hemos dejado para el final. Y es que la descripción guarda un precioso detalle: “antiguamente perteneciente al obispado. Incluye un trastero de 9 metros cuadrados”. Lo del obispado se podía ver venir, pero es vergonzoso que no hayan puesto una foto del trastero, porque solo Dios sabe lo que puede haber ahí dentro.