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Sexo

¿Por qué se supone que mola follar en aviones?

Seamos realistas, tener sexo en aviones apesta.
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Las historias de sexo en aviones siempre atraen a la gente. A mí, al menos, me atraen. Hay algo en eso de follar en el aire que nos parece como lo más increíble del mundo, el punto máximo de “locura” sexual al que podemos aspirar. ¿Follar en la cocina? Nah. ¿Follar de pie medio escondidos en un supermercado? Nah. Si has follado en un avión ya has hecho la mitad de cosas que has venido a hacer en este mundo.

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Un compañero de trabajo —de aquí, de las oficinas de VICE España— que estuvo trabajando varios años de azafato en una compañía aérea, siempre recibe por nuestra parte una absurda cantidad de preguntas sobre el tema de los aviones. ¿Miguel, dónde va a parar la mierda que la gente caga durante el vuelo? ¿Los pilotos se echan siestas? ¿La gente se emborracha mucho? De entre todas las preguntas siempre hay una que destaca por encima de las demás: Miguel, ¿pero se folla mucho en el aire?


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Por lo que parece, es algo que sucede bastante habitualmente entre los pasajeros o los currelas del avión. No es el pan de cada día pero sí que es algo que te acostumbras a ver. Sobretodo en los vuelos hacia Ibiza , me comenta el compañero. Y es que durante las aperturas o cierres de grandes discotecas y festivales mucha gente aún drogada se sube al avión; es entonces cuando llegan los casquetes y las mamadas se suceden en pleno vuelo.

Este, como mucho, será el espacio del que dispondrás para practicar sexo/Foto vía el usuario de Flickr bvstarr

De hecho, existe, precisamente, un club llamado MileHigh Club , una especie de club secreto no oficial en el que los miembros comparten sus historias sexuales acontecidas en el aire, ya sean de pilotos, azafatos o pasajeros. En su página web encontraremos un buen montón de experiencias narradas con todo detalle, incluyendo la compañía aérea en la que sucedió, el código de vuelo, el origen y el destino, la hora, el modelo del avión, la localización del asiento y la altura del vuelo en el momento del acto. Todo muy completo, en fin, una maravilla.

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Según la psicóloga y sexóloga Elena Crespi, esta fascinación por los polvos de altos vuelos se debe a la necesidad de hacer algo nuevo y distinto y, a la par, prohibido —desde hace años está prohibido que dos personas entren al baño de un avión a la vez—. Es también fruto de los calentones, que hacen que “no puedas evitar buscar un lugar para tener sexo de forma urgente”. Existe el elemento del morbo pero hacerlo en los baños de un avión “no es el mejor sitio por cuestiones de higiene”, apunta.


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David Noci, de 29 años, es un tipo que una vez folló con su pareja en un avión. Esta gente existe, que no quepa duda. Según Noci, el asunto “parecía mejor en el papel que lo que luego fue realmente”. Más que por un calentón, lo suyo fue un acto de protesta, “nos tuvieron dos horas esperando en el avión sin despegar y, al llegar a la 'altitud de crucero', decidimos, de manera totalmente premeditada, ir al baño sin disimulo alguno y empezar a hacerlo.

Al diseñar esos aviones el concepto de ergonomía no lo tenían muy claro, aún tengo alguna contractura fruto de aquel disparate. Puede que de morbo pero este se va una vez pasan, no sé, ¿30 segundos?”.

Si ves uno de estos piensa que quizás dentro haya gente intentando fornicar/Foto vía el usuario de Flickr rkc01

Y es que realmente follar en un avión es, desde todos los puntos de vista, algo terrible. Todo el mito que existe alrededor de esta idea —todo eso de reunir a tus colegas y decirles “Ei, lo he hecho: ¡he follado en un avión!” mientras todos estallan en un griterío imposible mientras golpean la superficie de lo que tengan más a mano— está basado sobre una base conceptual errónea.

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Follar en un avión es antihigiénico. Si lo haces en el baño, estarás follando donde mea toda esa gente que es incapaz de apuntar dentro del WC y tu ropa y tu piel terminarán empapadas en orín; si lo haces en el asiento, deberías saber que hace escasas horas había un señor especializado en sudar sentado donde estás ahora mismo intentando pasar del peting a algo más.


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Sus poros abiertos segregaron fluidos que recorrieron su piel y sus pelos, material biológico que se posó sobre el reposa manos donde ahora apoyas tu cara, o aún peor, tus genitales. ¿Sabes a lo que me refiero? Toda follada en el aire es incómoda a menos que tengas a tu disposición un jet privado en cuyo caso el equivalente mítico de “follar en un avión” para ti sería “follar en una nave espacial rumbo a Marte acompañado únicamente de una persona apellidada ‘Portman’”.

Además, por mucho que nos digan que no, elevarse sobre la tierra es algo peligroso. Siempre existe la posibilidad de morir cuando coges un vuelo. Por otro lado, follar es igual de peligroso, no solamente por el tema de las enfermedades de transmisión sexual, sino que es un acto en el que se mezclan y deben compenetrarse el descontrol mental y el esfuerzo físico, cosa que puede producir cientos de roturas y accidentes colaterales. Teniendo esto en cuenta, follar en un avión es como tentar la consolidación de la tragedia: es hacer dos cosas peligrosas a la vez.

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Inténtalo/Foto vía el usuario de Flickr travelingotter

Luego está la gente de alrededor. Debe ser extraño tener sexo rodeado de gente que no está formando parte del mismo acto sexual, gente que, de hecho, puedes rozar. Gente que está tranquilamente pensando en pedirse un menú “vermut” de cerveza, aceitunas y patatas o trabajando en un Excel llamado “Comparativa entre el aluminio y el plástico duro recauchutado”. Gente que intenta vivir su vida sin que la gente se ponga a follar a su lado. Gente que cuando ve que estáis intentando follar, se indigna y emite unos bufidos tan desagradables que pueden destruir hasta el libido de Tiger Woods.


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Y a ver, esos movimientos de cintura que te ves obligado a hacer de forma sutil debajo de la chaqueta que os cubre a los dos son evidentes y lamentables, pese a que los detengas cuando pasan las azafatas. Estar pensando en las rutas de tránsito por el pasillo de los trabajadores de un avió mientras follas es todo menos sexualmente inmersivo y disfrutable, en fin, que no estás en tu elemento, estás “fuera del polvo”. Es como si alguien (tu pareja) se estuviera follando a un mueble (tú).

Así que, la próxima vez que alguien se jacte de haber fornicado sobrevolando la faz de la tierra, sabrás perfectamente que te estarán intentando vender unas zapatillas Andy-Z como si fueran unas Vans. Realmente habrá sido un polvo incómodo, sucio y mortal. El mito ya ha caído.