La guía THUMP para cagar en el club
Ilustraciones: Joshua Hanton.

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La guía THUMP para cagar en el club

Imprime esta listica, que si no te sirve para leer en el baño, te va a servir por si el sitio se queda sin papel.

Este artículo se publicó originalmente en THUMP UK.

Hay millones de personas en este mundo que aman cagar como a nada en esta vida. Para ellos, tener que cagar es el mayor placer imaginable, una experiencia de éxtasis que los acerca a Dios de una manera jamás pensada. Esta es la gente que puede embutirse desde las hamburguesas más grasosas hasta el caviar más fino con una sonrisa en la cara, contentándose solamente con el hecho de pensar que horas más tarde van a postrarse en un trono de porcelana pujando y sudando de placer y alegría, alargando cada segundo de la sesión. El sonido que se produce al soltar el agua se convierte en el sonido más triste del mundo.

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Sin embargo, me gusta pensar que incluso éstas personas, aquellos hombres y mujeres que contemplan con orgullo al inodoro para admirar su propia obra de arte, tienen sus límites. Hasta ellos sienten cómo la pena los invade cuando les toca entrar de urgencia a un baño en el hipermercado más cercano, y quieren que se los trague la tierra cuando están en la situación de tener que hacerlo en un Pub top antes de la hora del cierre; y peor aún, le tienen pánico a la idea de tener que ir a cagar en una noche de loquera en un rumbeadero.

Puedo pensar en pocas cosas más miedosas que estar este fin de semana que viene parado en una fila eterna, absolutamente desesperado por cagar, y que cuando llegue mi turno me toque limpiar el meo de un extraño del asiento del inodoro y sentarme con los pantalones en los tobillos tratando de cagar lo más rápido posible mientras me las arreglo para tener la puerta cerrada, todo esto mientras me aguanto las quejas de las personas por la demora.

Desafortunadamente la combinación de alcohol, emoción, y cualquier "dulcecito" que te hayas comido un par de horas antes, resulte en la altísima probabilidad de que tengas que evacuar sus entrañas en algún punto de la noche. Y lo malo es que la urgencia de cagar no es algo que uno pueda negociar con su cuerpo. Aguantártelo no va a hacerte ningún bien a largo plazo, seguro te pasa que a eso del amanecer te encuentran doblado sobre la barra disimulando las punzaditas dolorosas en el estómago producto de una cagada no expulsada. Por ahí dicen que es mejor perder un amigo que una tripa, así que asume la situación y sácalo cuanto antes.

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Para que puedas cagar con más tranquilidad la próxima vez que estés temblando en la fila de algún club, hemos creado una lista útil de lo que debes hacer y lo que no. Imprímela y guárdala en el bolsillo, te puede servir para tener algo para leer cuando estés en la tarea, y también para usarlo en caso de escasez de papel, uno nunca sabe.

Apúrate

Son las dos de la mañana y el DJ tiene frenético al publico. Los ojos se blanquean, las mandíbulas cajean y todos están teniendo la mejor noche de su vida. Pero tu estás jodido porque tienes que cagar como nunca. Llegas al baño como puedes, tratando de ignorar el fuerte olor a meos viejos y cocaína recién cortada y evitando los charquitos de agua negra en el piso. Le toca el turno al lado de un man que está hablando sólo y que suda alarmantemente mientras que tú te retuerces y te muerdes los labios.

Finalmente llega tu turno y entras al cubículo. El seguro está jodido, obvio, entonces acudes a piruetas gimnásticas para tener la puerta con un pie, mientras te las arreglas para sentarte completamente en la taza. Una vez dominada la posición, EVACÚA RÁPIDO. Tienes un minuto, máximo dos, para evitar que empiecen las quejas de los que esperan su turno, así que empuja con toda la fuerza y sal rápido de la situación.

Acepta tu naturaleza

Hace poco estaba hablando con un parcero acerca de cagar en discotecas —y sólo por curarme en salud en caso de que mi mamá esté leyendo esto, es un tema perfectamente normal de conversación cuando uno se gana la vida con la etiqueta intrínseca de la fiesta— y él me confesó que usa cada baño de cada lugar al que ha ido, lo cual debo admitir es bastante impresionante de una u otra forma.

Para él no existe ese nerviosismo, esos retorcijones, ni esa sensación de "jueputa, tengo que cagar", que nos da a la mayoría. Él entra a todos lados sintiéndose el dueño del lugar y que nada, absolutamente nada, va a detenerlo de irrumpir el paso de la naturaleza. Él es una inspiración para todos nosotros, así que procuremos aprender algo del coraje de esta alma valiente, y volvamos con la cabeza en alto a la pista de baile con par kilos de menos.

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Ni se te ocurra cagar en el piso

Simplemente no lo hagas, porfa. El año pasado rondaba un video de un ser que decidió cometer semejante crimen en un Pub londinense, pero la evidencia del hecho siniestro ya no existe (afortunada y desafortunadamente). No queremos que un día de estos te despiertes siendo una estrella de internet por las atrocidades que pintaste en el piso de un Club la noche anterior.

Piensa a futuro

Si no me equivoco, fue John Fashanu el que dijo alguna vez que "la preparación previa previene el mal desempeño", y en un sentido amplio tiene toda la razón. En especial en este contexto. Si vas a clubs frecuentemente, probablemente estás en una edad en que ya tienes una idea formada acerca de lo que puedes meterle a su cuerpo sin generarle condiciones adversas. Por ejemplo, si ya sabes que bajarse seis latas de cerveza negra seguidas de mini-pizzas instantáneas te mandan el estómago a la mierda, trata de no consumir esta mezcla explosiva antes de salir. Mejor intenta tomarte un vasito con agua y acompáñalo de lechuga. En paralelo, si ya has pillado que varias sustancias tienen un efecto notorio en tu sistema digestivo, pues tienes dos opciones: la primera es evitarlas y de paso también evitar la jarta visita al baño, y la segunda es vivir la vida loca pero encarar las incómodas consecuencias que te traiga ese río.

Revisa que haya papel

Esta precaución aplica para todo en la vida. Pocas cosas causan más mini-infartos que el darse cuenta que no hicimos las revisiones previas antes de sentarse en la taza. Estirar la mano para toparse con un vacío nos pone los nervios de punta. Hace un par de años estarías gritando "MAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ, MAMIIIIIIIIIIIII, MAAAAAAAAAA", una y otra vez hasta que tu querida madre, en un acto de salvación, aparezca en la puerta con un rollo de papel. Pero en ese momento en el que llevas sentado 20 minutos en el cubículo rogando para que se desocupe el baño y puedas salir corriendo como puedas, ya no hay mami que venga a rescatarte.

Pero ¿qué hacer cuando esto pase en un club? Francamente, el simple hecho de pensarlo es aterrador. Lo sentimos chino, estás sólo en esta.

Lávate las manos

Puede que estés cagando en un moridero lleno de pestilencias y fluidos ajenos, ¡pero no eres ningún animal!