FYI.

This story is over 5 years old.

Cultură

Estos son los 5 momentos estelares de Gran Hermano VIP 2016

"Gran Hermano VIP" acabó ayer con un guiño al destino: Carlos Lozano perdió.

Todas las fotos de Mediaset

"Gran Hermano VIP" acabó ayer con un guiño al destino: el gran loser de esta edición, el personaje que mejor ha definido el papel de perdedor, Carlos Lozano, se quedó a las puertas de la victoria cuando todo parecía indicar que acabaría llevándose el gato al agua. La tuvo en sus narices, pero en el momento final, como quien le retira a un perro un bistec justo antes de que este consiga darle un muerdo, la cruel voluntad del público se la arrebató para completar el círculo. Los perdedores de raza y esencia nunca pueden ganar, y con el que fuera presentador de "Operación triunfo" volvió a quedar demostrado. Es que incluso el premio obtenido por Lozano, que no es otro que volver a trabajar en televisión en España, con un programa de Mediaset aún por determinar, huele a decadencia y derrota.

Publicidad

Pero jugarretas del destino al margen, el triunfo de Laura Matamoros confirma, entre otras cosas, que el espectador y el votante de "Gran Hermano" van por caminos distintos. Y que, por supuesto, los que votan no tienen ni puta idea de televisión. No votan mal, votan peor. La hija de Kiko y enemiga íntima de Makoke se ha pasado el último mes de concurso mirando al techo y distanciándose a conciencia de los grandes conflictos. Catenaccio de primero de reality: pon el cerrojazo, dale la pelota al rival y deja que otros se maten entre ellos mientras tú pasas desapercibida. Una táctica lícita y válida, claro que sí, pero mezquina y rácana, que convierte este juego en un aburrimiento difícil de sobrellevar.

Laura Matamoros, ganadora de GH VIP 2016

Y es que ayer en la gala final, que cambió la estructura habitual del concurso para disputar toda la contienda ya en plató, vimos una escenificación muy elocuente de lo que ha sido esta edición de "Gran Hermano VIP": por un lado, un Carlos Lozano entregado en cuerpo y alma al show y al espectáculo, dispuesto a bajar al fango con quien hiciera falta, sobre todo con Raquel Bollo, con toda probabilidad el personaje televisivo más insoportable y odioso de cuantos habitan en Mediaset; por el otro, una Laura Matamoros que tira la piedra y esconde la mano constantemente, sobre todo cuando se aborda su agotador y aborrecible drama familiar. Me quito el sombrero ante Telecinco: ha conseguido estirar y rentabilizar al máximo un tema que, siendo objetivos y en un contexto de bonanza de contenidos y enfrentamientos en la casa, no hubiera aguantado ni medio Sálvame.

Publicidad

Ha ganado Laura Matamoros, pero de ella apenas nos acordaremos cuando hayan pasado unos meses o empiece otra edición del programa, como es habitual que suceda en este formato cada vez que se impone un personaje gris. Este "Gran Hermano VIP" no pasará a la historia, precisamente, pero en cualquiera de los casos lo que sobrevivirá al paso del tiempo y los votos inútiles del público serán algunos momentos puntuales en los que la vencedora ni tan siquiera ha sido protagonista o co-partícipe. Con el resultado visto para sentencia, aquí va un recuento de los mejores instantes que nos ha dejado esta edición.

Los 5 Momentos inolvidables

La torpeza de Fran Nicolás para encontrar Australia en un mapamundi ha hecho más daño que diez programas seguidos de "Equipo de investigación". Aquello fue la escenificación de una caída con todas las de la ley, un error más letal y determinante que cualquier relato exagerado y contradictorio sobre el CNI o el Rey. Joder, Fran me cae bien y lo tendría siempre en mi equipo, y en cierto modo siempre estoy dispuesto a tragarme cualquier película de espías que nos cuente, pero ahora con qué cara me pongo a defender a un tío que asegura haber engañado a media España sin tan siquiera saber dónde queda Australia.

La batería de predicciones fallidas de Rappel. Eres vidente, vives de ello, te vanaglorias de ser el mejor del mundo en tu campo y durante mucho tiempo se te ha considerado el tarotista de la jet set. Y no se te ocurre otra cosa que llevarte las cartas a la casa de "Gran Hermano VIP" y tirárselas al primero que te lo pide. Con cámaras hasta en el lavabo y, sobre todo, con la inmediatez del tiempo jugando en tu contra. Entró Kiko Matamoros con el cuchillo en los dientes y se fue a por Rappel sin piedad ni compasión: tres preguntitas malévolas sobre el Real Madrid bastaron para humillar al futurólogo en su propio terreno. Ya puedes ir cerrando la consulta, socio.

Publicidad

El show de Julián Contreras Jr. "El Penurias" es uno de los mejores nicknames de la historia. Punto. Entre otras cosas porque define a la perfección al personaje: agonías, tristón, victimista, negativo, melodramático. Contreras ha sido un concursante pésimo, pero involuntariamente nos ha regalado algunas imágenes memorables que tardaremos en olvidar: su caída en plena noche al intentar levantarse de la cama es historia de la televisión contemporánea. Pero también su tembleque febril en el confesionario, sus lágrimas de cocodrilo y su enfrentamiento a grito pelado con Carlos Lozano, que provocó su abandono de la casa. Entró en "Gran Hermano VIP" con la intención de enseñar su verdadero yo y cambiar la imagen pública y ha salido aún peor de lo que entró.

Los monólogos en voz alta de Carlos Lozano. Nada volverá a ser lo mismo: no tengo la menor duda que en próximas ediciones de "Gran Hermano" y su versión VIP nos hartaremos de ver a los concursantes hablando solos en voz alta. A Lozano le ha funcionado: convirtió sus pensamientos interiores en discursos con intención e influencia entre los espectadores, y su táctica de verbalizar esos monólogos introspectivos ha supuesto la gran innovación y revolución de esta edición. Ahora solo falta comprobar si esta política de concurso habrá afectado a su vida personal: tengo el pálpito que en más de una tarde de soledad nuestro héroe se pondrá a hablar en voz alta creyendo que hay cámaras y telespectadores siguiendo de cerca sus digresiones.

La entrada en la casa de Víctor Sandoval y Kiko Matamoros. Llegaron los dos a medio concurso con una misión y cumplieron con creces su cometido: suministrar toda la información posible a los concursantes para agitar el programa desde dentro. El momento es cumbre no solo por la pericia mostrada por ambos para caldear el ambiente y revolucionar la marcha del programa, sino sobre todo porque supone una ruptura clara y concisa con la esencia del formato. Aquello de "en la casa de GH está prohibido recibir información del exterior" se ha ido al garete, y nos alegramos que así sea: las normas están para romperlas cuando así lo necesiten las tramas del reality.