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Después de ver 38 shows de la Semana de la Moda en Nueva York, voy a usar pantalones grises el resto de mi vida

Pamplinas de diseñador.

Alice and Olivia

Fui al show de Alice and Olivia esperando ver una especie de presentación de tienda departamental. Estoy familiarizada con la marca y no es terrible. Es conocida por esa ropa elegante de coctel y esos tacones de punta con estoperoles y plataformas que parecen de mejor calidad que los zapatos de Jeffery Campbell. A marcas como ésta se les complica presentar sus accesorios de forma interesante, porque a pesar de que no tienen nada de malo, sus ideas son viejas.

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Creo que debería saber quién es esa de la foto anterior. Hubo una alfombra roja con otras personas a las que no reconocí (vaya sorpresa) con una horda de fotógrafos detrás. ¿Me pregunto cuántos de esos sabían a quién estaban fotografiando? ¿Mencioné lo miserables que se ven todos los fotógrafos en estos eventos? Debe ser el peor trabajo del mundo. La mayoría son viejos, así que les importa todavía menos que a mí lo que pase con estas jóvenes modelos, y tienen que apachurrarse y esperar a que salga gente por la puerta, pose un rato, y se vaya a su casa.

Supongo que fue una especie de exhibición de tienda departamental, al fin y al cabo todas lo son, pero al menos parecía que las modelos la pasaban bien. Apuesto que debe sentirse bien verse tan lindas. ¿Quién no querría estar en una comedia de los sesenta, vestida de mesera sexy, con un pequeño bolso en mano?

La DJ definitivamente no se vistió sola. Pretendía, de manera muy convincente, pasarla bien. En el bar había algunos cocteles exóticos, entre ellos un martini que llevaba un hielo gigante con una orquídea congelada en el centro. También había cosas elegantes en los platos de comida. No me quedé mucho tiempo, así que no me dio tiempo de probar todo lo que estaban regalando.

A pesar de que ni yo, ni nadie afiliado a VICE, fuimos invitados, me llevaron al piso de arriba y me regalaron un helado. Me dijeron que podía probar tres nuevos sabores, dos de ellos llamados “minis”, y que seguro inspiraron las minifaldas que traían estas modelos. No entendí la idea, porque todos los helados eran del mismo tamaño. Me fui por el de menta. Me encantó este escenario, porque a mí también me gusta Magnum.

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No sé qué tanto pueda decir sobre esta ropa. Está bonita. Son algo que me pondría para un evento, en el que intentaría no ensuciarme, porque son prendas muy caras y difíciles de lavar, dado que cada una está hecha de materiales distintos (¿no es ridículo?). Quizá el tema de los sesenta era preguntarse: “¿No te gustaría vivir en una época en la que tienes todo el tiempo del mundo para lavar y planchar, antes de que los invitados lleguen a emborracharse con tus martinis y se coman todas tus Magnums?” A pesar de estar sola, me la estaba pasando bien. Quizá sea verdad que no hay nada mejor en la vida que esos tiempos en los que la vida era más simple, ¿cierto, chicas?

Show Osklen en el Lincoln Center

Fui con cero expectativas y un nulo conocimiento del diseñador. Al parecer las ombligueras estarán de moda en primavera 2013, pero sólo para personas no tan musculosas. Me encantan las prendas con este tipo de corte. Esta muestra una parte del cuerpo que cualquiera puede enseñar sin verse gorda, y tiene un cuello de tortuga y no tiene mangas. También me encantó la combinación de colores…

Debo decir que las impresiones digitales son cosa del pasado para mí, pero la construcción de esta capa es impresionante. Gran parte de esta línea es como si el verano extrañara al invierno. Hay faldas largas, pero con cortes altos, y se usan con sandalias. Hay capas y túnicas gruesas sobre vestidos, pero todo tiene un agujero enorme en la espalda.

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Aunque algunos vestidos mostraban la espalda, este logra enseñar torso y espalda, pero con un tono remilgado.

