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VICE World News

¿Cuántas más muertes de niños refugiados necesita el Reino Unido para cambiar sus leyes?

VICE News se ha desplazado hasta Calais para conocer a los adolescentes que están arriesgando sus vidas para reunirse con sus familias en Inglaterra, y para conocer a los familiares que luchan por encontrar las maneras legales de acogerles.
Photo par Phil Caller/VICE News
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Ahmed tiene 17 años y sabe exactamente el tiempo que lleva en el campo de refugiados de la Jungla, en Calais: dos meses y quince días. Ahmed es de Damasco y viajó a Europa con un amigo también de 17 años. Ahora ambos están arriesgando sus vidas para llegar a Gran Bretaña.

Ahmed reside en una pequeña tienda de campaña azul con otros dos compañeros. Su historia es desgarradora: perdió a toda su familia en Siria e ignora qué les pasó — puede que fueran asesinados, quizá detenidos. Él solo conoce el paradero del último miembro restante, su hermano, de 21 años, que vive en Londres.

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Ahmed intenta colarse en camiones o en trenes entre tres y cuatro veces por semana. "Una vez me subí a un camión, pero cuando la policía me encontró me rociaron la cara con gas y me golpearon con sus porras", cuenta a VICE News.

Su sueño es ir a la escuela y convertirse en mecánico de automóviles. "Necesito vivir con mi hermano porque no me queda otra familia", confiesa. "Si mi hermano estuviese en Francia me quedaría en Francia. Y si estuviera en Bélgica, pues me iría a Bélgica. Pero está en Londres".

Ahmed está triste y nervioso y tiene la mirada clavada en el suelo mientras relata su historia. "Este sitio es horrible, hace muchísimo frío", cuenta. "Este sitio y la cantidad de gente que vive aquí acumulada me dan miedo. Y los amigos que tengo aquí terminarán yéndose de aquí".

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Encontrar a niños en la Jungla es de lo más fácil. Actualmente son ya casi 5.000 los migrantes que viven en este lodazal de Calais en condiciones deprimentes. Su sueño es alcanzar la costa británica, un litoral de cuya orilla apenas les separan 35 kilómetros de su orilla.

Ahmed es solo uno de los cerca de 200 menores de los que se sabe que cuentan con parientes en Gran Bretaña. Ayer lunes, los pequeños se convirtieron en el objeto de una nueva batalla legal de la legislación británica, después de que un tribunal del centro de Londres impugnara su situación.

Según contempla una cláusula menor de la Convención de Dublín, la disposición continental que regula la política de asilo de la Unión Europea, los menores que no vayan acompañados y puedan demostrar que tienen a familiares viviendo legalmente en cualquier país europeo, tendrán que ser reunidos con los suyos. Sin embargo, los activistas argumentan que Gran Bretaña no ha implementado dicha cláusula, puesto que los menores necesitan llegar hasta suelo inglés para formular su petición de asilo.

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El nuevo juicio deberá dirimir si los cuatro jóvenes sirios de la Jungla de Calais podrán reunirse con sus familias en el Reino Unido. Los muchachos han visto cómo les han sido denegadas sus previas solicitudes de asilo por parte del ministerio del Interior.

VICE News ha conseguido hablar con el hermano de uno de los solicitantes, un joven residente de La Jungla de 15 años, a solo un día de que arranque la vista.

Ambos hermanos son oriundos de Daraa, Siria. Sin embargo, huyeron del devastado país por separado: el hermano mayor fue el primero en escapar. Lo hizo acompañado de su mujer. Entonces, los padres de ambos hermanos alentaron al pequeño a que siguiera los pasos del mayor.

"Mi hermano se dedicó a comunicarse con nosotros durante su periplo gracias a los teléfonos de otra gente, de modo que durante grandes lapsos de tiempo fui incapaz de contactarle", cuenta Hassan — cuyo nombre ha sido alterado por motivos legales — a VICE News. "Solo conseguí contactar con él de manera más continuada después de que llegara a Francia".

Francia se dispone a demoler un tercio de la infame 'Jungla' de migrantes en Calais. Leer más aquí.

Hassan llegó a Calais por sí mismo — antes de conseguir alcanzar el Reino Unido en un camión refrigerado. Claro que no podrá viajar de nuevo a Francia hasta que consiga un documento que le autorice a hacerlo. De tal forma que, de momento, su comunicación es puramente telefónica.

