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Las sucursales del narco colombiano en España

Son grupos dedicados a cobrar las deudas de diversas bandas del narco colombiano en España y para ello se valen de la extorsión, el secuestro e incluso del asesinato.

La Policía Nacional detuvo hace unas semanas, en Madrid, España, a un narcotraficante colombiano conocido con el sobrenombre de "Carbonero", uno de los jefes de la banda "La Oficina", radicada en la ciudad de Armenia, Quindío. Sobre "Carbonero" pesaba una orden internacional de detención por la comisión de 14 asesinatos, tenencia ilícita de armas y pertenencia a organización criminal.

El arresto de este narcotraficante se suma al de J.M.S.G., alias "El inválido", de 47 años, perteneciente al clan Úsuga.

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"El Inválido" fue capturado junto a otras 12 personas en mayo de 2014 en Barcelona. Los detenidos tenían alquilado un apartamento donde pretendían retener a un empresario de origen colombiano cuya deuda con los Úsuga ascendía a más de 9 millones de euros.

Un mes después, en Alicante, caía Hernán Villa Palacio, alias "Ratón", líder militar de la "Oficina de Envigado". Se le atribuían 400 asesinatos y cargos por narcotráfico y extorsión.

El "Ratón" era el responsable de la exportación de cocaína a España, Estados Unidos y Holanda. Además, controlaba el tráfico en el departamento de Antioquia.

Todos ellos pertenecían a las llamadas oficinas de cobro de las grandes organizaciones de narcotráfico en Colombia. Una especie de sucursales o delegaciones del narco colombiano en España.

Estas estructuras son las encargadas de recibir los cargamentos, asegurar su pago o cobrar las deudas. Cobros que, a menudo, están precedidos de extorsiones, secuestros y, en los peores casos, de asesinatos.

El centro de investigación y estudios del crimen organizado Insight Crime identificó en un informe de hace un par de años hasta 18 oficinas de cobro en Madrid y Barcelona. Hoy, superarían la veintena, según apuntan a VICE News fuentes de este organismo.

El periodista especializado en narcotráfico del diario El Colombiano, Nelson Matta, explica a VICE News que el modelo que predomina hoy en España es el de la oficina que opera por su cuenta y no trabaja en exclusiva para ninguna organización.

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"Como una subcontrata. Lo que se busca de este modo es que estas oficinas sean autosuficientes. Así que trabajan en España para varias bandas colombianas de narcos, para toda aquella que requiera sus servicios, siempre y cuando no sean rivales aquí", explica Matta.

En Colombia hay 17 bandas criminales herederas de los grandes carteles como el de Medellín y que engrosaron sus filas con paramilitares desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) entre 2003 y 2006.

Pero en España, según fuentes del Grupo de Crimen Organizado Latinoamericano de la UDYCO Central de la Policía Nacional, son principalmente dos las que trabajan con oficinas de cobro: Los Rastrojos y el Clan Úsuga (quienes aseguran continuamente que su único vínculo con el narcotráfico es el cobro de un impuesto sobre las rutas a narcotraficantes).

"Son células de entre cinco y diez personas. Con un líder que está sobre los 40 años, con experiencia, y los trabajadores, los gatilleros, algunos incluso menores de edad reclutados de los combos [las bandas de delincuentes] de Medellín y Cali", revela a VICE News Fernando González, el jefe del Grupo de Crimen Organizado Latinoamericano en la UDYCO.

Muchos de los cabecillas de las oficinas de cobro habían sido jefes militares en algunas de las bandas de Colombia, con responsabilidades como garantizar la seguridad de los grandes capos, analizar a las organizaciones rivales y coordinar la salida de la droga.

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"Las deudas que cobran las oficinas van de unos cuantos de miles de euros a millones", señala González. Hace unos años, las oficinas se quedaban entre el 30 y el 40%. Hoy pueden llegar a cobrar hasta el 50%. "O, por ejemplo, si la deuda es de 100, se cobran intereses y son 150. Así 50, para la oficina de cobro y los 100 íntegros para la banda en Colombia", continúa.

A diferencia de las oficinas de cobro en Colombia, donde el jefe tiene a sueldo fijo a un grupo de sicarios, en España los beneficios se reparten. "Se cobra y se reparten proporcionalmente el dinero. Si eres el que disparas te llevas más dinero. El que conduce, menos", añade González.

La Policía Nacional ha identificado oficinas de cobro que actúan en Madrid, Barcelona y Valencia. Al contrario de lo que sucede con los narcotraficantes afincados en España, los integrantes de estas oficinas mantienen un perfil bajo. "Si los narcos viven en urbanizaciones de Pozuelo, Boadilla, ellos permanecen en barrios como Vallecas o Getafe", explica González.

