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el verano eterno

Conoce al australiano que lleva cinco años huyendo del invierno para practicar surf

Tras pasar diez años en un invierno constante para dedicarse al snowboard, Rick Baker ha decidido huir del invierno para practicar surf. Y lleva así cinco años.
Todas las fotos son cortesía de Rick Baker

Estas semanas, el hemisferio sur vuelve a florecer después de un invierno sombrío que parecía no tener fin. Bueno, al menos según el calendario —si estás en la parte sur de Australia, es probable a considerar orinarte en los pantalones como una opción para mantenerte caliente durante las próximas dos semanas—.

Para el australiano Rick Baker, en cambio, los últimos cinco años han sido una fantasía de verano en la que no existen las chaquetas, los anoraks o los calcetines gruesos. Desde 2010 está viajando entre Australia y Los Angeles… y claro, nunca falta la parada ocasional en Hawái para cambiar de aires un poquito.

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Sin embargo, antes de entrar en el club de los bronceados permanentes, Rick vivió casi una década sin verano. Como practicaba snowboard, solía irse de la ciudad tan pronto como el clima empezaba a ser más cálido. De hecho, soportó casi diez años de frío.

Llamé a Rick porque soy de Melbourne, una ciudad que está a punto de vivir varios meses de abundancia en lo referente a la cerveza y los ataques de tiburón. Como esto es de lo único que habla la gente por el momento, decidí preguntarle a Rick cómo es vivir en un verano permanente. También quería saber si hay un aspecto negativo en su existencia tostada por el sol. De ser así, tal vez podría dejar de sentir que mi vida entera es un montón de basura húmeda.

Dime, Rick, ¿cómo te las has apañado para evitar el verano durante cinco años?

Vivo en Los Angeles la mayor parte del año, regreso a Australia en diciembre, me quedo en Australia hasta que vuelve a hacer frío y regreso a EEUU. Además, ya van tres años que uno de mis amigos organiza una carrera de 'paddleboarding' en Hawái en agosto, así que aprovecho para quedarme ahí entre tres y cuatro semanas.

¿No es muy caro?

Sí, pero prefiero invertir mi dinero en experiencias. Eso me digo a mí mismo.

¿Y no afecta a tu trabajo y tus relaciones?

Trabajo para mí: soy diseñador, hago páginas web y tengo una revista de snowboard en Australia llamada Pop Magazine. Cuando trabajaba en Los Angeles, me mantenía en contacto con la oficina vía Skype. Aparte de mis dos hermanos, que viven conmigo, podía pasar semanas sin hablar con otro humano cara a cara.

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Y no, no interrumpe mi vida. Por un lado, tengo mucha más libertad y puedo hacer lo que se me antoje cuando se me antoje. Puedo coger mi portátil, sentarme en la piscina en Hawái y trabajar desde ahí; es genial. Lo único malo es que no tengo la sensación de pertenecer a un lugar específico, como ocurre cuando llevas una vida normal.

¿Y no te sientes solo? Tu vida es muy solitaria.

Cuando era más joven, solía practicar snowboard y viajaba mucho por eso. La gente en ese mundillo depende mucho de las estaciones. Uno de mis mejores amigos de la escuela aún sigue viajando por todo el mundo. Voy a pasar unas semanas con él en México cuando llegue ahí. Es fácil unirte a las aventuras de otras personas.

Lo único que tengo que hacer es recordar en qué dirección voy para no desviarme. Si trabajara solo para pagar el próximo billete de avión, las cosas serían diferentes. Por el momento estoy a cargo del diseño y la programación de unos proyectos bastante creativos. Por eso es más fácil justificar mis viajes.

¿Este verano eterno es la respuesta a haber pasado diez años en un invierno interminable?

Es curioso. Recuerdo una vez que me puse a revisar mis solicitudes de visado y me di cuenta de que me había perdido todos los veranos en Australia por practicar snowboard. Muchos de los que practican este deporte terminan amando la playa y el surf, sobre todo a medida que se hacen mayores.

