Arges Artiaga [nombre de guerra] regresó a España en marzo de 2016 tras su segunda experiencia en Siria luchando contra Estado Islámico. Fueron cinco meses en los que este gallego estuvo integrado en las filas de la Unidades de Protección Popular kurdas (YPG) y participó en batallas claves en las provincias sirias de Al-Hasakah y Raqqa.El regreso no fue sencillo. La Audiencia Nacional abrió una causa en su contra en la que le acusaban del asesinato de 28 yihadistas, aunque finalmente la archivó.
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En su petate trae muchas experiencias, momentos de tensión y gran cantidad de documentación incautada a los yihadistas que decide compartir con VICE News. También quiere discutir la intromisión de Turquía en la guerra civil siria con el propósito de expulsar a Estado Islámico de sus fronteras pero "con el objetivo real de impedir que los kurdos lleven a cabo su proyecto político".
"Encontré toda esta documentación en Al-Shaddadi —en la provincia de Al-Hasakah— donde quedaba una bolsa de unos 1.000 combatientes de Daesh atrapados porque no consiguieron escapar. A los que escaparon solo les dio tiempo de afeitarse las barbas y salir corriendo", comenta el combatiente gallego."Por eso dejaron los pasaportes y muchas de sus pertenencias", remarca mientras muestra una gran cantidad de fotografías con documentos pertenecientes a militantes yihadistas y familiares de éstos.Al-Shaddadi es una población al sur de la provincia de Al-Hasakah que contaba con una población de alrededor de 15.000 personas. En el transcurso de la guerra civil siria, la ciudad fue atacada por el Frente al-Nusra en febrero de 2013 y fue capturada por los yihadistas tras tres días de combates.Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, en los combates fallecieron más de 100 soldados sirios y 40 combatientes de Al-Nusra murieron, así como decenas de trabajadores de los pozos de petróleo cercanos.Más tarde cayó en manos de Estado Islámico y fue un importante nexo de conexión entre el norte de Siria y la ciudad iraquí de Mosul.
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Pasaportes de yihadistas extranjeros
"Además también encontramos armas, minas, equipamiento mucho mejor que el nuestro, y también fueron apareciendo documentos, tarjetas de memoria, tarjetas de teléfono, todo perteneciente a miembros de Daesh", cuenta Arteaga.
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"También encontramos banderas de Al-Nusra y de ISIS colgadas en la pared, grupos que en teoría están enfrentados pero parece que no es así", agrega."Había unos 100 pasaportes pertenecientes a miembros e Daesh, la mayoría pertenecientes a yihadistas asiáticos y de repúblicas exsoviéticas como Kazajistán".El combatiente gallego relata que se arriesgaron mucho registrando las casas porque Estado Islámico había dispuesto minas y explosivos trampa.
Rusia y sus exrepúblicas, cuna de yihadistas
La analista destaca que "la existencia de propaganda de Estado Islámico específica para este perfil: migrantes centroasiáticos que viven en las grandes ciudades rusas".
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Para su captación, Estado Islámico transmitía el siguiente mensaje:"Venid al Estado Islámico, porque aquí no solo tenéis que venir a luchar. También podéis venir a trabajar. Aquí os vamos a tratar con dignidad"."Mucha propaganda en que se hacía hincapié en que se estaban construyendo carreteras e infraestructuras dando a entender que se estaba iniciando un nuevo proyecto ilusionante donde estos ciudadanos marginados en Rusia allí tendrían un sueldo digno y estarían bien considerados y no estaría discriminados", detalla Marta Ter.Según Ilya Rogachev, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, "más de 3.200 rusos se habrían unido a Estado Islámico y habrían sido entrenados en Siria e Irak".El fenómeno de combatientes extranjeros hacia Siria e Irak tuvo su boom en 2013 y 2014 y con los combatientes de las repúblicas exsoviéticas sucede los mismo: el incremento de los controles de seguridad en las fronteras y la pérdida de atractivo de Estado Islámico como consecuencia de sus derrotas.Pero una cosa son las cifras oficiales y otra las oficiosas: "hablando con investigadores locales, las cifras pueden ser el doble. Solo de Daguestán se estima que hay 4.000 combatientes yihadistas", apunta Ter.
Algunos analistas como Marta Ter, explican que en 2012, justo dos años de los Jeugos Olímpicos de Sochi, "Rusia tuvo la política de puertas abiertas para los yihadistas"."¿Queréis hacer la yihad? De acuerdo, pero a miles de kilómetros de Rusia. Después Rusia ya se encargará de ir a bombardear y de cerrar fronteras", destaca la investigadora del Observatorio Eurasia.
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"A corto plazo ha funcionado porque ahora mismo el Cáucaso se ha vaciado de islamistas radicales. Además, la irrupción de Estado Islámico ha acabado con otros grupos de carácter local, consecuencia de las luchas por la supremacía en la región", concluye Ter.Retomando la cuestión de los pasaportes encontrados por Arges Artiaga en Al-Shaddadi, el combatiente gallego de las YPG destaca que "todos tenían en común el sello de entrada y de salida de Turquía y muchos varias veces"."Toda esa gente ha entrado por Turquía. Ese problema afecta a Oriente Medio y nos afecta aquí en Europa porque igual que entran salen", remarca Artiaga.En relación al "Escudo del Éufrates", la intervención militar turca en Siria contra kurdos y Estado Islámico, Artiaga considera que "la puerta que se intentaba cerrar para evitar que combatientes de Daesh viajasen a Europa seguirá abierta mientras Turquía este ahí".Y añade: "muchos combatientes simplemente se han cambiado de uniforme y están combatiendo con otro nombre [en referencia a los rebeldes sirios a los que apoya Turquía".Mira el documental de VICE News Arges Artiaga: un español contra Estado IslámicoSigue a David Meseguer en Twitter:_ _@davidmeseguerSigue a VICE News en español en Twitter: @VICENewsEs