Cómo aterrizan estas células en Europa

Madrid, Barcelona, Ámsterdam y Rotterdam son cuatro de las principales puertas de entrada de la cocaína a Europa. "Allí es dónde el jefe de la oficina se instala y empieza a reclutar a los integrantes de la célula", explica Nelson Matta de El Colombiano.

Los jóvenes que acuden a la llamada lo hacen obteniendo la residencia a través de matrimonios de conveniencia o viajando con pasaporte falso. "O van ya con los papeles resueltos", añade.

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"Una vez instalados inician los contactos con organizaciones locales, como los clanes gallegos o la mafia italiana, en concreto la N'Draghetta de Calabria, para obtener armas a cambio de drogas. Incluso se han detectado contactos con Los Ángeles del Infierno", asegura el periodista.

Es una estructura y un modus operandi que se repite tanto en Europa como en América Latina, según Insight Crime. "Las oficinas de cobro funcionan también en Panamá, Ecuador, Perú, Argentina o Venezuela, pues por lo general estas células también están encargadas de la distribución de la mercancía", señala a VICE News Jeremy McDermott, director ejecutivo de esta organización dedicada al estudio del crimen organizado.

McDermott coincide con Matta en que la globalización del negocio de la coca obliga a que estas células u oficinas de cobro sean autosostenibles. "Por eso llevan a cabo otras actividades además del cobro de deudas y recepción de mercancía. También sacan réditos del llamado gota a gota en los países donde operan", añade.

El "gota a gota" o pagadiario es un sistema de préstamo informal que coordinan los combos de Medellín y al que acude la población con pocos recursos sin posibilidad de acceder a una entidad bancaria. Los intereses pueden llegar al 20% mensuales y la violencia es el sistema regular para asegurar que los pagos se cumplen.

"En Medellín, por ejemplo, cada oficina que trabaja para una misma banda tiene su especialidad, por así decirlo, como el robo de carros o los asuntos del sicariato. Funcionan como una federación de delincuentes. En España eso es diferente, cada oficina opera en varios frentes para poder sostenerse", concluye McDermott.

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Trabas en las investigaciones

El principal obstáculo para investigar a las oficinas de cobro es que no hay denuncias. Ellos extorsionan, secuestran y asesinan, pero sus víctimas tienen vínculos con el narcotráfico con lo cual nadie alerta a la Policía.

"Por lo general, las víctimas son narcotraficantes entre 30 y 40 años. Pero todo lo sabemos por nuestras investigaciones y escuchas, pues no hay denuncias. Cuando te sientas con una víctima ella lo niega todo", explica el máximo responsable del Grupo de Crimen Organizado Latinoamericano de la UDYCO.

"Hemos entrado en una casa y hemos encontrado a tipos esposados a una silla. Luego en comisaría te sueltan que ellos estaban allí voluntarios. No denuncian porque tienen miedo a que les maten a la familia en Colombia", continúa.

González señala que tampoco se encuentran cadáveres que sirvan para iniciar una investigación cuando se comente un crimen. "Los descuartizan y los entierran. A no ser que quieran que el golpe sea mediático, como el asesinato de Leónidas Vargas en el hospital Doce de octubre, no solemos encontrar cuerpos", reconoce.

En el ámbito judicial, el responsable del grupo de la UDYCO lamenta que "si impedimos un homicidio, entonces la pena es sobre tentativa". También deplora que sicarios armados con ametralladoras Uzi hayan quedado en libertad tras ser detenidos. "Incluso el delito de pertenencia a organización criminal es de difícil aplicación en este país".

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La Fiscalía General del Estado, preguntada por VICE News sobre las oficinas de cobro, evitó dar datos sobre estas organizaciones criminales. "Informan desde la Fiscalía Anticorrupción que conocen del tema pero que no pueden ofrecer datos ni informar sobre el mismo", señalaron a través de un correo electrónico.

Por su parte, la Fiscalía Especializada contra el Crimen Organizado de Colombia reconoce que no es fácil luchar contra las bandas que solicitan los servicios de esta oficinas. "Han terminado por permear a las instituciones y su control del territorio es muy amplio. Estamos frente a un alto grado de corrupción", asume ante VICE News el director de esta Fiscalía, Juan Carlos Acevedo.

Sobre el terreno, en los barrios populares y comunas donde se mueven las bandas, "la verticalidad de estas organizaciones desaparece". Por eso, en palabras de Acevedo, resulta muy complicado recoger datos, identificar a sujetos y poner fin a estas estructuras de manera rápida y efectiva.

Por el momento, la colaboración entre los cuerpos de seguridad españoles y la Dirección de Investigación Criminal e Interpol (DIJIN) de Colombia se basa en el intercambio de información en tiempo real y en las investigaciones paralelas pero sigue sin conocerse el número real de sucursales que operan en España.

Sigue a Iván M. García en Twitter: @ivanmgarcia77

Este artículo fue publicado originalmente en VICE News, nuestra plataforma de noticias.