La vida de los adictos a la heroína que roban carne para mantener su vicio

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La vida de los adictos a la heroína que roban carne para mantener su vicio

La carne se ha vuelto un lujo que no muchos se pueden dar, a menos, claro, que alguien se arriesgue a robarla.
Max Daly
London, GB

Scott y Luke sosteniendo un paquete de carne en un supermercado

Hace dos semanas, el domingo en la mañana, Scott salió de un supermercado en las afueras de Leicester, Inglaterra, con dos cortes de carne, 14 paquetes de pechuga de pollo y cuatro filetes de res escondidos en su abrigo y sus pantalones. Ya en la calle, dio la vuelta en la esquina y llegó a un taller mecánico, donde vendió el lote por 30 libras esterlinas (763 pesos).

Scott utilizó el dinero para comprar un par de bolsitas de heroína y un piedra de crack. Mientras tanto, los mecánicos llenaron su refrigerador de cortes finos de carne para cenar con su familia en la noche. En el supermercado, los estantes se reabastecieron y el día siguió como si nada.

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Scott logró robar y vender toda esa carne sin que nadie se diera cuenta –al menos hasta que se hizo inventario a fin de mes– pero muchos no tienen tanta suerte; una o dos veces al mes detienen a adictos a la heroína que atrapan tratando de robar carne en los supermercados de Reino Unido.

Los robos en tiendas van en aumento y considerando que un pedazo de carne en el bolsillo de un abrigo es mucho menos sospechoso que, digamos, una cámara digital con alarma de seguridad, no cae de sorpresa que el estudio más reciente de Global Retail Theft Barometer haya identificado la carne como uno de los productos más robados en los supermercados. El problema ha crecido tanto que algunos lugares han tenido que empaquetar y poner alarmas en la carne porque sigue desapareciendo.

Con la recesión y el aumento de los precios –hoy en día una pierna de cordero cuesta entre 20 y 30 libras esterlinas (entre 508 y 763 pesos)–, la carne se ha vuelto un lujo que no muchos se pueden dar, a menos, claro, que alguien se arriesgue a robarla. Pero es la heroína la que impulsa este fenómeno, no el hambre.

"Antes robaban cepillos de dientes eléctricos y rastrillos pero ahora la carne es el producto más robado", dijo Scott, un adicto a la heroína y al crack que me dio un recorrido por los supermercados del centro de la ciudad de Leicester. "Como tengo que robar todo antes de las 10 am –antes de que empiece a temblar–, casi siempre me despierto antes de las 7 am. Algunas tiendas no se molestan en poner guardias de seguridad antes de las 10 am porque creen que todos los adictos a la heroína son flojos y siguen dormidos".

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Filetes de res, un articulo no muy lucrativo para robar y revender

En cuanto entramos al supermercado, Scott fue directo a los estantes de carne y tomó una pierna de cordero que costaba 21 libras esterlinas (534 pesos). "Esto es lo que buscas", dijo. "Lo escondes en tus pantalones, lo vendes en un pub y con eso te compras una bolsa de heroína". Después lo regresó al estante pero ya teníamos a un guardia de seguridad vigilándonos. "Las piernas de cordero son más difíciles de conseguir –son muy populares porque un trozo de carne hace que la gente se sienta bien porque la pueden llevar a casa y cenar con toda la familia". Después me muestra un paquete de tocino de primera calidad. "Nadie notaría que traigo esto por abrigo. Sólo tengo que ajustar mi ropa térmica en la parte del pantalón para que no se caiga". Dice que prefiere el tocino empaquetado al vacío en vez del que venden en charolas de plástico porque cabe más debajo de su abrigo.

El supermercado visto desde los ojos de un ladrón de carne es totalmente distinto; el punto es conseguir la mayor cantidad posible, de la mejor calidad y al mejor precio. Scott miró con asco al pollo rostizado. "Mira lo grande y lo pesado que es y sólo cuesta 4.50 libras esterlinas (100 pesos). A lo mucho me dan 2 libras (50 pesos) por él", explicó. Ni siquiera me molesto con la carne molida o el jamón. Es tan barato que nadie lo compra".

Le pregunté cuáles eran los cinco mejores productos para robar. Esto fue lo que me respondió:

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1. Corte de res o cordero
2. Pechuga, pierna o muslo de pollo
3. Filete de res
4. Chuletas de cerdo
5. Salchichas y tocino

("Cuando ya no queda nada, me llevo el jamón, el más fino")

Para los adictos a la heroína que necesitan un ingreso estable, la carne es lo mejor. Es fácil de robar y se vende rápido, comparada con, digamos, los aparatos eléctricos, que son más difíciles de robar y se requiere un viaje a una tienda de empeño si te quieres deshacer de ellos.

