Fotos de la salvaje y competitiva escena ‘vogue’ de Europa

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Fotos de la salvaje y competitiva escena ‘vogue’ de Europa

Desde Maddona y Paris is Burning su influencia se ha hecho notar más allá de los confines de Harlem y el Downtown de Nueva York.

Todas las fotos por Ewan Spencer

La cultura del voguing y los ballrooms siempre ha ido estrechamente ligada al underground neoyorquino gay y eminentemente afroamericano o latino. Madonna lo popularizó un poco a destiempo, con su single homónimo y Paris is Burning se convirtió en un referente de obligado visionado para todo estudiante de moda que se preciara. Desde entonces, sin embargo, su influencia se ha hecho notar más allá de los confines de Harlem y el Downtown de Nueva York.

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El fotógrafo y conocedor del fenómeno Ewen Spencer lo ha retratado en algunos de los lugares más improbables (Estocolmo, Tallin y San Petersburgo), en los que los movimientos aglutinan a todo tipo de personas que adaptan los estilos de los antiguos ballrooms con un enfoque a menudo más clásico y gimnástico y siempre descarado.

Ewen tiene intención de publicar un libro recopilatorio de estas imágenes bajo el título Come, Bring, Punish, y que espera financiar mediante una campaña en Kickstarter (puedes encontrarla aquí). Me reuní con él para que me contara más.

VICE: ¿Cuándo empezaste a interesarte por la escena del voguing en Europa?

Ewen Spencer: Estaba fotografiando a un tipo que hacía de mi ayudante. Lo había seleccionado para una foto comercial para una marca de ropa. Durante estas sesiones hay muchos ratos muertos, y en una de esas esperas el chico me dijo que había participado en un evento de baile callejero. En aquel entonces no sabía que el vogue era tan popular en la escena.

Me enseñó un vídeo de la final de la gira de vogue que había grabado en una zona pequeña de Estocolmo. Lo había grabado en su móvil y cuando lo vi, pensé, «¿Qué está pasando aquí?». En el vídeo aparecía una chica muy atractiva compitiendo contra un chico negro muy rimbombante. Era la final y los dos iban disfrazados de personajes de Blancanieves. Era una locura. El público estaba fuera de sí y en seguida pensé, Quiero saber más de esto.

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Fui a uno de esos eventos en Rotterdam, en la parte de atrás de una discoteca, bajo un paso de autopista. Había gente de Italia, Moscú, Francia, Estocolmo y EE. UU. Era un grupo de gente enorme y de lo más diverso, de todas las edades y orientaciones sexuales. Creo que incluso había un niño de once años de Bulgaria.

¿Qué fue lo primero que te llamó la atención de aquella noche?

Han creado un lenguaje propio a partir del lenguaje que usamos a diario. Por ejemplo, cunt (palabra en inglés normalmente ofensiva, equivalente aproximado a «zorra») se usa como superlativo. Así, cuando algo es muy bueno, chasquean los dedos, hacen un gesto con la mano y dicen « That's cunt!» acompañado de un golpe de talón.

Fotografiar aquello fue… Cuando miro las imágenes me doy cuenta de que hacía tiempo que no me sentía tan emocionado haciendo fotos. Me quedé enganchado inmediatamente.

¿Qué tipo de personas participan en estas competiciones, tanto concursantes como público?

Probablemente un tercio del público son concursantes y el resto son espectadores o simpatizantes de una casa determinada. Hay infinidad de casas distintas en este mundillo, todas con sus seguidores y sus concursantes.

El movimiento del voguing empezaba a llegar a Europa del Este y vi que tenían casas muy organizadas. Parecían viajes escolares. Siempre hay una persona algo mayor que el resto y muy involucrada en el movimiento y que representa a su casa en la pista de baile. Suelen ir acompañados de un grupo de chicos y chicas de entre 16 y 18 años que se hacen su propia indumentaria, como los demás, y también compiten y participan en el evento.

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¿Y es un ambiente mixto? ¿Chicos y chicas, gais y heteros, blancos y negros?

Totalmente. Uno de los más populares ahora es un chico muy delgado y con el pelo oscuro y muy largo. Es hetero y se lleva a su novia a los encuentros. Es muy guapo, un crack. Ahora mismo es el mejor.

¿Qué diferencia hay entre su modo de ver el voguing y el del estilo clásico estadounidense?

Los chavales rusos y de Europa del Este lo abordan de una forma mucho más gimnástica y parecida al ballet. Hay distintos temas: vogue femme, el tradicional, incluso hay uno llamado sex que no se ve tan a menudo, y el wacking. En algunas casas practican todos los estilos y en otras se especializan en unos pocos.

