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Guerras de 'primera' y de 'segunda': qué sucede cuando los refugiados no son sirios

¿Hay una guerra peor que otra? Parece que sí teniendo en cuenta los nuevos criterios de la Unión Europea para conceder el estatuto de refugiado. Hablamos con algunos afganos que huyen de la violencia que castiga su país y ahora están atrapados en...
Mariam y otras refugiadas afganas en la plaza Victoria de Atenas. (Imagen por Ángel Ballesteros)
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"¿Cuál es la diferencia entre una persona que viene de Afganistán y una persona que viene de Siria? No lo sé. ¿Cuál es la diferencia entre nosotros? Ellos pueden ir a Alemania ¿por qué nosotros no? No entiendo esto". Quien habla es Nasir. Tiene doce años.

Nasir duerme en la calle junto a su madre y su padre porque los campos de refugiados de Atenas y periferia están llenos. Habla muy bien en inglés y está muy enfadado. La mayoría de los presentes no entienden, por lo que Nasir y Asif, también afgano, veinte años, traducen. Los entrevistados hacen más preguntas al periodista que éste a ellos. Quieren saber los detalles de la cumbre de la Unión Europea y Turquía sobre los refugiados. Preguntan si la frontera de Macedonia va a volver a abrir, si hay riesgo de ser deportados, si hay otras rutas, por qué Europa les niega el asilo, qué más tiene que pasar en su país para que Europa entienda que está en guerra.

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En el campo de refugiados de Idomeni, en la frontera de Grecia con la Antigua República Yugoslava de Macedonia, hay una pintada escrita con spray rojo en la lona de una de las carpas instaladas por ACNUR que dice: "Maroc, Iran, Pakistan, Somalia, Lobnane, Ghana, Bangladesh united. They are starving. Let them cross the border". Cuando se hizo la pintada los afganos todavía podían continuar el viaje, igual que los sirios y los iraquíes.

La primera restricción a los afganos la estableció el plan de reubicación elaborado por la Comisión Europea en otoño de 2015. En el mismo se especificó que sólo los provenientes de determinadas regiones de Afganistán tendrían la consideración de refugiado. El plan reconoce el derecho a la reubicación en Europa a los exiliados de Siria, Irak, Eritrea, República Democrática del Congo y algunas regiones de Afganistán. El 22 de febrero, sin aviso previo, Macedonia cerró la frontera para todos menos para sirios e iraquíes, a quienes permite el paso a razón de 100 personas al día. En Idomeni esperan 14.000.

Niño refugiado sostiene un cartel pidiendo la apertura de fronteras en el puerto de El Pireo, Grecia. (Imagen por Ángel Ballesteros) 

El 23 de febrero, Monira estaba acampada en la plaza Victoria de Atenas. Igual que ella, centenares de refugiados durmiendo sobre cartones y mantas. Muchos niños, algunos bebés. Bloqueados tras el cierre de la frontera. Monira tiene 15 años pero demuestra tal madurez que aparenta ser mayor de edad. Viaja junto a su hermana, su madre y su padre. Es la única que habla inglés. Su madre es reticente a hablar con VICE News, su hermana no quiere fotos y su padre dice que lo que ellas quieran. A Monira sí le apetece hablar y no tiene inconveniente en mostrar su rostro ante las cámaras.

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"El viaje fue durísimo" dice con un tono de absoluta calma "tardamos un mes en llegar hasta Turquía. Pasé mucho miedo en la zódiac, nunca había visto el mar. Llegamos a la isla de Samos. Anduvimos muchas horas y cuando, por fin, llegamos al campo de refugiados, nos dijeron que los sirios son más importantes que nosotros y, por eso, teníamos que esperar. Los sirios llegaban al campo, se registraban y se iban en un día. Nosotros estuvimos esperando una semana hasta que nos dejaron subir al barco. Ya estamos aquí pero ahora la frontera está cerrada".

Varios organismos cuestionan la vinculación entre inmigración y terrorismo yihadista. Leer más aquí. 

La sensación de agravio respecto a los sirios es cada vez más habitual entre los refugiados afganos. A finales de junio de 2015, cuando centenares de afganos acamparon por primera vez en un parque de Atenas  — entonces fue en Pedio To Areos — ninguno de los entrevistados se quejó de ningún trato de favor a los sirios. Ahora es difícil tener una conversación sin que salga a relucir. Ninguna de las personas entrevistadas para este reportaje ha negado que los sirios o iraquíes deban obtener asilo; de lo que se quejan es de que a ellos se lo nieguen.

