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ESPAÑA

La memoria histórica española, asignatura pendiente en las escuelas

Currículos abultados, profesores que prefieren pasar de puntillas sobre ciertos temas y una falta de voluntad política provocan un desconocimiento de hechos ocurridos entre la II República y la Transición.
Miembros de la Universidad Autónoma de Barcelona desentierran cuerpos de combatientes republicanos ejecutados durante la Guerra Civil. (Imagen vía EPA)

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Menos de la mitad de los manuales que los alumnos españoles estudian en el cuarto curso de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) hace referencia a la represión de la dictadura franquista, que se prolongó durante casi 40 años. Es una de los datos que aparecen en La Memoria Histórica en los libros de texto escolares, una investigación dirigida hace cuatro años por el profesor de Didáctica de la Universidad de León, Enrique Díez.

Durante tres años revisaron 21 libros de texto, los más utilizados en las asignaturas de Historia de cuarto curso de la ESO y de segundo de Bachillerato, los niveles escolares donde se estudia la época más reciente.

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El objetivo era comprobar de qué manera se trataba el periodo que va desde la II República a la Transición. Constataron que este periodo ocupaba un 39,4 por ciento de los contenidos del siglo XX, un volumen, explican, adecuado a la extensión temporal, pero al analizar los temas que se trataban vieron que el mayor espacio se dedicaba a lo acontecido en la Guerra Civil.

"Se hace una descripción del número y tipo de batallas que hubo pero no se abordan las causas ni la represión posterior", explica Díez a VICE News. Se hablaba en general de un "lucha fratricida entre dos bandos", evitando señalar, apunta, que la guerra fue una contienda que enfrentó a los que dieron el golpe de estado contra los que defendieron la democracia.

Subraya dos temas tabú, no solo en los manuales, sino también entre los 610 profesores que entrevistaron. "No aparece, ni nadie habla del papel legitimador de la Iglesia Católica en la dictadura y de la incautación de bienes a represaliados por parte de afines al régimen", señala.

Para el docente, autor de las unidades didácticas La Recuperación de la Memoria Histórica junto al profesor de Historia de la Universidad de León, Javier Rodríguez, la enseñanza en las escuelas de lo que significó la II República, las causas de la Guerra Civil y lo que ocurrió durante los casi 40 años de dictadura sigue siendo una asignatura pendiente que provoca "una amnesia colectiva".

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También opina así el profesor de Didáctica de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Madrid, Fernando Hernández. "La situación que yo he vivido como alumno, como profesor de instituto y ahora en la universidad no ha cambiado y lo que hace referencia a nuestra Historia Contemporánea es un gran agujero negro", señala.

Hace dos años, este docente realizó una encuesta entre un centenar de universitarios que estaban en el ecuador de su carrera de Magisterio. El 30 por ciento desconocía que cuántos años estuvo Francisco Franco en el poder, algunos decían menos de 30. El 71,6 por ciento ignoraba en qué había consistido el proceso 1001 — por el que la dictadura encarceló a los 10 dirigentes del entonces sindicato ilegal de Comisiones Obreras y opositor al régimen-.

El 79,5 por ciento desconocía cuándo se habían producido las últimas ejecuciones y el 40 por ciento ignoraba que las hubiera habido.

"Ello no sólo supone un déficit cultural sino democrático, porque con 16 años, cuando termina la enseñanza obligatoria están saliendo a la vida pública personas sin formación, sin los recursos analíticos y críticos de lo que pasa a su alrededor", afirma el profesor.

'En este país ha habido una especie de fábrica de ignorancia que produce una incultura absoluta en derechos humanos'.

En la misma encuesta entre sus alumnos universitarios sólo el 27 por ciento de los encuestados vio los contenidos relativos al periodo que va de la II República a la Transición. El 73 por ciento debió esperar a 2º de Bachillerato para cursarlos "y afrontar su estudio con la premura de la selectividad", subraya.

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Una de las causas apuntadas por los expertos de la escasa enseñanza de la historia reciente española es la organización del currículo en las diferentes leyes educativas de la materia de Historia. "Si siempre se empieza por el principio nunca se llega al final pero porque tampoco interesa llegar hasta ahí", argumenta Enrique Díez.

