Una mirada majestuosa a la gloria: el previo a la final de la Euro 2016

Pase lo que pase ahora, Francia siempre tendrá Marsella. Su triunfo en la semifinal sobre Alemania, una épica menor de ahínco defensivo en medio de una atmósfera ferviente en el estadio más dramático visualmente de todo el país, y una suerte de recompensa por sus derrotas en los Mundiales de 82 y 86, vivirá para siempre en la memoria colectiva del futbol francés. La pregunta ahora es si puede entenderse como el fundamento principal en el camino a la victoria o si simplemente será una mirada majestuosa a la gloria que nunca llega. Sin duda Portugal será un rival muy distinto en la final del hoy.

El patrón que ha seguido la mitad más difícil de las llaves no es desconocido: una nación importante apabullando a otra nación importante y luego cayendo ante otra nación importante que no está tan desgastada, ni física ni emocionalmente. Así, por ejemplo, Italia derrotó a España pero luego perdió con Alemania que luego perdió con Francia. "Es un resultado excelente y hace mucho tiempo que no derrotábamos a Alemania, pero eso no nos da nada hoy", dijo el entrenador francés Didier Deschamps. "Ahora tenemos que pelear por un título en contra de Portugal. El que estamos en casa y hayamos derrotado a Alemania no nos otorga poderes extra. Ellos creen en sí mismos y nosotros creemos en nosotros mismos también."

La final será un juego muy distinto para Francia. Contra Alemania, menos por diseño que por la fuerza bruta del ataque alemán, en especial en la primera parte, Francia se vio obligada a estar contra la pared. Les vino bien, les permitió a Griezmann y a Moussa Sissoko hallar espacio para el pillaje en el contrataque. Portugal, sin embargo, no atacará a Francia de la misma manera. Este será un juego más parecido a los primeros cuatro del campeonato de Les Bleus, en los que tuvieron que hallar el modo de romper una retaguardia retacada.

La pregunta para Deschamps es si continúa con el 4-2-3-1 más ofensivo que quizá amenace a los defensas y le de a William Carvalho (suponiendo que regresa al campo después de estar suspendido) un rival directo de quien preocuparse, o si regresa a N'Golo Kante a la formación con un 4-3-3 que garantice que Francia no se vea superada en el centro del campo. Portugal por su parte puede jugar tan poco comprometido como siempre.

"En una final", dijo el entrenador portugués Fernando Santos, "el desempeño no es tan importante. Ganar es lo único que importa." Eso va en contra de lo que pasó en la etapa de grupos, cuando para Portugal el desempeño no parecía lo importante y empatar era lo único que importaba. Italia ganó la primera Copa del Mundo de 24 equipos empatando los tres juegos de la etapa de grupos, y Portugal podría hacer lo mismo en la primera Eurocopa de 24 equipos. Pero mientras que Italia derrotó a Argentina y a Brasil en dos juegos clásicos de la segunda fase, después de despachar a una muy buena Polonia en la semifinal, Portugal avanzó machacón contra Croacia, Polonia y Gales. La verdad es que Portugal ha priorizado ganar por encima del desempeño en la cancha en todo el torneo.

Sus jugadores han pasado los últimos días rechazando de mala gana las comparaciones con Grecia en 2004, pero —descontando el potencial de Ronaldo— es exactamente lo que son: un equipo bien organizado y trabajador que busca hacerle la mala obra a los anfitriones en la final. Al elegir a Santos, escogieron a un entrenador que fue sucesor de Otto Rehhagel, el entrenador ganador con Grecia, y un seguidor de su filosofía.

El triunfo de Santos ha sido que Portugal avance. Se vieron carentes defensivamente en la etapa de grupos, incluso permitieron que Hungría les clavara tres goles. Pero tomó la decisión de dejar fuera a Ricardo Carvalho y meter en su lugar a Jose Fonte, y ha reorganizado el medio campo con tanta efectividad que Portugal solo ha concedido un gol en los últimos 300 minutos. William Carvalho probablemente vuelva al fondo del mediocampo para reemplazar a Danilo Pereira, pero es el desempeño de la unidad compuesta por Adrien Silva, Joao Mario y Renato Sanchez lo que los hace tan efectivos. Los cuatro tienen menos de 24 años, son veloces e industriosos y están dispuestos a barrérese y dar pelea. Cristiano Ronaldo puede haberse llevado todos los titulares después de la semifinal, pero ha sido el medio campo el que ha llevado a Portugal a la gran final.

Ronaldo, que busca una redención personal prometida a sí mismo mientras lloraba en el campo al concluir la final del 2044, ocupa esa posición extraña en el equipo portugués, al bajo el reflector y al mismo tiempo al margen. Ha anotado tres goles con gran definición —dos de ellos cabezazos impresionantes— y ha asistido sin querer en dos mas —un rebote que anotó Ricardo Quaresma contra Croacia y un tiro desviado que Nani encaminó al fondo contra Gales. En ese sentido, ha cumplido con su mandato: los ocho jugadores de campo mantienen el orden y él y Nani intentan anotar. Pero este, no obstante lo que digan los de marketing y relaciones públicas, no ha sido su torneo. O no hasta ahora, por lo menos —un desempeño sobresaliente en la final podría cambiar esa percepción.

Si Ronaldo va a brillar, lo hará gracias a la plataforma en el medio campo que le construyó Santos. Santos ha conseguido un logro impresionante: tomar a un equipo que giraba en torno a un jugador, y volver al equipo la parte más importante. Dado que el reflector seguirá alumbrando a Ronaldo, si Francia quiere ganar, su prioridad deberá ser penetrar la base en el medio campo.

@jonawils