En la versión europea el baile es más físico y hay mucho trabajo en suelo. Es como una mezcla entre baile callejero, danza contemporánea, ballet y breaking.

La diversidad de culturas y nacionalidades hace que el voguing en Europa tenga muchos contrastes.

¿Cómo funcionan las casas? Muchas de ellas forman parte de casas que ya existen en los EE. UU. Es muy parecido a un sistema de franquicias, ¿no?

Sí, son como franquicias de casas estadounidenses. Están la Casa de Lanvin y la Casa de Ninja, de origen estadounidense pero que tiene gran presencia en París y en toda Europa. Pero en general, una casa puede tener miembros de muchas ciudades distintas.

Es un mundo muy competitivo. Hay un grupo de personas en Europa que quieren poner fin a ese aspecto, aunque no sé en qué quieren convertirlo. A mí, personalmente, me gusta que exista ese espíritu. Creo que aporta un aliciente al público y anima a la gente a seguir acudiendo a los eventos.

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Se organizan a través de páginas de Facebook y se comunican entre los miembros del colectivo. La captación de nuevos talentos la llevan a cabo simplemente cuando ven a alguien joven bailar muy bien. Se acercan a él o ella y le dicen «Únete a nuestra casa; tienes algo especial».

¿Cómo crees que entraron estos chavales en este mundillo? ¿A través de la cultura pop, tras ver Paris is Burning o por el tema de Madonna?

Dudo que sea por haber oído la canción de Madonna. Creo que se debe a una aceptación y toma de conciencia gradual de otras culturas y a un deseo de evasión a un lugar en el que puedas sentirte seguro para expresarte.

No hay nada clandestino en esos sitios. Simplemente se sienten libres. Obviamente, es un ambiente muy festivo y se nota. Por otro lado, se respira mucho hedonismo por lo que respecta al alcohol y las drogas, algo que no se ve en ninguna otra parte.

Dices que nunca has visto Paris is Burning. ¿Es una decisión consciente?

Creo que lo ha sido desde que empecé a trabajar en este tema, pero no antes. No quería contaminar mi punto de vista, quería mantenerlo puro. Pero un día, cuando el libro esté publicado, la veré.

¿Qué relación tienen las casas entre ellas? La escena original parecía basarse más en una especie de camaradería entre desconocidos.

A mí me parece que existe una gran amistad entre todos ellos. He pasado mucho tiempo entre bambalinas y he visto que se lo pasan genial.

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Supongo que a veces pueden ser bastante herméticos. ¿Cómo reaccionaron a tu presencia con la cámara?

Veo muchas similitudes con la escena garaje, porque hay fotógrafos que se encargan de la cobertura para los promotores, que suelen ser personas muy importantes en cada casa. Ellos ya tienen un fotógrafo y un cámara de vídeo. Yo solo tengo que preguntar con antelación si puedo pasarme y les digo qué trabajo estoy haciendo. Por lo general, son muy receptivos y aceptan sin problemas.

Creo que solo me dijeron que no en una o dos casas porque querían los derechos de todas las imágenes de esa noche. Adónde van, no lo sé, pero guardan con total recelo lo que sucede las noches que se reúnen y no quieren mostrarlo a nadie. Hay que respetarlo. Pero a la mayoría le gusta la idea de que todo esto se materialice en un libro.

¿Qué consideras tan fascinante de este fenómeno?

Es muy internacional. Cada fin de semana la gente viaja para asistir a distintos eventos, al igual que hicimos nosotros cuando empezó el movimiento de la música house y el Northern Soul.

Tiene identidad propia y para mí eso es lo más atractivo, además del aspecto creativo de los disfraces y lo absurdo de todo ello. Por tanto, hay comedia y tragedia, muchas emociones distintas aglutinadas en un espacio de tiempo muy breve.

Una vez fui a un evento, no veía el momento de asistir al siguiente. La calidad de las fotos que hice en la primera visita era señal de que tenía algo bueno entre manos.

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Hacer fotografía es emocionante. El grime, por ejemplo, consiste en pavonearse, alardear. Ene se aspecto se aprecia una continuidad con lo que hacía antes. Es una perspectiva distinta del ser humano, moviéndose de forma poco habitual y exhibiéndose.

Gracias, Ewen.

Puedes contribuir a la campaña de Kickstarter aquí.

Y encontrarás más fotos de Ewen en su página web.

Traducción por Mario Abad.