"En Afganistán no se puede vivir. En Kabul no pasa un día sin que haya un atentado suicida" denuncia Asif "En todas las regiones hay ataques continuos de los Talibán, ¿cómo quieren que nos quedemos allí?". Asif viaja junto a su mujer, que está embarazada, y a la madre de ésta. No saben dónde va a nacer su hija porque ellos viven en la calle. Que nazca aquí va a ser un problema. Aunque les abrieran la frontera, al no tener papeles les costaría cruzarla con el bebé.

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Junto a ellos viajan Mariam, su marido y sus hijos. "Necesito ayuda. Mis hijos tienen hambre, están llorando y no sé qué puedo hacer. ¿Dónde están los derechos humanos en Europa?" lamenta Mariam.

Reshad y Gulab también tienen quince años. Viajan solos. Es decir, viajan juntos pero sin la compañía de ningún adulto. El hermano de Reshad les espera en Alemania. Pero no pueden llegar hasta allí porque la ruta de los Balcanes ha sido clausurada. Reshad tiene una plaza en el campo de Ellinikó -a 20 kilómetros de Atenas- pero ha ido a la plaza Victoria a buscar a su amigo.

Eqbal, Hamidollah, Reza y Alí Reza dudan antes de dar sus nombres. Aceptan darlos porque el reportaje no se publicará en Grecia. Llevan tres días en una tienda de campaña en el puerto de El Pireo. Hay mil ochocientos refugiados como ellos en el puerto. Esperando a que abran la frontera. Los que llegaron antes duermen en el suelo de una terminal de pasajeros. Los más tardíos en tiendas de campaña de mala calidad sobre el cemento de una dársena en la que hay atracados dos enormes ferrys.

En la tienda de campaña de al lado vive Hasar. Es iraní. Escapó tras su conversión al cristianismo. "No tengo alternativa, tengo que pasar como sea la frontera de Macedonia. No puedo volver a mi país. Si me deportan a Irán, iré directo a la cárcel. Irte sin permiso está castigado con seis meses de prisión y un multa."

Macedonia solo acogerá a refugiados sirios de destinos lo 'suficientemente devastados'. Leer más aquí. 

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Monira, refugiada afgana de 15 años en la plaza Victoria de Atenas. (Imagen por Ángel Ballesteros)

Según la Organización Mundial de la Migraciones, actualmente sólo el 51 por ciento de los refugiados que llegan a las islas griegas son sirios. Los afganos son el 40 por ciento. Los iraquíes el 8 por ciento.

El artículo 3 del protocolo sobre refugiados de Nueva York de 1967 que desarrolla el la Convención de Ginebra establece explícitamente que los solicitantes de asilo no podrán ser discriminados por su país de origen. También establece que el asilo es un derecho individual de cada solicitante por lo que no se pueden resolver los casos colectivamente sino que se debe estudiar las circunstancias personales de cada solicitante.

Muhhammawaid utiliza la expresión "passengers" (viajeros) en vez de "refugees" (refugiados) para referirse a él y a sus amigos. Muhhammawaid, Reshad, Gulab y Haroon tienen entre veinte y veintidós años. Son amigos desde la infancia. La pasaron en una región montañosa de Afganistán junto a la frontera con Pakistán, uno de los bastiones de los Talibán. Para llegar hasta Grecia han atravesado las fronteras de Pakistán, Afganistán, Irán y Turquía. Han gastado más de siete mil dólares cada uno.

Muhhammawaid cuenta que la travesía del mar Egeo hasta la isla de Chios fue terrorífica. Reshad, sin embargo, pasó más miedo atravesando las montañas de Irán a pie. Gulab sostiene que el peor momento fue en la frontera de Irán con Turquía, cuando los smuglers [traficantes de personas] a los que habían pagado para atravesarla les desvalijaron a punta de pistola. Haroon escucha en silencio a sus amigos y cuando acaban, sentencia: "Yo nunca imaginé que la parte más difícil fuera la frontera de Macedonia. Nunca pensé que lo peor estuviera en Europa".

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