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un mexicano en nascar

El debut de Daniel Suárez en NASCAR: Un mexicano en las entrañas del sur gringo

Es la serie de carreras más popular de Estados Unidos, y un mexicano busca la gloria

Cuando el mexicano Daniel Suárez se colocó en la posición 19 para partir en la edición 59 de la Daytona 500 de NASCAR, no llegó como un aprendiz, o como un neófito. Cinco años de experiencia en la NASCAR México, más otros tres en categorías inferiores de la National Association for Stock Car Auto Racing, fueron sazonándolo para ese momento anhelado, tan especial.

Incluso tuvo un par de carreras con el auto de la Monster Energy Cup Series, para irse adaptando a la potencia de los motores de este escalafón del serial, de 850 caballos de fuerza, en comparación con los 750 a los que estaba acostumbrado en la Xfinity Series, en la que se abrió paso al ganar el premio de novato del año en 2015, y luego, en 2016, se coló entre la multitud de competidores para erigirse como el nuevo monarca, y el primero no nacido en Estados Unidos que era capaz de acaparar esa hazaña. Todo eso fue abonando para que el piloto nacido en Monterrey llegara listo.

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Para poner en perspectiva la magnitud de este evento, en su momento crucial, la Daytona 500 de 2017 alcanzó una teleaudiencia, en los Estados Unidos, de 14 millones de televidentes, sumados a los más de 100 mil espectadores en las generosas tribunas del Daytona International Speedway, de manera que se conjugan los ingredientes necesarios como para saber que estás hablando de un suceso de enorme relevancia. Es la serie de carreras más popular de Estados Unidos, la que genera una fascinación muy peculiar sobre todo en el sur de la Unión Americana. Esto obedece, quizás, a su origen.

Durante la era de la prohibición del consumo y comercialización de licor en Estados Unidos, de 1919 a 1933, surgió un nuevo modelo de negocio, del cual se beneficiaron personajes como Al Capone. Era el negocio de los bootleggers, o contrabandistas. Estos personajes se encargaban de llevar las barricas o contenedores de whiskey, que habían sido destilados en bodegas caseras y clandestinas. Trasladaban el vital líquido en autos, que a menudo eran alterados para lograr escapar en las persecuciones policiacas. Cuando Ford sacó su modelo V8 inició la locura, y la época dorada de los bootleggers. La denominación V8, ocho cilindros, se quedó como parte del ADN de las series de autos stock, como NASCAR. Fue entonces que los conductores de esos autos alterados cobraron notoriedad como los bandidos más famosos de su época. Había aquellos que eran como fantasmas, que nunca lograban ser atrapadados por los autos policiacos gracias a sus habilidades al volante.

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Los domingos, después de asistir a la iglesia, (la principal razón por la que NASCAR corre ese día la mayoría de las ocasiones) los bootleggers se congregaban donde pudieran poner a prueba sus talentos detrás del volante para, divertirse, pero al mismo tiempo entrenarse para hacer su arriesgada labor y hacer que las patrullas mordieran el polvo.

Para muchos este es un mito que envuelve a la NASCAR, pero prueba de que así sucedió, es que en la primera carrera del serial, el 19 de junio de 1949, Jim Roper se adjudicó el triunfo, aunque llegó segundo, pues Gledd Dunaway había llegado antes, sólo que su bólido tenía modificaciones, propias de los autos de los bootleggers, y fue descalificado.

No fue sino hasta la década de 1960 que la NASCAR endureció sus reglas en materia de seguridad de los vehículos y las modificaciones que debían ser permitidas para buscar una carrera pareja. Junior Johnson, piloto y propietario de equipo, miembro del Salón de la Fama de la categoría, era bien reconocido por haberse desempeñado como bootlegger, inclusive pasó un año en prisión durante su trayectoria como piloto, por seguir poseyendo una destilería ilegal en su propiedad. Johnson, que corría en un Ford Coupé con motor supercargado, fue conocido como "The Last American Hero" (el último héroe estadounidense) y en 1973 se hizo una película sobre su vida, como piloto y contrabandista, que se intituló así, protagonizada por Jeff Bridges y el mismo Johnson, quien incluso fungió como consejero para el filme.

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Lo que no fue como de película, fue el final de carrera para el regiomontano Suárez. Se fue rezagando durante las dos primeras etapas de la carrera, incluso yéndose hasta la cola en un par de ocasiones. Los percances estuvieron a la orden del día, al grado que por un momento, sólo había 5 pilotos de los 40 que partieron, que no se habían visto involucrados en un choque. Así de accidentada estuvo la primera carrera de la Monster Energy Cup Series.

Luego de rodar por varias vueltas en el trióvalo de 4 kilómetros de longitud en la cola de la carrera, los accidentes fueron ayudando al regio a escalar peldaños, incluso hasta llegó a ocupar el noveno puesto, y estaba acariciando un Top 10 en su debut en la categoría grande de la NASCAR, hasta que vino un "Big One" (manera muy peculiar de llamarle a un accidente de grandes dimensiones en este serial) a la altura de la vuelta 127, que dejó fuera de combate a pilotos de gran renombre como Danica Patrick, Clint Bowyer, Kevin Harvick, el mismísimo campeón, Jimmie Johnson, Joey Lgano, Denny Hamlin e inclusive el ganador del evento, Kurt Busch. Esto el fue abriendo camino al regiomontano.

Sin embargo, fue otro Big One el que le quitó la posibilidad de iniciar con un debut de ensueño. En el giro 142, cuando Suárez iba entre los primeros 10, un total de 11 carros se vieron inmiscuidos en un choque, incluyendo el auto 19 de Suárez, dejándolo fuera de combate en una suerte que corrieron 15 de los 40 participantes, más de un tercio.

Quizás para Daniel, ya que se soltó un poco y se 'mojó los pies' en la máxima categoría de la NASCAR, es momento de correr tan rápido como bootlegger el próximo domingo, y buscar mejor suerte, al menos terminar la carrera en la Folds of Honor QuikTrip 500 en el Atlanta Motor Speedway. La temporada es larga, hay que ser pacientes con nuestro compatriota.