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Voluntad indestuctrible: así es subir al Everest cuando te falta una pierna

La guerra les robó una pierna a cada uno, pero Chad Jukes y Charlie Lanville no piensan dejar que ello les impida cumplir su nueva misión: escalar la montaña más alta del mundo.
Photo courtesy USX

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Charlie Linville era técnico de artillería del ejército de los Estados Unidos: su cometido principal era desactivar explosivos. En 2011 se encontraba destinado en Afganistán cuando un artefacto improvisado estalló y le mandó a casa. Tras un año intentando salvarle la pierna, los doctores finalmente renunciaron: no había más remedio que amputársela.

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El mismo día en que le anunciaron que perdería un miembro, Linville decidió cuál sería su nueva misión: escalar el Everest.

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El plan para escalar la montaña más alta del mundo se fraguó cuando Linville conoció a Tim Medvetz, fundador y presidente de una organización para veteranos del ejército estadounidense llamada The Heroes Project. Dicha institución lleva desde 2009 organizando expediciones con antiguos soldados a las cumbres más altas del mundo. Medvetz le explicó a Linville sus planes para escalar el Everest.

Recién salido de la sala de operaciones, Linville le pidió a su esposa que llamara a Medvetz.

"Mi teléfono sonó y era Charlie, aún drogado por la morfina", explica Medvetz. "Me dijo por teléfono que es el indicado y que puede hacerlo. En ese momento supe que en efecto estaba listo para subir al Everest."

Medvetz y Linville intentaron ascender en 2014 y 2015, pero fracasaron en ambas ocasiones. La semana pasada, el dúo partió hacia Nepal para intentarlo por tercera vez: escalarán la montaña desde el norte, en el Tíbet, a diferencia de la ruta al sur más transitada en Nepal. La expedición espera llegar a su objetivo a finales de mayo.

Linville no será el único veterano de guerra en el Everest durante la primavera. Chad Jukes, técnico de artillería que sobrevivió a un ataque con dispositivos explosivos improvisados sobre una carretera en Iraq, también escalará la cara norte; al igual que Linville, Jukes perdió su pierna.

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Jukes, que fue herido en 2006, escalará con USX, una organización fundada el año pasado. La expedición al Everest es el primer proyecto a gran escala de la organización. Jukes y Linville estarán en la montaña al mismo tiempo; Chad también espera poder llegar a la cima en mayo. Ambos partieron la semana pasada para comenzar su largo viaje hacia la montaña.

Linville, al pie mismo de las montañas más altas del mundo. Imagen vía Facebook de The Heroes Project

"No hay competencia para ver quién llega primero", dijo Matt Hickey, cofundador de USX. "Tanto Chad como Charlie son pruebas viviente de que los veteranos pueden hacer grandes cosas después de su servicio".

De las casi mil personas que intentan escalar el Everest cada año, cerca de 500 llegan a la cima. Apoyarse en una prótesis para escalar el Everest, no obstante, conlleva una serie única de desafíos; si Linville y Jukes logran alcanzar la cumbre, serán los primeros amputados en hacerlo.

"Creo que la mayor preocupación es el congelamiento", dice Hickey. "[Jukes] sabe muy bien que no vale la pena perder lo que queda de su pierna para llegar a la cima de la montaña, y así que ha decidido regresar si encuentra algún riesgo grave".

Para la mayoría de los amputados, las bajas temperaturas pueden causar dolor del miembro fantasma y una sensación de hormigueo. Para preparar su prótesis para las temperaturas bajo cero en el Everest, Linville la envolvió en una capa aislante impermeable.

Chad Jukes en una situación cuando menos curiosa. Imagen vía Facebook USX

Otro desafío importante será encontrar el equilibrio sobre una pierna y compensar la pierna amputada bajo nieve y hielo. Escalar la cara norte de la montaña evita tener que atravesar el Glaciar de Khumbu, un lugar donde abundan avalanchas mortales, pero de todos modos la ruta es complejísima: hay que salvar grietas, cuestas y pendientes resbaladizas… y sin sensibilidad en el pie, no es nada fácil saber dónde se pisa.

Ambas expediciones, eso sí, contarán con un guía privado y un equipo de asistentes sherpas, además de un operador de cámara para documentar las experiencias de los participantes.

"Sé lo que se siente cuando el doctor te dice que nunca podrás hacer algo de nuevo", confesa Medvetz, que sobrevivió a un accidente de moto a 160 km/h que casi lo dejó parapléjico, le causó una profunda depresión y le empujó a la adicción a los analgésicos.

"Mi teoría es que si realmente quieres curar a quienes han tenido problemas, tienes que ponerlos de vuelta en el peligro. Por eso los llevo a las montañas: porque allí se pueden sentir vivos de nuevo".