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Según la doctora Schneider, la gravedad de los prolapsos se clasifica en grados, dependiendo de qué tanto se haya deslizado el órgano. "Algunas mujeres se quejan de que tienen una protuberancia en la vagina", dijo Schneider. "Lo que sale sirve para determinar si existe alguna dificultad urinaria, sexual o para defecar". Algunas mujeres solo notan síntomas en ciertas posiciones y otras notan un dolor en aumento o se sienten incómodas y dicen que empeora en el transcurso del día. Solo en los casos más extremos de prolapso, como el de Henry, se puede ver el útero asomándose por la abertura de la vagina.Es como si dieras a luz a tu propio útero.
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No hay de qué preocuparse porque el daño no es permanente; los doctores pueden revertir el prolapso con suturas, con mallas sintéticas, pesarios (un aparato removible que se inserta en la vagina para corregir el descenso de la matriz), y ejercicios. Sin embargo, el riesgo de algunos prolapsos pélvicos —del útero, la vejiga o recto— aumenta con la edad, el peso y los antecedentes familiares.Aunque el prolapso no constituye una amenaza para la vida, causa dolor, incomodidad y un trauma sicológico. ¿Cómo te sentirías si tus genitales se vieran, se sintieran y actuaran de forma totalmente diferente?"Cuando le pasa algo así a nuestro cuerpo, es difícil creer que es temporal", dijo Jessica Zucker, una sicóloga que se especializa en la salud mental maternal y reproductiva. "Siempre damos por sentado la normalidad de nuestros genitales. Muchas mujeres me han dicho que el prolapso es horroroso. Que se sienten culpables y avergonzadas. Hasta puede acabar por completo con el deseo sexual. De todas formas, las mujeres no se sienten muy sexys después de tener un bebé, pero un prolapso es como ponerle sal a la herida".
"Muchas mujeres se sienten apenadas e incomodas con su cuerpo, experimentan dolor físico e incluso cambios en su intimidad sexual", dijo Zucker. "Su cuerpo ya no es el mismo, al menos por ahora, y eso resulta aterrador. Temen no poder volver a ser las mismas de antes. Les da miedo que el daño sea permanente y que vivan avergonzadas para siempre no solo en el ámbito sexual sino en todo lo demás".Pero esa es la realidad del cuerpo femenino: cambia con la edad y con la experiencia. "El cuerpo de las mujeres experimenta una serie de procesos increíbles para poder crear y dar vida", dijo la doctora Zucker. "Mientras más hablemos de este tipo de cosas, menos nos van a incomodar".Puede acabar por completo con el deseo sexual.