Este fue mi vestido favorito, probablemente porque se ve más caro. Ese mullet engelado en la cabeza, y el mullet en la falda, con el top de linóleo, y ese look tan elegante. Es una broma sencilla, pero me pareció muy graciosa,

Jeremy Laing en el Sunlit Gallery Space

Luego de casi una semana de elitismo y pasarelas nada impresionantes, decidí que en lugar de seguir acumulando indicadores de diseñador y accesorios deslumbrantes, quería alejarme de ese mundo lo más posible. En un día regular, uno me consideraría una especie de Edina (de Ab Fab), y ahora quería ser la Patsy. De hecho, quería ser menos chic que Patsy, y más como las curadoras y directoras de arte que veía afuera de las exhibiciones con sus lentes gigantes y sus faldas plegadas de Issey Miyake; un look evidentemente terrible, pero irresistiblemente moderno y tradicional. Quizá sólo quería usar una marca menos reconocible. Quizá preferiría no usar color, ni textura, ni fibras naturales o metales preciosos. Podría probar con los trajes grises, pensé. Quizá así nadie me confundiría con alguien que está interesada en las cosas que solía amar, antes de quedar expuesta a la terrible verdad detrás de los amigos y seguidores de la industria. Justo cuando estaba considerando mi caída del mundo de la moda y mi llegada al mundo de los trapos baratos, me invitaron a la presentación de Jeremy Laing. Me esperaba un bufete de frutas y verduras. Me entregaron una mimosa con Moet y me invitaron a echar un vistazo a la nueva línea de Laing o a tomar asiento y ver el video artístico de la ropa en las modelos.

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Tomé fotos de la ropa en los estantes, pero el diseñador pidió a los reporteros que usaran las fotos de su página. La ropa venía en colores apagados, las líneas limpias y exactas, pero las formas eran sensuales. Una chica con esta armadura de pies a cabeza nunca será confundida con una robot sin estilo. Quizá me equivoco, y esta es la epítome de la moda, pero la textura de estas prendas y el peso me hicieron caer enamorada, una vez más, de la alta textura.

Quizá en lugar de comprarme ese traje monocromático, me compre este vestido estilo Matrix, con funcionalidad (bolsas), un corte favorecedor, y un negro nada pretencioso (también lo tienen en blanco), pero con una textura sorpresa, resultado de las múltiples capas y materiales.

Por último, las prendas continuaron con un estilo cuadrado y serio, pero hubo una que otra versión sensual sobresaliente. Si tuviera este vestido, me lo pondría casi tanto como mis pants para hacer ejercicio. La mitad de la sensualidad es sentirse cómoda, y la otra mitad es enseñar muslo y hombro, mientras te tapas las espinillas y los bíceps.

Louise Goldin

Aquí están Kanye West y Kim Kardashian antes del show. ¡Su falda aparecerá después, durante el show!

Permítanme decir, como la escritora más optimista de VICE en haber asistido a 38 eventos de moda en una sola semana, que para cuando llegué a este evento, ya estaba harta de todo. Estaba harta de las cosas aburridas. Necesito que la ropa sea como el arte: impresionante, bien hecha y bien ejecutada. Necesito ropa nueva que cuente la historia en la que viven. Así que mis favoritos de esta temporada fueron los diseñadores que hicieron referencia a lo más mundano, con materiales brillantes o caros. La economía sigue siendo un problema, pero si quieres verte patriótico, entonces, por obvias razones, no puedes vestirte de socialista. Si eres parte del uno por ciento o del 99 por ciento, se cuestionarán distintos aspectos de tu vida. Las pasarelas son un tipo de consumismo tan frágil como la industria publicitaria o musical después de la llegada de los archivos compartidos.

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Y reflejan un ánimo sombrío cuando hay tiempos difíciles, y elementos más prácticos cuando la ocasión lo amerita. Hasta la clase alta quiere parecer consciente. Si te preocupa la forma en la que tu dinero se va a comportar, quizá quieras comprar ropa que duro un par de temporadas.

A veces, un diseñador es suficientemente listo para trabajar con estos sentimientos sin caer en la hipocresía. Las medias cortas de Louise Goldin sugieren una versión pequeña de una oficina corporativa; pero sin el portaligas, para economizar. Los zapatos son unos tacones sencillos sin bordado, pero con tonos metálicos y perlas.

Hablando de hacer referencia, "Warm Leatherette" de The Normals, una canción de la que han hecho cover desde Grace Jones hasta Chicks on Speed, cerró el evento, a cargo del DJ Diplo. Y fue la rola perfecta para cerrar la Semana de la Moda en Nueva York.

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