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Estos expertos en robótica quieren dominar el mundo con un par de piernas

Cassie, que luce como si fueran las piernas de un velociraptor pintadas de color naranja intenso, es un producto creado por la empresa emergente Agility Robotics.

Si quieres echar un vistazo al futuro, como en el futuro de ciencia ficción de Hollywood, prueba dando un paseo por la pintoresca costa de la tranquila población de Albany, Oregon, con una población de 53,000 personas.

En una brillante mañana de noviembre, frente a un patio de madera de Albany, flanqueado por grandes alisos rojos americanos, un robot de dos piernas llamado Cassie se trasladó de un lado a otro pisando las hojas de los árboles. Las piernas del robot se movían constantemente hacia arriba y hacia abajo con un leve estallido a cada paso y su cabeza sin ojos, una pequeña caja situada entre sus extremidades, rotaba con una cualidad muy realista. Los corredores curiosos se detuvieron para mirar más de cerca, una mujer felicitó a sus perros por no orinar sobre el robot, y un anciano pasó en bicicleta con una mirada en el rostro como de quien no tiene tiempo en absoluto para lidiar con estas cosas.

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Los creadores de Cassie quieren que algún día esta escena sea normal.

Cassie, que luce como si fueran las piernas de un velociraptor pintadas de color naranja intenso, es el único producto creado por la empresa emergente Agility Robotics. Agility surgió de la Universidad Estatal de Oregon (OSU) a principios de 2017, y desde su oficina entre los árboles y los puentes antiguos de Albany, los cofundadores de la compañía Jonathan Hurst, director del laboratorio de robótica de la compañía, y el ex estudiante Jones están planeando conquistar el mundo con un par de piernas mecánicas.


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Caminar sobre dos piernas es difícil para los robots. Se trata tanto de un desafío mecánico como de un problema de física, y Agility Robotics dice que ha resuelto ambos problemas de una manera que, y este es el punto crucial, les permite venderles robots a las personas en este momento. Aunque el robot bípedo Atlas de Boston Dynamics, a diferencia de Cassie, puede hacer saltos mortales, no puedes comprar uno. Cassie, por otro lado, es un modelo de producción que puede caminar, recién salido de la caja.

Cassie en la oficina. Imagen del autor.

La capacidad de caminar sobre dos piernas tendrá enormes ventajas en el futuro, cuando los robots necesiten desplazarse por diferentes espacios para entregar paquetes, por ejemplo, o para cuidar a las personas mayores en sus hogares. Para eso, cree Hurst, van a necesitar piernas. No ruedas, ni bandas, sino piernas. Esto, dice en su discurso, significa que no tendremos que rediseñar el mundo para que los robots encajen en él: existirán cómodamente en los espacios humanos.

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"Cuando me retire, quiero que Agility Robotics esté detrás de las piernas y la locomoción del robot que me estará cuidando en casa", me dijo Hurst en el laboratorio de robótica de OSU que dirige, y donde Cassie tuvo su origen.


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Pero el tiempo se termina para Agility en el mercado de los robots. Un par de piernas funcionales de robot es genial, pero por sí solas no entregarán un paquete que contenga tu nuevo par de audífonos. Para eso, se necesitan brazos y ojos. Y, huelga decirlo, un socio dispuesto a darle una oportunidad a esa premisa de ciencia ficción.

*

En la oficina de Agility Robotics a principios de noviembre, el ánimo, que de otra manera habría sido relajado, era sombrío esa brillante mañana de lunes en Oregon. Hurst hacía llamadas y escribía en el teclado con gran seriedad mientras Jones me mostraba todo amistosamente. Era una habitación muy despejada, con sólo un puñado de personas trabajando silenciosamente en sus escritorios y dos robots Cassie colgados de arneses en un extremo de la oficina.

Después de una rápida fase de arranque, Hurst y Jones parecían estar muy conscientes de que las cosas están a punto de cambiar para Agility, y mi presencia ahí fue sólo una señal más. "Tal vez hayamos progresado mucho en poco tiempo, pero no es suficiente", me dijo Hurst.

Jonathan Hurst. Imagen del autor.