En el cuarto curso de la enseñanza obligatoria — en la anterior ley educativa y en la cuestionada LOMCE, que entra en vigor en el curso que ahora empieza — los alumnos estudian tres horas a la semana de Historia Contemporánea Universal, donde la española aparece intercalada con la del resto el mundo. Los que siguen sus estudios tras finalizar la etapa obligatoria no vuelven a ver hasta dos años después Historia de España, en una asignatura que comienza con Atapuerca y termina con la crisis económica de 2008.

"Es una cuestión de mover casillas que no generaría ningún tipo de problema", argumenta Hernández, quien cree que una opción de nueva organización para ampliar el conocimiento de la historia reciente sería mover el siglo XIX al tercer curso de la obligatoria y dejar sólo el XX en cuarto. En segundo de Bachillerato se dedicaría a la historia española del XX y en el anterior curso se verían las etapas anteriores.

Alejandro Tiana, catedrático de Teoría e Historia de la Educación y rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, explica a VICE News que "hay una sobrecarga de los currículos y en cada reforma hemos ampliado los contenidos". Por ello, opina que una cuestión sería "elegir qué es lo necesario y lo básico que deben aprender los alumnos" y admite que en este país sería muy "complicado llegar a ese acuerdo".

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Para el profesor de la Universidad Autónoma Fernando Hernández, y docente de Historia durante más de 20 años en institutos, todo pasa por "una voluntad política y de una visión compartida de los valores democráticos". Hace referencia a lo que ocurrió en Francia y cómo la apuesta del país vecino por reforzar los contenidos de la historia reciente se vio reflejado en el conocimiento de la sociedad sobre acontecimientos ocurridos en la II Guerra Mundial.

"En un sondeo de 1980 la mitad de los encuestados [franceses] pensaba que era Alemania quien había declarado la guerra a Francia y un 66 por ciento no condenaba al mariscal Petain", explica.

En unas encuestas realizadas en 1990 y 1992, a petición del Ministerio de Antiguos Combatientes y de la Liga de Educación, entre jóvenes de entre 15 y 19 años, el 63 por ciento señaló en 1990 a la policía francesa — y no a las SS — como los autores de la redada del Velódromo de Invierno de 1942, la mayor que se realizó contra los judíos en la Francia ocupada. Dos años después, entre el 70 y 74 por ciento dio una respuesta acertada.

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Hernández apunta que no sólo se trata de un problema de falta de tiempo, sino que el profesor tiene también capacidad para seleccionar los contenidos en los que quiere detenerse más. "Hay muchos que consideran que se van a buscar un problema si no plantean la materia con la suficiente equidistancia", afirma. En la investigación realizada en la Universidad de León, Díez constató tres tipos de actitudes entre el profesorado que entrevistó.

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"Un número reducido estaba comprometido con hablar de este periodo en clase, había una minoría que bajo ningún concepto y el mayor número tendía a pasar de puntillas por miedo a lo que pudiera pasar", explica. Tenían miedo a que los padres se quejaran, a que les cuestionaran o a que el hecho de detenerse en esa época "les posicionara ideológicamente".

Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de Memoria Histórica) explica a VICE News que muchas veces se han encontrado con las puertas cerradas en los institutos. "Nos decían que se tenían que reunir con el departamento y que ya nos dirían algo y nunca más sabíamos de ellos", señala, y añade: "Va a alguien a hablar del conflicto del Sáhara o una víctima del terrorismo y no pasa nada pero vamos con una víctima de la dictadura y nos dicen que es un problema".

"En este país ha habido una especie de fábrica de ignorancia que produce una incultura absoluta en derechos humanos y que tiene que ver con un conocimiento de lo que significan", señala Silva. Pone como ejemplo los actos de reconocimiento público a las víctimas que realiza la asociación cuando exhuma una fosa. Muchas veces se encuentran con que el alcalde de la localidad les dice que no va a acudir porque "prefiere mantenerse neutral".

"Quien no conoce la historia no puede después pedir responsabilidades a quien viola los derechos humanos", afirma Díez, quien subraya que "el problema fundamental es que la gente seguirá siendo cómplice de la injusticia".

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