Guía VICE para tíos a punto de cumplir treinta

Llegar a los treinta conlleva un montón de problemas. Uno de ellos es, precisamente, el de tener que hablar sobre las implicaciones de llegar a los treinta. El fatídico momento suele venir precedido de breves conversaciones inocuas en las que dejamos entrever nuestros miedos e inseguridades; cosas como "¿Te acuerdas de los casetes? Madre mía, ¡nos estamos haciendo viejos!" y similares.

Quizá por eso sea conveniente analizar una serie de comportamientos, ideas y situaciones que podrían surgir en ese momento de tu vida en que llegas tres años tarde para unirte al club de los 27. Así pues, esta es la guía VICE para los tíos que están a punto de cumplir los treinta.

Foto robertfosterrobertfoster.tumblr.com

A ver, siempre ha sido así y debería serlo, pero ahora más que nunca convendría resistir el impulso de publicar un tuit pasivo agresivo contra tu ex ("Un alivio haberme deshecho del equipaje que me sobraba lol #holachicas") o un mensaje de indignación en mayúsculas por alguna tontería ("DANI, PEDAZO DE MAMÓN, DEJA DE USAR MI CUENTA DE NETFLIX!!!!!").

Montar minidramas en foros públicos está más o menos bien visto cuando tienes veintitantos; te dejas llevar por la pasión de la juventud, eres como Blake y Amy peleándose en plena calle, como Robbie Williams cuando se fue de Take That y se oxigenó el pelo.

Pero existe una delgada línea que, al cruzarla, puede cambiarlo todo: monta una escena a los 30 delante de todo el mundo y serás más bien como Courtney Love enseñando el papo en una entrega de premios. Quizá todavía no hayas sido capaz de desprenderte de tus inclinaciones infantiloides, pero al menos tienes que empezar a intentar no manifestarlas en público. Recuerda que el estoicismo y la discreción son cualidades que todo treintañero debe tener.

Enterarte de que tu abuelo asesinaba a trabajadoras del sexo y arrojaba sus cuerpos al lago en el que solíais pescar juntos podría joderte los recuerdos de tu infancia. Son cosas para olvidar, como también lo es Jurassic World. Que ya son treinta años, hombre. ¿No tienes nada mejor que hacer que pasarte los domingos de resaca viendo una película para niños basada en otra película para niños?

A estas alturas, deberías ser muy consciente gracias a los "Recuerdos" de Facebook de que no eres el joven de ojos vivaces y cuerpo fibrado que tuvo al 2006 bien pillado por las pelotas. El inexorable paso del tiempo ayudado por la ingesta diaria de birra, comida basura y drogas varias te han convertido en una sombra de lo que eras. Comparado con cuando tenías veinte años, ahora eres como el cadáver abotargado de Orson Welles. Pero no temas, porque todo puede solucionarse entonando esta oración de Alcohólicos Anónimos:

Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar,
el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar
y la sabiduría para conocer la diferencia.

Es decir: si te estás quedando calvo, aféitate la cabeza; si estás engordando, deja de comer pizza todos los fines de semana, no bebas tanto alcohol y haz algo de ejercicio.

Supongo que en este punto ya te habrás dado cuenta de que este artículo va más dirigido a los hombres-chaval que a los que ya tienen la vida montada. Yo parto de la base de que no tienes hijos y estás soltero, eso por descontado; que tampoco tienes pareja y que seguramente compartes piso con algún otro perdedor y que, en definitiva, estás atrapado en una adolescencia perpetua.

Pero bueno, a lo que vamos: ¿tienes un traje? Porque quizá deberías plantearte comprarte uno. Si eres mínimamente sociable, te puedo garantizar que en los próximos años vas a tener que asistir a unas cuantas bodas.

Las bodas casi siempre son superdivertidas, lugares en los que puedes hacer cachondeo con tus amigos para cabreo de algún invitado más estirado, meterte unas rayitas en los lavabos, explicarle a algún familiar de la novia de avanzada edad qué es un social media manager, ligar con alguien para darte cuenta de que ya tiene pareja o bailar con algún mocoso que piensa que molas un montón.

