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Cultură

Esto es lo que se siente al caer desde un balcón

La vida se ve de otra manera cuando te caes desde un tercer piso y vuelves a casa como si nada.

Este artículo se publicó originalmente en VICE Australia.

Hay un peligro que provoca muertes y lesiones entre los adolescentes de forma constante: los balcones. A pesar de todas las medidas preventivas para evitar accidentes, cada verano los titulares se llenan con noticias de caídas desde balcones.

Desgraciadamente, la mayoría de los jóvenes que sufren una caída de este tipo no viven para contarlo. Pensamos que escuchar de primera mano lo intensamente dolorosa que es una caída desde un balcón a gran altura sería más persuasivo que un simple "no lo hagas", así que nos pusimos en contacto con un joven que cayó al suelo de cabeza desde una altura de tres pisos y ha sobrevivido.

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James*, técnico de la marina australiana, se cayó desde lo alto de un balcón en Sídney cuando tenía 21 años. La historia es la de siempre: estaba borracho, subestimó las consecuencias y acabó gravemente herido. Esto es lo que nos contó.

James, a la izquierda, antes de la caída. Nota: hemos difuminado todas las caras para evitar que despidan a James. Todas las fotos facilitadas por James

VICE: Hola, James. Esto ocurrió hace cinco años. ¿Nos puedes contar qué pasó?
James: Era un viernes por la noche a finales de año y había estado de fiesta con un amigo. De camino a casa me di cuenta de que me había dejado las llaves, y pensé que podría trepar tres pisos y colarme en el mío por el balcón. Recuerdo haber subido hasta el primer balcón, luego el segundo y finalmente llegar al tercero, sujetándome a la baranda, pero iba tan borracho que me resbalé y me caí.

¿Recuerdas qué te pasó por la cabeza cuando te resbalaste?
Siempre recordaré el momento justo antes de la caída, cuando intentaba agarrarme pero me resbalaba y decidí soltarme del todo. Puede parecer una locura, pero estaba tan borracho que pensé que aunque me cayera no me pasaría nada. En aquel momento no pensé que habría consecuencias graves.

Mientras caía, me golpeé la pierna contra el segundo balcón, lo que me hizo girar y caer de cabeza. Al dar contra el suelo se me torció la cabeza y las piernas se me doblaron hacia atrás, como si fuera una especie de escorpión. La espalda se me arqueó con tanta fuerza que me rompí las vértebras. Por suerte, el impacto lo absorbió la espalda y no la cabeza. Al final acabé con una fractura de cráneo y mandíbula, hiperextensión de la rodilla debido al golpe con la baranda del segundo piso y, por supuesto, la columna muy fracturada. Me había roto la vértebra T6.

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James en el hospital

¿Perdiste el conocimiento?
Sí, y el amigo con el que estaba se asustó. Al parecer me levanté no me acuerdo de nada de eso y pensó que estaba bien, pero me dijo que me quedara a dormir en su casa, en el sofá. Como estaba borracho y lesionado, no paré de vomitar en toda la noche.

Recuerdo que a la mañana siguiente me desperté y dije, "Tíos, siento un dolor absolutamente insoportable y no puedo moverme. No sé qué me pasa". Pero todos pensaron que era un quejica y no me hicieron mucho caso. Uno de ellos incluso propuso crujirme la espalda. Al final volví a mi casa, me desmayé y estuve durmiendo hasta el lunes.

¿Estuviste dos días enteros durmiendo?
Sí, prácticamente. Sentía tanto dolor que no podía moverme de la cama. Por suerte no tuve que ir al lavabo ni nada, pero bueno, tampoco pude comer ni beber. Lo que realmente me despertó el lunes fue la alarma para ir al trabajo. Recuerdo que le mandé un mensaje a mi amigo para que me llevara. Me dijo que sí y recuerdo haber subido a su coche, pero a partir de ahí todo está un poco borroso. Mi amigo me dijo que se dio cuenta de que algo iba mal porque yo no dejaba de gemir y gruñir. En cuanto llegué abordo, me fui directo a ver a los médicos del barco, que me dijeron que estaba bien.

Un momento: ¿te dijeron que estabas bien? ¿Les contaste lo ocurrido?
Sí, pero pensaban que era una trola para librarme de trabajar. Debo decir, en su defensa, que no es conté que estaba borracho y que me había caído desde un tercer piso. Si se lo hubiera contado, me habría metido en un marrón importante. Además, en aquella época estaba trabajando en un complejo de la marina y no quería perder mi puesto de trabajo, así que les dije que me había caído por las escaleras.

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El corsé que tuvo que llevar James, un mes después de la caída

¿Cuándo te diste cuenta de que tenías lesiones muy graves?
Al final me mandaron a los médicos de la base, que me examinaron el oído y vieron que tenía una hemorragia interna, tras lo cual me llevaron corriendo a cuidados intensivos. Poco después me hicieron un montón de resonancias y tomografías y me pusieron órtesis. La cosa pasó de cero a cien muy rápidamente. Fue entonces cuando me dijeron que tenía la espalda fracturada, y no me extrañó, porque el dolor era insoportable.

¿Cómo fue la convalecencia?
Estuve seis días en cuidados intensivos y luego me trasladaron a una habitación. Tenía que estar todo el tiempo tumbado boca arriba, para todo: ir al lavabo, comer, ducharme… Así estuve más o menos un mes, mientras recibía visitas de especialistas de todo tipo. Gracias a que tuve el accidente cuando era joven, estaba en forma y tenía una actitud positiva, la recuperación fue rápida. Al principio querían operarme, pero me curé tan rápido que no hizo falta. Menos mal, porque me dijeron que si me hubieran operado, habría tenido problemas de salud toda la vida.

¿Qué aprendiste de todo esto?
Fue una estupidez por haber bebido. Salí de fiesta y se juntaron las bebidas en casa de los amigos y el hecho de haberlas cargado demasiado. Todavía no me puedo creer que haya pasado. Oyes hablar de gente que se cae de los balcones y no piensas que vas a ser tú.

*Se ha cambiado el nombre para evitar que James se meta en problemas con la marina australiana.

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Traducción por Mario Abad.