"La gente ve el precio todos los días. Usualmente me pagan la mitad, lo cual me parece bien. Aunque hay muchas cosas que tienes que malbaratar", dijo Scott. "Todos necesitan carne pero es cara y por eso la gente se siente tentada. Una vez metí un montón de jamones caros que eran el equivalente a 6 libras esterlinas (152 pesos) en mi abrigo pero se me cayeron justo enfrente de una señora mayor. Se veía que tenía más de 70 años de edad. Los recogió, me los regresó y dijo 'Si los vas a vender, nos vemos afuera'. Me los compró todos".

Scott vende su carne de contrabando en bares, puestos de mercado, sitios de taxis y donde hay construcciones. A veces la ofrece a las personas que van por la calle pero sólo si le dan confianza. Otros ladrones de carne van tocando de puerta en puerta por todo el vecindario con los bolsillos llenos de carne. Scott y los miles de ladrones de carne son parte de un mercado negro gigante que opera en todas las ciudades de Inglaterra. Es una zona semi delictiva de casas de apuestas, borrachos y "fachadas" de tiendas donde las personas que no tienen trabajos de oficina encuentran trabajo, compran y venden bienes ilícitos y subsisten con lo poco que obtienen.

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"La gente que la compra es gente que no tiene mucho dinero", dijo Scoot, "hay algunas casas públicas en las que regularmente vendo carne, la mayoría son casas públicas estatales. En algunas el dueño pide comprar primero antes de que se la ofrezca a sus clientes. A veces me tengo que meter a escondidas y venderla sin que el gerente se entere".

La venta de carne en las casas públicas —hoy en día en su mayoría por quienes consumen heroína— no es nada nuevo, incluso se tolera en muchas zonas trabajadoras.

Scott, quien nació en Leicester, me dice que ha estado robando con intermitencia durante los 12 años que ha estado sido adicto a la heroína. Roba cinco de los siete días de la semana, en promedio roba unos 20 paquetes de carne al día con un valor de unas £ 75 [un poco más de 1800 pesos], que después vende a mitad de precio. También roba queso, licores y artículos para el hogar, pero la carne es lo primordial. Le pregunté cuántas veces lo han enviado a la cárcel por robo. "He perdido la cuenta, pero digamos que más de 20 veces."

El año pasado le dieron 36 semanas en la cárcel por robar carne de Tesco y licores de Co-op. "Co-op es el mejor lugar para robar porque tienen una política de no-persecución", dice, "una vez que estás fuera de la puerta, eso es todo, no te persiguen". A Scott le levantaron una orden que le prohíbe ir a la mayoría de los supermercados en Leicester y entrar a cualquier Tesco. "Técnicamente me pueden detener por robo sólo por entrar en una tienda de Tesco", dice, "pero eso no impide que lo siga haciendo".

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Pronto nos acompaña el ex ladrón de carne Lucas, quien renunció cuando cumplió 30 años, hace unos años, porque dejó de consumir heroína. Ha tenido más de 60 condenas por robo, aunque él dice que lo atraparon "una de cada 100 veces". Lucas robaba carne porque, según él, era un simple muchacho blanco debilucho como para ganar dinero con la venta de heroína, porque "era un blanco fácil para que me robaran".

Hay una calle en Leicester, la Narborough, en la que los adictos locales roban carne, queso y café de una fila de diez tiendas y supermercados que están a lo largo de la calle, esconden lo robado en los arbustos y debajo de los coches, para más tarde volver a recogerlo todo. "Solíamos vender lo robado en salones de masajes, empresas de taxis y casas públicas", dice Lucas.


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"Al menos un par de personas al día vienen tratando de vender carne, pero les digo que se vayan", dice la dueña del Hansom Cab, una casa pública. "Sin embargo, es algo común en la mayoría de las casa públicas que están por aquí". Las mejores casas públicas para vender carne, según Scott y Lucas, son las que venden bebidas baratas. Dicen que dado que JD Wetherspoon es una cadena, tienes que ser muy astuto para vender ahí. Scott y Lucas me mostraron algunas casas públicas del centro de la ciudad en las que han vendido carne de manera abierta, pero cuando hablé con los gerentes estos negaron todo.

En el Bar Nine, situado en el barrio de los estudiantes, el gerente Ben me dijo que los vendedores de carne se aprovechan de las mesas de afuera y le venden paquetes de tocino a los estudiantes "probablemente por sus resacas". Sin embargo, él tiende a ignorarlos, porque no molestan a las personas y no son agresivos.

Jude Duncan, gerente del equipo de Justicia Penal de Drogas en Leicester, cuenta con 450 consumidores de heroína registrados y admite que la mayoría de ellos roba para mantener su adicción. Ella dice que el robo de carne es grande, pero también recibe llamadas de Tesco quejándose de personas que roban metadona en la sección de farmacia.

"Para muchos de estos consumidores de heroína, el robar les da un propósito —es como si tuvieran un trabajo", dice ella. "El juego del gato y el ratón los entusiasma. Pero es una crítica triste de la sociedad que la gente no pueda permitirse el lujo de comprar carne a precios adecuados y las personas estén vendiendo lo robado".

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