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Cultură

¿Qué porno les gusta a las mujeres españolas?

El porno hetero, falocéntrico y preñado de clichés, sigue sin saber satisfacerlas, así que hablamos con algunas de ellas para saber que es lo que les gusta ver.

Imagen del vídeo de la productora Darkness Studio 'Nice To Meet You' vía Broadly ES

Según las estadísticas de Pornhub, el termómetro más fiable de las tendencias de consumo de porno global, hay cada vez más mujeres consumidoras de pornografía (el 24% de los usuarios de esta web en todo el mundo), pero no se producen novedades en la categoría más recurrida: el eterno lésbico. Parece que el porno hetero, falocéntrico y preñado de clichés, sigue sin saber satisfacerlas. Sigue anclado en rutinas caducas.

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Queremos escucharlas a ellas. Y para saber qué opinan del porno actual, he atracado intelectualmente a seis mujeres sobradas de talento: quiero saber qué piensan del porno, qué han aprendido de él, qué cambiarían y cómo ven el papel de la mujer en todo este invento. Sin tapujos. Con la verdad por delante. Esto es lo que les pone (y les corta el rollo).

Mónica Escudero, periodista y coordinadora del portal de gastronomia El Comidista

Sigue a Mónica en El Comidista

El lésbico es una apuesta segura. En el porno convencional, el rabo se convierte en el único protagonista, las mujeres están allí para darle placer.

No me gusta la cosificación de la mujer, convertida en un generador de placer masculino, siempre dispuesta, fingiendo, hecha un espantajo con tacones imposibles, uñas impracticables, tetas incomodísimas. Para follar hay que estar cómoda, relajada: para identificarme con quien está follando en una pantalla necesito lo mismo.

Del porno para mujeres me molesta que en sus primeras épocas fuera "para parejas", lo que sigue dejando a la mujer como un individuo incapaz de disfrutar del porno en solitario. Tampoco me gusta cuando es romanticón y blandito.

Si es consensuado y ambos disfrutamos, me puede gustar que me peguen, muerdan, escupan o aprieten el cuello: follar fuerte y con rabia. Y también me gusta verlo en la pantalla. No obstante, la violencia ya es otra cosa. Si no puedo saber el nivel de consentimiento que hay o cómo se lo está pasando la persona en cuestión, me cuesta empatizar.

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Apostaría por un porno más realista. Y no solo para las mujeres, sino para todo el puñetero mundo, tampoco creo que muchos hombres se sientan identificados con los cachas hipertrofiados que necesitan correrse siempre en la cara de una chica.

Anastasia Bengoechea. "Monstruo Espagueti", humorista gráfica.

Sigue a Anastasia en www.monstruoespagueti.com

Hasta hace unos años, ver porno y masturbarme me hacía sentir ligeramente sucia o culpable, no sé de dónde saqué esa idea. Supongo que es algo cultural y me jode.

Del porno cambiaría esos primerísimos planos de rabos entrando y saliendo como si estuvieran picando ajos. Los debió de inventar un garrulo.

Por otra parte, el lésbico me parece bastante ñoño y habitualmente no se corresponde con la realidad de dos tías en la cama. En cambio, "La Vida de Adele" me cambió la perspectiva. Hay una escena alucinante en la que pensé: "vale, ¡así, sí!"

Me cabrea que la mujer sea un mero objeto cuyo placer es secundario. Los polvos siempre acaban con una gran corrida masculina, y ella ¿qué? ¿Alguien sabe si se ha corrido?

Los juegos de poder y dominación son la base de todas las fantasías sexuales: siempre hay alguien que está por encima o por debajo, y eso nos pone. Simplemente hay gente a la que le gusta llevar ese juego al extremo.

El porno es la educación sexual de mucha gente aunque hay cosas que son difícilmente aplicables o poco realistas en la vida real. Aunque luego te da otras ideas fantásticas.

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Veo porno con mi pareja alguna vez, pero sobre todo sola. Me gusta verlo porque soy muy curiosa. El sexo es una parte de mi vida y quiero ver cómo lo hacen otros: me da ideas, es divertido, estimulante, sano, relajante y gratis.

Diana Aller, periodista y guionista de TV

Sigue a Diana en su blog www.lo-dice-diana-aller.blogspot.com.es. Fotografía de Andrés Pina

No me gusta el lésbico, pero me vuelven loca las mujeres. La sexualidad entre mujeres del porno es androcéntrica y absurda, basada en la fantasía heteruza y repetitiva. Reivindico el sexo entre mujeres como algo mucho más cerdo e imaginativo.

No me gusta la violencia continua, perpetua, innecesaria sobre las mujeres. Todo lo que hace sufrir, doler, molestar, humillar a una mujer, se considera erótico. Si veo que le ponen el culo rojo a una tía, me deja de molar al instante. Se me encoge el coño.

No estoy en contra de las simulaciones de violación. Muchas fantasías van en esta dirección. Lo que me preocupa es que TODA la pornografía se estructura en torno al uso y humillación femenina, y la mujer asume dos roles: la inocente sometida y la puta demandante de sexo.

No hay un porno "para mujeres", como si todas fuéramos iguales. Las pollas en la realidad me dan igual, pero en el porno me encantan. Gordas, rosadas, hiperbólicas, enhiestas, desafiantes. Que el porno sea artificial me da igual, no es una guía de estilo.