Seguramente echarás de menos la nieve.

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Cada día la extraño un poco más, sí…

¿Qué impacto han tenido en tu cuerpo los diez años de invierno y cinco años de verano?

La verdad, la contaminación de California tuvo más impacto en mi salud que cualquier otra cosa. No creo que estar en un lugar soleado todo el tiempo sea bueno para la salud. Los Angeles es seco y hay sol todos los días, pero la ciudad está muy sucia. Todos los que viven en Los Angeles quieren que llueva porque hay caca de perro en las aceras y huele a meados por todas partes. Hace falta un poco de lluvia para que limpie.

¿Cuándo fue la última vez que tuviste un resfriado?

¡Justo ahora! Soy muy susceptible a la gripe y me enfermo cada año. Tener gripe cuando estás a 35ºC es lo peor.

Si te enfermas tan frecuentemente, ¿cómo pudiste sobrevivir un invierno de tantos años?

Sinceramente, yo creo que no tiene nada que ver. En las montañas, el aire está limpio y no es húmedo porque en la montañas no llueve tanto como en Australia. El clima es muy seco. No creo que tenga nada que ver con la salud; de hecho, diría que es incluso mejor.

¿Y qué hay del ámbito emocional? ¿Te pones más triste o más feliz dependiendo de la estación?

De hecho, fui a Oregón unas cuantas veces y Portland es famoso por su clima brumoso. Es impresionante cuando llueve y ves cómo cambian las estaciones. Me encanta. Es mejor ver las cosas de esa forma. Una parte de mí extraña los inviernos de Melbourne. Me he dado cuenta de que me identifico más con la gente que viene de lugares como Portland o Nueva York que con los raros bronceados de California. No sé si es por mi salud mental, pero la verdad es que extraño la interacción con ese tipo de gente. Creo que el frío nos hace bien.

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Creí que ibas a decir todo lo contrario.

La gente de Nueva York o de Melbourne es más difícil y más esnob, pero me gusta.

¿La luz del sol alguna vez te resulta monótona?

De hecho, lo peor es trabajar frente a un ordenador todo el día. Si hace calor y hay sol, dices "Joder, quiero salir ya". El mal clima te motiva a quedarte en casa o en la oficina y terminar tu trabajo.

¿Eso es lo peor de tener un verano eterno? Porque, la verdad, no suena tan mal.

Creo que despertar todas las mañanas y ver un día soleado desde tu trabajo de oficina es lo que hace que la gente pierda tanto el tiempo. Buscan excusas para salir y disfrutarlo. No sé si será muy malo o no, pero es duro cuando tienes una fecha de entrega. Además, el calor y el aire acondicionado pueden llegar a ser agobiantes.

Sinceramente, me da la impresión de que te gusta más el invierno, aunque estoy segura de que hay cosas del invierno que odias, si no, no estarías en esta fiesta veraniega, ¿cierto?

Cualquiera que venga de Australia o de Nueva Zelanda y que haya trabajado en la industria de la nieve sabe que muchas veces es necesario estar lejos de la familia y de los amigos en Navidad porque es justo cuando empieza el invierno en Norteamérica. Llega un momento en que te cansas de despedirte de tu madre en Navidad porque ese día los vuelos son más baratos.

Vale, entonces, después de pasar tanto tiempo en cada extremo, ¿qué es lo que has aprendido?

Viajar tanto me abrió los ojos y ahora aprecio lo hermoso que es Melbourne. Cuando era niño, vivía en la península de Mornington y solía irme caminando a la playa. No había nada de gente y la playa estaba bastante limpia. Era hermoso. Extraño eso. Aunque no estoy seguro de poder regresar a esos días húmedos y fríos a pesar de estar a 14ºC en Melbourne. Eran brutales.

Este artículo se publicó originalmente en VICE.com.