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Cultură

La ciencia extraña de Corea del Norte

¿Qué hace el régimen menos racional del mundo para lidiar con la ciencia, la disciplina más racional?

La exhibición nacional de flores de Pyongyang, donde se exhiben la Kimilsungia y la Kimjongilia, las flores nacionales. Foto por Maxime Delvaux.

No importa de quién sea el dedo que aprieta el botón rojo, las bombas nucleares son cosas aterradoras. Pero cuando éstas terminan en manos de líderes que creen en unicornios y terminas con un nivel de ansiedad comparable al que te provoca ver a un niño de cuatro años jugando con una pistola cargada. ¿Qué hace el régimen menos racional del mundo para lidiar con la ciencia, la disciplina más racional?

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La respuesta, hasta cierto punto, ha sido una especie de pragmatismo implacable. Corea del Norte deja la investigación por el gusto de la investigación a los científicos decadentes de Occidente, y considera que el mejor resultado de cualquier programa científico es más dinero, una mayor industrialización o mejores armas. En algunos casos, este enfoque ha dado grandes resultados; avances en la fabricación de drogas ha abierto nuevas fuentes de ingresos, comparables con la exportación de estatuas gigantes al África sub-sahariana. Corea del Norte es quizá el primer país con una política económica a la Breaking Bad, con la construcción de laboratorios de cristal y la exportación de sus productos a China y quizá Occidente a través de su red de diplomáticos. Las drogas son tan fáciles de conseguir hoy en día, y las medicinas de verdad tan inaccesibles, que los locales las usan con fines medicinales; la heroína se ha convertido en el nuevo tratamiento para los resfriados en algunas partes del país.

El líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, suena como el líder ideal para responder las preguntas de ciencia en maratón. Además de tener un título en física, el jefe de estado más joven del planeta es conocido en casi todo Corea del Norte como un experto en ciencias sociales.

Un estudiante en el laboratorio de cómputo de la Universidad Kim Il Sung.

Sus logros en el campo son tan impresionantes que, el pasado agosto, hubo un simposio en Pyongyang dedicado a las “ideas y teorías aclaradas por el respetado Kim Jong Un en trabajos recientes”. Estos trabajos incluyen grandes publicaciones de artículos como “El gran camarada Kim Il Sung es el eterno líder de nuestro partido y nuestra gente”, y grandes títulos como “Cumplamos de manera brillante con la revolución de Juche, teniendo al gran camarada Kim Jong Il en alto estima como el eterno secretario general de nuestro partido”, y, por supuesto, “Luchemos de manera dinámica por la victoria final, con el estandarte de Songun en el aire”; considerado por muchos como The Selfish Gene de la política.

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Según la Agencia Central de Noticias de Corea, los artículos se presentaron en el simposio para demostrar “la grandeza de las ideas y teorías de Kim Jong-un", y doctores y profesores hicieron fila, por voluntad propia, para alabar al dictador. Por ejemplo, el Dr. Yon Jong Sul “notó que Kim Jong Un considera el Kimilsungismo-Kimjongilismo como la única idea rectore del Partido Laboral de Corea y la revolución coreana”, mientras que el Dr. Hong Thae Yon “recordó que Kim Jong Un formuló científicamente la idea de que la unión de una sola mentalidad, el músculo invencible del ejército y la revolución industrial, resulta en una nación socialista próspera”.

Es un mensaje convincente. En general, parece que todos los involucrados la pasaron bien defendiendo sus estudios, todos ellos completamente objetivos, y alineándolos con las ideas del Líder Supremo.

Dados todos esos logros tan gloriosos de Kim Jong Un, seguro te preguntas porque los grandes científicos norcoreanos no han creado una nueva especie para celebrarlo, como hicieron para su padre y su abuelo. Hace poco, se organizó un simposio nacional para discutir vitales avances en investigación en torno a la Kimilisungia y Kimjongilia, dos cepas inmortales de Begonia producidas por los genios científicos de Corea del Norte en honor a los predecesores del joven líder. Sin embargo, aún no hay noticias de la especie Kimjongunia.

Los festivales de Kimjongilia se celebran cada año en Corea del Norte. No se ven muy emocionantes.