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"Mi hermano está mentalmente abatido porque cada vez le genera más ansiedad permanecer en Calais, donde las condiciones son tan nefastas que hasta yo estoy cada vez más nervioso por no poder verle. Estamos haciendo todo lo posible por tranquilizarle, por asegurarle que todo saldrá bien y que, finalmente, nos podremos reunir".

Hassan también comenta que su hermano lo hubiese pasado todavía peor de haberse quedado en Siria. "Si mi hermano se hubiese quedado allí se hubiese expuesto muy seriamente a ser reclutado para el ejército a la fuerza. Los reclutamientos a la fuerza de gente joven vuelven a estar a la orden del día. Y eso significa que no podría ir a la escuela. Su vida estaría seriamente perturbada… Y si no le hubiese reclutado el ejército, es muy posible que hubiese sido sondeado por grupos armados como Daesh (Estado Islámico), o por al-Nusra, que le hubiesen convencido para que se incorporara a sus filas".

Mientras tanto su hermano sigue intentando embarcarse en camiones y trenes, a pesar de que es algo extremadamente peligroso. "Mi hermano lo sigue intentando; de hecho lo ha intentado varias veces, a pesar de lo peligroso que es. Pero todavía no ha tenido suerte".

"Resulta muy difícil explicar y expresar lo impotente que me siento. Es muy frustrante pensar que tienes a un miembro de tu familia a una hora de aquí, a tiro de tren, y que no puedes verle ni permitir que te visite. Es una situación auténticamente desesperada".

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No sería la primera vez que un menor atrapado a escasos 75 kilómetros de aquí no vive para contar lo cerca que se quedó de sus familiares.

Ayer lunes, sin ir más lejos, se celebró un funeral en la iglesia de St. Andrew Holborn, en el centro de Londres, por Masud, un joven de 15 años procedente de Mazar-e-Sharif, en Afganistán. Masud murió ahogado en la parte trasera de un camión en Dunkerque, Francia, hace apenas una semanas. Antes de embarcarse rumbo a su propia muerte, Masud había estado viviendo en el la Jungla.

Poco después de que su cuerpo fuera descubierto, Mohammad, el refugiado que compartía tienda con Masud, relató a VICE News que el joven había partido de Calais rumbo a Dunkerque en busca de una ruta alternativa que le permitiera reunirse con su hermana en Reino Unido.

"Muchos refugiados están arriesgando sus vidas para alcanzar el Reino Unido", explica. "Solo deseo que se lleve a cabo un gran reforma en la política de migración para impedir seguir perdiendo vidas como esta".

Los representantes de tres distintas confesiones — islámica, judía y cristiana — proclamaron sus respectivos discursos durante la ceremonia de ayer, en la que también participaron activistas y otras personas que conocen el infame campamento francés.

Uno de los portavoces durante el responso fue el músico de jazz Ian Shaw, quien recordó el día en que compartió un te con el adolescente. "Tuve el placer de conocer a Masud", contó Shaw. "Era un joven orgulloso, determinado y muy divertido".

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El día que Calais se sublevó contra la ultraderecha y su política anti inmigratoria. Leer más aquí.

Chris Riddell, laureado ilustrador británico cuyas viñetas aparecen cada domingo en el periódico The Observer, comentó que la ilustración más dura que nunca ha dibujado versaba sobre la crisis de refugiados. "Aylan Kurdi, el pequeño sirio que se ahogó en una playa turca, le confirió un rostro a la palabra 'multitud'", proclamó.

El obispo Peter Hill también sumó su voz al clamor. "Es inaceptable que nuestro gobierno siga sin hacer nada al respecto", comentó. "Desde aquí, hacemos un llamamiento a la administración inglesa y a nuestra ministra del Interior, Theresa May, en particular… Queremos celebrar las vidas de la gente joven como Masud, no tener que organizar funerales en su honor".

"¿Qué hubiese sucedido si Masud hubiese sido nuestro hijo"? continuó. Como líder cristiano de un país de confesión cristiana puedo asegurar que sabemos que Jesucristo Nuestro Señor jamás le dio la espalda a los niños".

Los asistentes al funeral por el joven Masud, un menor afgano que murió mientras intentaba visitar a su hermana en el Reino Unido, reunidos en el sepelio celebrado en Londres. (Imagen por Sally Hayden/VICE News)

Hill informó más tarde a VICE News de que su diócesis en el este de Londres está preparada y organizada para apoyar a muchos más refugiados de los que está acogiendo el Reino Unido. De momento, ya se han recaudado más de 130.000 euros y disponemos de varias casas que podrán ser ofrecidas a los recién llegados "sea cual sea su confesión".

