Cuando el rave invadió al mundo: A 30 años del Segundo Verano del Amor
Foto por Dave Swindells

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Música

Cuando el rave invadió al mundo: A 30 años del Segundo Verano del Amor

“Fue nuestro momento de punk rock, fue como si ya no existiera todo lo que había pasado antes".

A finales de los años 80 Reino Unido se encontraba sumido en una de las peores crisis económicas que se recuerden debido a las políticas anti populares que impuso la llamada “Dama de Hierro”, Margaret Thatcher. En consecuencia, la calidad de vida del ciudadano británico promedio se deterioró; el desempleo y las huelgas provocaron pobreza, violencia y caos. El panorama era desolador.

Mientras en Ibiza explotaba la cultura clubber de la mano de Alfredo, DJ residente del icónico Amnesia. En septiembre de 1987 Paul Oakenfold viajó a la isla a celebrar su cumpleaños acompañado de Danny Rampling, Nicky Holloway y Johnny Walker. La experiencia sensorial de las noches intensas de balearic beat y éxtasis, los sedujo al instante.

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“Eran tiempos difíciles en Gran Bretaña, Thatcher era en ese tiempo la Primer Ministro, era muy difícil para los jóvenes conseguir un trabajo. Estábamos oprimidos. Y con eso la cultura joven quería un cambio, y la música traía ese cambio. Había muchos británicos que terminaban el verano en Ibiza y cuando regresaban a Londres buscaban a dónde ir. Regresé con Trevor Fung y comenzamos un club basado en la experiencia y la música que escuchamos en Ibiza. Ese fue el comienzo del cambio en Gran Bretaña”, explica Paul Oakenfold en el documental, Rabiosos.

Oakenfold y compañía irrumpieron en Londres con fiestas donde el baile y la música electrónica eran los protagonistas. En un breve lapso, en cuestión de semanas, el ambiente decadente y desolador entre la juventud, sufrió un giro de 360 grados. La violencia en las calles disminuyó, el salvaje fenómeno holligan perdió fuerza. La llamada droga del amor, como se le conocía entonces al éxtasis, comenzó a surtir efecto. “Vengo de una ciudad de chicos muy rudos, es una ciudad difícil, ver a estos tipos pasar de pelear todos los sábados de noche a bailar con sus brazos en el aire, fue simplemente increíble”, cuenta el cofundador del Cream Club, James Barton, en el documental What We Started.

A finales de 1987 Danny Rampling y su esposa vieron materializada la revelación que tuvieron en Ibiza con la apertura del Shoom, momento clave que algunos estudiosos del tema consideran como el inicio formal del Segundo Verano del Amor. De día Shoom era gimnasio y de noche club. En enero de 1988, el flyer de la tercera fiesta del club incluyó por primera vez al Smiley, logotipo conocido en México como “la carita feliz”. El Smiley fue adoptado por los clubbers ingleses como una representación de amor. El ánimo colectivo comenzaba a tornarse distinto, se respiraba un nuevo comienzo.

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Pronto la juventud británica cayó rendida al encanto del acid house importado de Chicago. Los clubes se multiplicaron rápidamente: Spectrum, Heaven, The Future, Trip y Land Of Oz fueron clave; lo mismo que las fiestas móviles Hypnosis, producidas por Tintin Chambers; otro momento relevante fue la fiesta Hedonism en Apeldoorn Lane, considerada la primera warehouse party gratuita de la historia; sin dejar de lado las intensas fiestas RIP (Revolution In Progress).

La ola de fiestas acid house y el éxtasis como catalizador, inundaron Reino Unido. El consumo del químico se salió de control, el abuso de la sustancia arrastró graves consecuencias: Janet Mayes de 21 años de edad, fue la primera víctima mortal del MDMA, seguida de Claire Leighton de 16 años, quien murió dentro del célebre club de Manchester, The Hacienda. Los focos rojos se encendieron y las alarmas en el gobierno se activaron. La respuesta fue la creación de la Pay Party Unit, una división especial de la policía encargada de perseguir y contener la avalancha acid house en todo el país.

A pesar de todo, el 27 de octubre de 1988, fue cuando todo comenzó. Es la fecha en la que se llevó a cabo el primer rave de la historia: Sunrise. 800 personas se congregaron esa noche a las afueras de Londres en un centro ecuestre. La mente maestra detrás fue Tony Colston, un personaje clave en el desarrollo del Segundo Verano del Amor. Se dice que Colston intentó entrar una noche a Shoom sin tener éxito, el hecho lo motivó a crear una fiesta incluyente, donde nadie quedara fuera por ninguna razón.

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Al segundo rave Sunrise, llegaron más de tres mil personas, incluida la policía, sin embargo, las llamadas fuerzas del orden decidieron no actuar, considerando que si paraban de buenas a primeras la fiesta, la situación se podía salir de control. La persecución policiaca fue escalando, ante ello Tony Colston echó mano de la imaginación y de la tecnología que tenía su alcance: contrató una línea telefónica, el número 0898, que rápidamente pasó de boca en boca. Los ravers llamaban y entraba un mensaje grabado que daba la instrucción de cómo y dónde se llevaría a cabo la fiesta en turno. Al marcar al 0898 se escuchaba el siguiente mensaje:

“¡Estás cordialmente invitado al sueño de una noche de verano! Toma la autopista M25 hasta la A296 y ve hacia el este”.

El fenómeno rave creció de forma inusitada, el número de asistentes se multiplicó a un ritmo vertiginoso. El momento climático del Segundo Verano del Amor tuvo lugar el 12 de agosto de 1989 en Longwick, noche que reunió a más de veinticinco mil personas en el rave Back To The Future, organizado por Colston. La fiesta gigantesca colapsó los alrededores, y la carretera se volvió un enorme estacionamiento de más de seis kilómetros.

“Fue nuestro momento de punk rock, fue como si ya no existiera todo lo que había pasado antes. Era el año cero, estábamos empezando de nuevo, y uno era parte de eso o no lo era”, afirma Pete Tong en entrevista para el documental What We Started.

Formalmente el Segundo Verano del Amor terminó en 1989; sin embargo, las fiestas ilegales siguieron, lo mismo que las redadas policiales. Con el paso de los años la llama acid house se fue apagando. El golpe letal que terminó por derrumbar al rave en Reino Unido, fue la promulgación en 1994 de la llamada ley Criminal Justice And Public Order Act, que prohíbe las fiestas al aire libre, entre otras restricciones. A pesar de la ofensiva gubernamental, las autoridades no calcularon que el virus festivo ya se había propagado por Europa y había cruzado el Atlántico para invadir América y, en general, al mundo entero, como lo presagió el Manifiesto Raver en uno de sus párrafos: “Sepan que tal vez pueden cerrar una fiesta en cualquier noche en alguna ciudad en cualquier país o continente de este hermoso planeta, más nunca podrán cerrar la celebración entera. Pues no tienen ese poder”. Y así sucedió.

¡Rave on!

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