Hago unas felaciones alucinantes. Los mejores piropos de mi vida me los he llevado gracias a esta actividad. Y además de a la experiencia, creo que se lo debo al porno. A todos les gusta lo mismo, basta con ponerle ganas: babear un montón, alternar el ritmo, tragarla hasta el límite de la arcada y mirar con cara de zorra.

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Sor Furcia, activista de Twitter

No me creo el porno, y el lésbico me parece todavía más falso. Está demasiado orientado a las fantasías masculinas y las actrices son muy poco pasionales. Un coño o te lo comes con ganas, como te comes una polla, o mejor no te lo comas. Si me dan a elegir una escena lésbica me quedo con "La vida de Adele".

Lo que me parece más triste es que el único recurso del porno sea el estímulo inmediato: con los hombres funciona bien, pero no con las mujeres. Las tías no nos excitamos solo con ver una polla en primer plano.

Me cansa que siempre sea lo mismo: breve introducción, mamada, primeros planos de la penetración… Tampoco me gusta que todo gire en torno al pene y se utilice a las mujeres como meros objetos para su satisfacción. Y que se normalice tanto el sexo anal en una mujer, pero no se haga lo mismo con los hombres (si no es cine gay).

También me cabrea que en el 100% de las películas haya escenas de mamadas, y que además sean eternas y muy sucias, pero luego las comidas de coño muchas veces ni aparezcan o, si lo hacen, den más pena que otra cosa

A la mujer se la representa como un mero objeto y por eso luego hay problemas en la vida real. No somos como las de las películas, ni queremos serlo. Exigimos nuestro derecho a disfrutar, pero tal y como lo plantea el porno es difícil. Y luego venimos con el cuento de que si somos frígidas…

Al igual que las mujeres en la vida real necesitamos un tiempo y unos juegos para lubricar, en el porno también necesitamos que nos pongan en situación. Que tenga un inicio en el que te seduzca, te enganche… Que te lo creas un poco.

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Tengo algunos vídeos guardados en el móvil que tienen éxito asegurado, pero si quiero innovar, me meto a alguna página y busco material fresco, sobre todo interracial, que me gusta mucho, bondage o rough sex, porque lo de follar flojito ya me lo pensaré cuando sea vieja y sufra de la cadera.

Ana Belén Rivero, dibujante de cómics

Puedes seguir a Ana en www.anabelenrivero.com

Las mujeres entendemos lo que es un coño. Lo valoramos porque hay bastantes lagunas con el coñal. Ahora, hay cada lésbico… Esas manicuras imposibles me dan un poco de canguelo. Y esas bandas sonoras ¿¡POR QUÉ!? Estoy delante del ordenador viendo porno, no en Barraca comiendo Mitsubishis.

Y luego están esos cunnilingus de solo 3 minutos vs. felaciones larguísimas. ¡Qué coraje! A ellas normalmente no se les termina la faena, sin embargo no se escatiman detalles con el festival lácteo.

Puedo comprender que una mujer disfrute sometiéndose a un grupo de hombres que van a taparle todos los orificios de su cuerpo. Ahora, tengo entendido que la industria es cada vez más competitiva, que se ha abierto un mercado enorme en esta área, y que las niñas deben aceptar trabajos en condiciones engañosas.

Que esta tendencia crezca, me parece peligrosísimo y creo que debería estar perseguida legalmente, porque se legitimiza y normaliza la violencia hacia nosotras. Es terrible que con tres clics puedas tener acceso a un "simulacro de violación".

Mi pareja y yo somos ante todos muy amigos y tenemos mucha guasa. En el fragor de la batalla, si se nos ha escapado algo más subido de tono, nos hemos descojonado. Así que no necesitamos el porno. Seguro que está leyendo esto y está pensando "sí, claro, como lo hacemos tanto". Un saludo Dani, te quiero: sube agua y leche, que no queda.

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Perra de Satán, escritora y articulista

Puedes seguirla en @perradesatan

No entiendo por qué tiene tanto éxito el porno lésbico entre las mujeres. A mí no me gusta nada ver vídeos de lesbianas, si no hay rabos, no hay diversión. Tiendo muchísimo más al porno gay. El lésbico, si lo he visto, ha sido por casualidad o porque me he confundido.

Lo que más rabia me da es cuando se nota la falsedad. Sin disimulo. Me corta el rollo que los actores sientan la necesidad de emitir gemidos-metrónomo, en intervalos de tiempo exactos, todos con la misma intensidad.

He tenido que parar un vídeo alguna vez porque me parecía demasiado. No porque las prácticas fueran muy extremas, sino porque el uso de la mujer era alarmante. Eso no quiere decir que esté a favor de que se supriman estas prácticas. El porno es fantasía, ficción. Muchos hombres fantasean con la idea de someter a una mujer, y muchas mujeres tienen esa fantasía. Solo pido que hagan estos vídeos con un poquito de gusto.

Era más aficionada a lo extremo cuando era más joven. Supongo que por curiosidad. Ahora no me mola. No busco cosas raras. Lo más raro que puedo ver son señoras con strap-on follándose a sus parejas masculinas.

He aprendido cosas gracias al porno, por supuesto. El porno ha abierto mi imaginación, me ha animado a probar diferentes posturas y a ir en busca del santo grial de la eyaculación femenina.