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reseñas McDonald's

'The Shape of Water' se parece más de lo que crees a 'Cómo entrenar a tu dragón'

OPINIÓN | Lo sentí por primera vez con la escena del huevo en la película de Guillermo del Toro. Y creo que la otra está mejor lograda.
Montaje: Mateo Rueda | VICE Colombia

Ojo: obviamente este artículo contiene spoilers de The Shape of Water y, por alguna razón, How to Train Your Dragon.

Doble ojo: Esta es la primera entrega de nuestra nueva sección, Reseñas McDonald's. En ella intentaremos tomar grandes obras del cine y la televisión y equipararlas a su equivalente masivo y básico (pero no por eso, menos bueno).

Tenemos la siguiente trama: un protagonista sensible pero marginado por su comunidad entra en contacto con una criatura fantástica. Este personaje logra entender a la criatura de un modo que nadie más puede hacerlo. El resto de la comunidad ve en la criatura a un monstruo. Sin embargo, el/la protagonista desarrolla un vínculo afectivo muy cercano con la criatura y los dos se vuelven inseparables. En el conflicto de la película, la sociedad, representada por un antagonista (siempre hombre, siempre muy macho), decide que hay que separarlos, lo que pone en peligro a los héroes. Y en la resolución, los dos logran salir con vida y permanecer juntos. En esencia, esta es la trama de The Shape of Water… y… de… How to Train Your Dragon.

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Lo sentí por primera vez con la escena del huevo en la película de Guillermo del Toro. Elisa, una empleada muda, encargada de la limpieza en una instalación del gobierno estadounidense, hace contacto con una criatura anfibia traída desde Suramérica, supuestamente salvaje y peligrosa. Un día, ella decide traerle un huevo cocido. Ella se lo entrega a la criatura y le enseña la palabra en lenguaje de señas. La criatura desconfía pero termina aceptando el regalo, se asoma fuera del agua y hace la seña de vuelta. Se establece un vínculo entre los personajes.

Cuando la criatura asomó la cabeza, de inmediato vino a mi mente la escena de Hiccup y Toothless de How to Train Your Dragon. Había suscitado la misma sensación en mí. En la película animada, Hiccup —el hijo langaruto y débil del líder de una comunidad vikinga— se encuentra con un dragón que, se supone, debe matar porque es peligroso y salvaje y porque, además, eso es lo que se supone que los vikingos hagan. Sin embargo, el chico no se atreve a hacerlo y en vez de eso le lleva un pescado. El dragón, como la criatura de The Shape of Water, es aprensivo pero come lo que le han traído. La señal de confianza ahora la da Toothless al ofrecerle a Hiccup la mitad del pescado, ya masticado. Hiccup accede y nuevamente se establece el vínculo.

Sin embargo, la relación entre Hiccup y Toothless parece mejor escrita y realizada que la de Elisa y la criatura. Y sí, a estas alturas valdría la pena la aclaración: ¿Quién soy yo para juzgar esta película? Defiendo a Batman V Superman y a Mother! —ambas nominadas en los premios Razzies de peores películas de la industria— y creo fervientemente en la narrativa de las películas o series infantiles para hablar de temas adultos. Si esto resulta ridículo para algunos, pueden parar de leer aquí. Pero si piensan igual que yo en algún grado (o si, por alguna razón, les gusta Transformers, que tiene once nominaciones a los razzies y decidieron que prefieren las películas “malas”) permítanme continuar.

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Mientras que la relación de Elisa y la criatura básicamente se solidifica a lo largo de un montage en el que, después del mencionado huevo, hay discos de vinilo, baile y más huevos, en How to Train Your Dragon hay aún asomos de desconfianza y, como es de esperarse, de instinto animal por parte de Toothless. Justo después de que Hiccup accede a comer el pescado masticado por el dragón, este intenta tocarlo, pues cree que ha ganado su confianza. La bestia, que ha sido herida antes por los humanos —y por él específicamente— muestra sus dientes y huye de inmediato. Mientras que el montage de The Shape of Water muestra el idilio del vínculo ya formado, el de How to Train Your Dragon se esfuerza en mostrar la construcción del afecto, el respeto por el otro y sus barreras personales.

Y podría seguir con los paralelos: Hiccup escondiendo a Toothless de su padre y del resto del pueblo, y Elisa escondiendo a la criatura de Strickland y la instalación del gobierno gringo; Hiccup encontrando su lugar en el mundo gracias a Toothless y Elisa encontrando su voz gracias a la criatura; y, en ambas películas, los protagonistas enfrentándose ante un antagonista que no cree en la benevolencia de la criatura.

Pero mi punto no es decir que las dos películas son iguales. Sin duda no lo son. Las decisiones estéticas de Guillermo del Toro no tienen nada que ver con las de Chris Sanders y Dean DeBlois, pero narrativamente llegan a puntos similares.

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Sin embargo, uno de los puntos cruciales en los que difieren es en el tipo de amor que sienten los personajes. Mientras que en How To Train Your Dragon hay amistad, en The Shape of Water hay un amor de pareja, un amor que se consuma sexualmente. La pregunta entonces radica en cuestionarse si hay uno más importante que el otro. Sí, en The Shape of Water está el tema del sexo inter-especie, y el amor que, literalmente, revive. Pero en How to Train Your Dragon también hay actos de amor incondicional: estar dispuesto a morir por el otro y… ¿¡comer medio pescado crudo que estuvo en la boca de un dragón!? A su modo, ambas son historias de amor.


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Pero tal vez el detalle más importante es el final, que en las dos películas tiene que ver con el comienzo. Al inicio de The Shape of Water, el espectador ve unas cicatrices en el cuello de Elisa, que más adelante se explican como la causa de su silencio. Al final, después de que Strickland le dispara a Elisa, haciéndole creer al espectador que ella muere —después de todo es una película con clasificación R, puede pasar— la criatura acaba con el coronel y se lleva a Elisa al agua. Dentro del agua, él besa a su cadáver, y con el beso la revive, convirtiendo sus cicatrices perfectamente ubicadas en branquias.

Al comienzo de How to Train Your Dragon, Hiccup, que siempre ha sido una decepción para su padre, atrapa a la especie de dragón más letal por medio de una red, pero su padre no le cree. Cuando Hiccup va a comprobarlo, el dragón en efecto está atrapado, y no solo lo hizo eso sino que en el proceso averió su aleta caudal. Sin esto, el dragón queda discapacitado y no puede volar. Al final, al mejor estilo de una película de aventuras animada, Hiccup y Toothless se enfrentan contra un dragón gigante. Los héroes logran derribar al dragón pero con su caída hay una gran explosión. Por ser una película animada, uno sabe que ninguno de los dos va a morir. Pero cuando Hiccup despierta al otro día, después de la batalla, se da cuenta de que ha perdido una pierna. Al igual que Toothless, y a pesar de los esfuerzos del dragón por rescatarlo, Hiccup queda lisiado.

Así, mientras que en The Shape of Water la forma circular —en la que el inicio tiene que ver con el final— es, más bien, aleatoria y conveniente, en How to Train Your Dragon esto es casi una ironía trágica. Las cicatrices y el regreso a la vida son embrionarios fáciles y convenientes, mientras que el tema de la mutilación de Hiccup y Toothless son muestras fuertes de una escritura de guion realmente circular.

Pero qué se yo, después de todo debí haber hecho la analogía con La Bella y la Bestia.


Esta es una columna de opinión y, por tanto, no coincide con la línea editorial de VICE Media Inc.