Agility Robotics reveló y produjo un nuevo tipo de robot en su primer año. Esto se debe en gran medida a que gran parte de la física que rige el movimiento de Cassie fue descifrado al hacer a ATRIAS, un robot ambulante que Hurst y un equipo de estudiantes presentaron en el DARPA Robotics Challenge 2015. Después de una demostración impresionante, Hurst recibió una beca de $1 millón de dólares por parte de DARPA, el ala de investigación del Departamento de Defensa, para fabricar más robots. Y así nacieron Cassie y Agility Robotics.

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En este momento, el proceso de fabricación de Cassie es un asunto de tipo 'de la granja a la mesa'. Jones vive en una parte de la granja de su familia en una estructura de metal laminado. La investigación se lleva a cabo en la universidad que está en las cercanías de Corvallis. Todo el mecanizado para el robot ocurre en un taller mecánico local que tiene una larga relación con Hurst y sus necesidades particulares como experto en robótica, y el ensamblaje se realiza en la oficina central de Agility en Albany.

Pero si Cassie es el futuro de los robots humanoides ambulatorios, es difícil imaginar cómo la empresa podrá mantener su proceso tan local como hasta ahora.


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La tensión entre las aspiraciones de Agility Robotics y su proceso tan local se hizo evidente en el taller Ram-Z Fab en Corvallis, donde se fabrican las piezas de Cassie. El dueño del taller es Scott Ramsey, un hombre grande y amigable con un exterior hosco. A lo largo de todas las paredes del lugar hay calendarios y carteles de un pub llamado Squirrel's Tavern, que datan de 1993. Ramsey me cuenta que ha estado visitando Squirrel's todas las semanas durante 25 años.

"¿Vas a mantenerlo local?", le preguntó Ramsey a Hurst con un gruñido en la oficina principal de Ram-Z Fab.

"Sí", respondió Hurst. "Este es un gran lugar para construir una empresa; reduce el costo de hacer negocios aproximadamente a la mitad".

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El día anterior, en el laboratorio de robótica de OSU donde Cassie comenzó, Hurst me dijo en términos inequívocos: "El objetivo de Agility es crecer agresivamente".

Scott Ramsey. Imagen del autor.

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Hay algo más que aumenta la sensación de incertidumbre en torno al futuro de Agility Robotics, y es algo muy importante: Cassie no hace nada más que caminar. No tiene ojos mecánicos para "ver" el mundo, y no tiene brazos para levantar paquetes. Va a necesitar estos elementos si es que alguna vez va a satisfacer la visión de Hurst y Jones.

Cuando le pregunté a Jones si Cassie podía hacer algo útil hasta el momento, se rió y dijo: "Ése es un golpe bajo".

El tiempo se agota para que Agility convierta a Cassie 'el par de piernas de robot' en Cassie 'el robot que puede hacer algo', porque la compañía le ha vendido cuatro robots a diferentes laboratorios universitarios en todo el país. Estos académicos sin duda están levantado cada capa mecánica de Cassie para descubrir sus propios métodos para controlar sus movimientos. Cassie viene incluso equipada con dos cerebros de computadora: uno que trae precargado el software de Agility Robotics, y otro para que el cliente pruebe sus propios algoritmos.

Imagen del author.

"Básicamente, estamos es la etapa de prueba beta", continuó Jones. "Estamos tratando [a Cassie] como una plataforma que podemos enviarle a equipos de robótica altamente capaces que saben lo que hacen: no son ningunos improvisados".

Jones me aseguró que Agility está por lanzar un nuevo robot y que, después del éxito de Cassie, definirá el futuro de la compañía. El próximo robot podría potencialmente cumplir la promesa de Cassie o hundir la empresa. Hurst y Jones fueron muy discretos acerca de cómo se verá el próximo robot, pero la compañía ya confirmó que el próximo tendrá brazos.

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Esta sensación de incertidumbre sobre el futuro parece reflejarse en las comodidades actuales de Jones.

Vive en una estructura temporal de metal laminado en la granja de sus padres, donde cultivan semillas de pasto. Parte de la estructura es un garaje en el que Jones se divierte con motocicletas para motocross (un motor desarmado se encontraba en la caja de un camión mientras yo lo visité), y el resto es un pequeño departamento. No hay nada en los alrededores más que árboles de castañas.

"He estado aquí por seis meses", me dijo Jones en su departamento de lata. "No quiero sentirme demasiado cómodo".

Jones en la granja. Imagen del autor.