Después del funeral, los asistentes depositaron flores blancas en memoria de Masud y de todos aquellos que han fallecido durante el mismo trayecto. George Gabriel, de la organización Citizens UK, agradeció a los asistentes su presencia y contó que había hablado con el yerno de Masud algunas horas antes. Gabriel contó que la familia está lidiando con "un dolor demoledor" y que se encuentra "devastada". Actualmente están intentando encontrar la manera de repatriar a Masud hasta Afganistán.

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Más allá de las deprimentes condiciones del campamento y de los peligros de morir o de quedar herido al intentar escapar, la Jungla presenta otros riesgos para los menores de edad.

El voluntario británico Rick Melling lidera la distribución de ropa y de otras provisiones para la ONG francesa L'Auberge des Migrants. Melling comenta a VICE News en el campamento que "además de los problemas de salud mental y de la desesperación" que, a menudo, son una consecuencia inevitable cuando se vive sin esperanza", los adolescentes de la zona también se exponen a ser reclutados por los traficantes de personas o por otras pequeñas organizaciones criminales. Si eso sucede, pueden verse obligados a realizar tareas tan peligrosas como abrir las puertas de los automóviles mientras los migrantes intentan subirse a ellos.

Melling asegura que se encuentra con menores todo el tiempo. "Te encuentras muchas veces con chavales de entre 12 y 15 años que han perdido a sus familias y que intentan entrar en Gran Bretaña porque tal es la última oportunidad que les queda".

Golpeado, robado y atacado por los perros: bienvenido a Europa. Leer más aquí.

A VICE News apenas le lleva una hora dar con alguien en la Jungla castigado por la jurisprudencia de Gran Bretaña. Omar tiene 16 años y es de Eritrea. Camina por un sucio sendero de este inmenso lodazal con la capucha calada.

Omar lleva dos meses en la Jungla. Tiene a un hermano y a una hermana en Manchester. Actualmente comparte un pequeño refugio de madera junto a otros siete paisanos. Dice haber intentado llegar a Inglaterra de noche, aunque siempre de manera infructuosa. También asegura haber recibido puñetazos en la cara a manos de la policía francesa y haber sido víctima de los gases lacrimógenos. Omar desenfunda su resquebrajado teléfono. Dice que los agentes galos se lo arrebataron y que lo arrojaron contra el suelo. Dice, de hecho, que uno de los policías, lo pisoteó.

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Ha pasado ya un año desde que Omar dejara Eritrea. Ha caminado durante semanas por el letal desierto del Sahara, fue encarcelado y torturado en Libia y ha llegado un punto en que está dispuesto a arriesgarlo todo para alcanzar a su familia.

A pesar de que pasa la mayor parte del tiempo concentrado en sobrevivir, Omar sigue soñando. Dice que quiere estudiar e ir a la universidad. Le gustaría ser médico. Omar dice que quedarse en el campamento es una decisión peligrosa.

VICE News ha conocido otros muchos casos, como el de una joven de 15 años que fue separada de su madre durante el trayecto en barco entre Turquía y Grecia. Su madre tiene ahora pasaporte británico. Cada vez que puede se acerca a Calais para visitarle, a pesar de que tiene un bebé del que también debe de hacerse cargo.

VICE News también conoce durante su visita a la Jungla a Laura Griffiths que dirige el proceso de selección de menores para Citizen UK. Lleva desde octubre identificando a menores de 18 años por todo el campamento.

"La ley sigue en vigor y el proceso legal no está funcionando. Se trata de una negligencia achacable al gobierno — a consecuencia de ello los niños están saltando para embarcarse en los trenes, y en los camiones y están muriendo en el interior de muchos de ellos mientras intentan alcanzar a sus familias en el Reino Unido".

Griffith explica que las separaciones se producen por distintas razones. "Algunos de ellos se pierden mientras están en tránsito… Otras veces se producen porque las familias no pueden costear el viaje de todos sus miembros".

Griffith dice que le gustaría ver cómo el gobierno británico "asume la responsabilidad que le corresponde según la Convención de Dublín e implementa de manera efectiva y eficiente la normativa".

Griffith añade que "es muy difícil para todos vivir aquí. Las condiciones son extremas y el cuidado infantil deja mucho que desear… Esto es horrible. Ningún ser humano debería de estar en estas condiciones. Y mucho menos ningún niño".

Sigue a Sally Hayden en Twitter: @sallyhayd

Sigue a VICE News En Español en Twitter: @sallyhayd