En un futuro inmediato, perderás varios amigos debido a la paternidad y no podrás protestar ni lloriquear, porque sabes perfectamente que es absurdo e inmoral quejarse por que alguien decida dejar de tomar drogas los miércoles por la noche para criar un hijo.

He aquí algunos consejos para superar el tema de la paternidad de tus amigos:

- Para evitar confusiones, procura no hacer comentarios directos sobre el peso de la criatura o sus rasgos faciales; lo más probable es que acabaras ofendiendo a alguien. Limítate a repetir lo preciosa que es o a exclamar "¡Oooooh!" mucho.

- No olvides NUNCA sostener la cabecita del bebé y procura no temblar, porque si no corres el riesgo de no parecer un ser humano.

- A ser posible, intenta no estar borracho o drogado en presencia de la criatura. Por alguna razón, la gente se pone muy del rollo protector con sus hijos. Incluso aunque no hagas nada, los padres te odiarán por tu actitud irresponsable y no dejarán que te acerques a su bebé nunca más. Dos amigos menos.

¿Te acuerdas de cuando en la escuela te grabaron a fuego que lo más importante de tu existencia eran las notas y que, cuando por fin terminaste, te diste cuenta de que era una chorrada? Pues es lo mismo con la fiesta de tu 30 cumpleaños. Pase lo que pase ese día, todo va a ir bien.

No importa tanto qué hagas o dejes de hacer, qué gente vaya o qué te regalen: no es que sea tu último día de libertad antes de cumplir una condena de diez años de prisión. Pásatelo bien y disfruta el momento.

Este apartado solo es para los tíos que aspiran a ser estrellas del rock con su banda. Si eres de los que hace metal, electrónica off-beat o algún estilo raro, no tienes de qué preocuparte: hay muchos géneros en los que no importa si te estás quedando medio calvo, llevas ropa aburrida o tienes barriga cervecera. Otra cosa es si pretendes actuar en grandes estadios y en los premios MTV, porque debes saber que con treinta años, lo más probable es que en ninguna discográfica siquiera hagan el esfuerzo de escuchar tu demo.

Hay un par de razones por las que quizá no te haya llegado el éxito. Si llevas haciendo lo mismo desde 2007 y nadie ha apostado por ti en todo este tiempo, ¿no será que el problema eres tú? Eso para empezar. Luego, quizá cabe la posibilidad de que no estés muy al tanto de lo que realmente le gusta a la gente joven. Tienes que ser sincero contigo mismo a este respecto y actuar a partir de ahí. ¿O es que no te acuerdas de lo patéticos que te parecían los señores que actuaban de teloneros en los conciertos a los que ibas cuando tenías 22 años? Porque ahora tú eres uno de esos señores.

Ha llegado la hora de comportarse con un poco de dignidad. Puedes hacer lo que te dé la gana, claro está, pero no olvides que: las zapatillas tipo Jordans quedan mejor en los pies de chavales jóvenes y enérgicos, como tú cuando tenías 22 años; las camisetas ajustadas quedan mejor en los veinteañeros entusiastas de la anfetamina, como tú cuando tenías 22 años, y los vaqueros pegados a la piel lucen infinitamente mejor en cuerpos andrógenos estilizados y sexualmente intrépidos, como tú a los 22 años.

Si te pones esas prendas con tu barriga cervecera, vas a parecer una aceituna con dos palillos clavados, así que ya va siendo hora de comprarte ropa nueva.

Si te deprime hacerte mayor, es que te lo has pasado bien

Si esta lista de admoniciones y verdades como puños te ha dejado un poco hundido, alégrate pensando que solo se siente miserable el que realmente ha vivido su juventud. Si no has vivido a tope, no has probado drogas, no has tenido dramas ni te has quedado despierto hasta las tantas, entonces los 30 han sido idénticos a los 29 años anteriores. Por tanto, agradece haber tenido la juventud que has tenido y aprovéchate de ella para vivir una madurez mejor.

@bobfoster83

Traducción por Mario Abad.