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Además de presentar avances en la investigación sobre la ecología y el cultivo de las flores, los “oradores invitados al simposio citaron hechos para demostrar que la Kimilsungia y la Kimjongilia, las flores del sol, son flores reconocidas a nivel mundial pues están abren para reflejar la ardiente reverencia y las alabanzas hacia estos grandes hombres”.

Interesado en descubrir más sobre estas famosas flores, contacté a Rajveer Sihota de los jardines Kew, donde está la colección más grande de plantas fuera de Corea del Norte. Consultó con algunos de los mejores especialistas en Kew para darme una noticia sorprendente: “No tenemos ejemplares de estas flores en Kew”. No sólo eso, “mi contacto en el invernadero tropical no cree que esas flores se hayan cultivado jamás fuera de Corea del Norte”. Es evidente que el mundo tiene mucho que aprender.

La ciencia norcoreana no son puros juegos y diversión. Gracias a la política de autosuficiencia (conocida como juche__), hay un fuerte sentimiento de pragmatismo, con un enfoque en lo militar, lo industrial y la agricultura. “Están trabajo mucho en la ciencia agrícola, por pura necesidad”, me dijo un experto en Corea del Norte, quien pidió el anonimato. “Las sanciones han afectado fuertemente su fuente alimenticia. El primer intento por lanzar un satélite en abril les costó 250 mil toneladas de ayuda alimenticia de EU, y fuera de lo que llega por la frontera con China, los coreanos deben valerse por si solos”.

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Mientras tanto, reportes de la KCNA de más simposios científicos (uno se pregunta en que momento trabajan todos estos científicos) revelaron información sobre nuevos y radicales estudios que se realizan en campos como la tecnología, la construcción de camiones modernos, y esfuerzos por modernizar la explotación porcina en Pyongyang. Incluso parecen tomarse el cambio climático en serio, lo que los convierte en un pueblo décadas más avanzado que los republicanos o la ola de euroexcépticos.

Niños en un jardín de niños en Corea del Norte juegan sobre un carrusel nuclear. Foto por Alex Hoban.

También es probable que el mundo se haya burlado injustamente del descubrimiento de una guarida de unicornios por científicos norcoreanos. “Soy de la opinión de que esa historia fue malinterpretada, y que en la traducción se perdió la palabra mítico”, me dijo el experto con el que hablé. “La historia debía confirmar una parte vital del folclor para demostrar que Pyongyang es la antigua capital de Corea, pero esto estuvo mal parafraseado. Los periódicos estaban ansioso por usar esto como un ejemplo de la ‘locura norcoreana’”.

Quizá algunos de los más grandes avances en el país han sido en el sector salud. Mientras que en Occidente luchamos, cual ignorantes, con parches de nicotina y cigarros electrónicos, los habitantes de Pyongyang pueden comprar una pastilla para "dejar de fumar". Hecha de “extrañas hierbas medicinales que crecen en las montañas”, el remedio “elimina la nicotina acumulado en el cuerpo humano”, lo que hace que la persona “deje de fumar de manera espontánea”. Si tan solo nuestro gobierno pudiera ignorar a las grandes tabacaleras e importar estas pastillas milagrosas a occidente.

Hay un fuerte enfoque práctico en la ciencia norcoreana que sería del gusto de los más aferrados conservadores. Los Einsteins y Newtons de Corea del Norte marchan a su propio paso, creando flores, tratamientos a base de heroína, e investigando bombas nucleares.

La creatividad y el intercambio abierto de ideas no son bienvenidos en este mundo: si no puedes alabar al líder, alimentar a un trabajador, construir una fábrica, o volar a un estadunidense con tu invento, entonces puedes dejar de usar el pizarrón. Este es el progreso que resulta de tener objetivos claros en la ciencia. Pero resulta        que ese progreso no es tan grandes después de todo.

Martin Robbins es escritor y orador, y bloguea sobre cosas maravillosas y extrañas para The Guardiany New Statesman

Encuéntralo en Twitter @mjrobbins, o envíale un correo con consejos y opiniones a martin@mjrobbins.net.