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Cultură

“Ese ácido me jodió la cabeza”: Testimonios sobre arrepentimiento

Uno de los dolores más profundos se da cuando uno se falla a uno mismo.
Ilustración por @sinmuchasfotos.

Artículo publicado por VICE México.

El arrepentimiento es uno de los sentimientos más profundos que uno puede sentir. Si bien puede venir de mil maneras, desde una mala broma hecha en la escuela, hasta una traición a un ser querido, pareciera que no distingue tiempo ni zona: siempre se siente igual y es horrible. Siempre habrá quien diga “yo no tengo arrepentimientos, todo lo que he hecho me ha llevado aquí”, pero al mismo tiempo se siente como un aforismo falso y vacío, sin aprendizaje ni reconocimiento de que alguna vez te hayas equivocado. Si existe una función detrás del sentimiento legítimo de arrepentimiento, tiene que ver con sanarse a uno mismo, porque a finde cuentas, se traicionó a las creencias ideales, morales o sociales de uno, sin reservar las consecuencias que los actos tienen sobre los demás. Y de ahí, usualmente, nace el arrepentimiento.

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Imagen vía Wikimedia Commons, Jean-Antoine-Théodore Giroust (1788).

El arrepentimiento, yo pienso, no debe de ser abordado como una carga que se debe tirar, sino una piedra que se debe de cargar, analizar y esquematizar en orden de poder seguir avanzando. Si uno nada más se enfoca en tirarla, tarde que temprano, ésta te arrastrará consigo. Todos estamos compuestos de errores y aciertos que definen nuestro camino, pero siempre se aprende más metiendo la mano al fuego que escuchando como quema.

En la Crítica a la Razón Pura Kant escribe que “el arrepentimiento es completamente legítimo, porque cuando se trata de la ley moral de nuestra existencia intangible, la razón no hace distinciones de tiempo, preguntándose únicamente si el acontecimiento pertenece como acto”. Dilucidando de una manera particular que, está bien tener arrepentimiento pues es el reconocimiento consciente de la falla y, por lo tanto, sólo así podría ser posible sanarla.

Teniendo en mente que todos lo sentimos, aún así, siempre se experimenta de manera diferente, así que le pregunté a personas sobre su peor arrepentimiento.


Pablo, mercadólogo, 24

Me arrepiento de haberme comido ese ácido que me jodió la cabeza. Dicen que lo mejor al hacer alucinógenos es tener un buen "set and setting" pues yo hice todo lo contrario. Me comí un ácido en un ambiente de paranoia y depresión, y eso se desencadenó un brote psicótico… Duré 3 semanas en el avión, ese ácido me hizo vivir una ruptura con mi ser debido a la cual, hasta hoy en día, experimento dualismos buenos y malos, izquierdos y derechos etc… Ese maldito malviaje hizo que me sintiera fragmentado… mi lado izquierdo era el bueno, mi derecho el malo: si veía con el ojo izquierdo hacia cosas buenas, si veía con el derecho hacia cosas malas. Esa alteración de la realidad hizo que me sintiera así por semanas y en un punto escuchaba a mi lado derecho peleando con el izquierdo.

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Al final, los doctores dijeron que ese ácido me generó una tendencia psicótica en el cerebro. Ya pasó un año de ese incidente pero sigo batallando con esos pensamientos hasta el día de hoy.


Regina, filósofa, 25

Mi mayor arrepentimiento es haber guiado mi vida por compromisos no escritos con seres queridos. Haber asumido como responsabilidad las expectativas que yo creía que familiares y amigos tenían de mí. El querer complacer a gente, el creer que les debes algo por que ellos creen en ti te da un propósito falso. Vivir con propósitos ajenos te deja sin sentido cuando te das cuenta que no le debes nada a nadie y que cada persona está buscando su propio sentido. Yo viví tratando de complacer a mi abuelo pensando que él esperaba grandes cosas de mí, cuando él, lo único que quería, era que fuera feliz.

Cuando mi abuelo faltó me di cuenta del compromiso que yo sola me impuse, lo que provocó mucho vacío, y el inicio de la ardua tarea de replantear mis propósitos desde un compromiso conmigo y con mi felicidad.


Paulina, Content Creator, 23

Tuve una relación de dos años y medio, todo parecía ir medianamente bien, su mamá me odiaba pero nunca fue algo que nos desgastara. Un fin de semana fuimos a San Luis a la boda de su prima y de regreso tuvimos un accidente muy fuerte. En el auto veníamos mi novia, su mamá, su hermana, el novio de su hermana y yo; a mí no me pasó absolutamente nada, pero mi novia estuvo muy grave en el hospital y el resto también. Nos quedamos varadas en Querétaro sin que la pudiéramos trasladar, en aquél entonces yo estudiaba actuación. Después de unas semanas ella mejoró y salió de peligro, pero me pidió que me quedara con ella, se sentía sola y vulnerable, yo estaba consciente de que iba a perder el semestre en la escuela, pero aun así decidí quedarme.

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Al volver, mi proyecto de vida se había ido al caño. No me importó porque su corazón latía y nos amábamos. Su mamá comenzó a tenerme mucho rencor porque yo había salido ilesa, me arrepiento de decidir perder mi proyecto de vida por una mujer que fue incapaz de luchar por una relación que se supone iba en serio, me arrepiento de haberle dado más de lo que podía darle, me desgasté muy rápido y todo cambió, dejé de amarla. Un año después sigo perdida y con un proyecto de vida cada vez más lejano.


Juan Pablo, editor de un portal de noticias, 24

A un mes de mi ruptura, de la que finalmente terminé completamente roto, lo que más se piensa es en el "hubiera". Hoy, sinceramente, me arrepiento de haberla dejado ir, pienso frecuentemente en lo que hubiera pasado si la hubiese detenido. Sin embargo, sé que después me arrepentiré de haberla amado tanto; después me importará un carajo todo.

No obstante, y si todo va bien, optaré por quedarme con los buenos momentos. También me arrepiento a veces de irle al Cruz Azul.


José Ángel, Ingeniero, 24

Me arrepiento de haber escrito una carta para terminar bien a una persona que resultó serme infiel. Lejos de ahondar en su traición, creo que lo que más me duele es que escribí algo que reflejaba cómo yo había sido en la relación, como la había visto a ella con todas sus facetas positivas y cómo aceptaba que lo nuestro no debía ser.

Pocos días después de escribir la carta y mandarla, la persona con la que me fue infiel me dijo que habían cogido cuando estábamos juntos. Siento una profunda humillación que, por ahora, no comprendo cómo sanar ni superar. No me arrepiento de haber amado, pero sí de haberle dado la oportunidad —después de romper— de aún poder mantener una relación lejana entre dos personas que se respetaron. Quisiera quitarle todo lo que le di y no puedo.