Chica sonriendo
Identidad

esta fotógrafa retrata a desconocidos antes y después de besarlos

“Establecer nuevas relaciones y aprender de la opinión y las ideas de los desconocidos quizá sirva para tender puentes y combatir la ignorancia y los prejuicios”, asegura Johanna Siring.

Este artículo apareció originalmente en i-D US.

La fotógrafa noruega Johanna Siring acudió a la edición de este año del festival Roskilde, en Dinamarca, donde entablo amistad con mucha gente. ¿Su método? Repartir besos.

"Besar activa las terminaciones nerviosas de los labios", nos cuenta Johanna, "provocando la liberación de dopamina y un incremento de la oxitocina. Alivia el estrés de forma inmediata y genera un vínculo emocional instantáneo entre las dos personas".

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Johanna se acercaba a la gente en el festival y les preguntaba si querían posar para ella. Tras hacerles una foto, les explicaba en qué consistía su proyecto, les pedía permiso para besarles e inmediatamente después les hacía otra foto.

La artista dejó que fueran ellos quienes dictaran el ritmo de la situación. "Algunas personas me daban un beso rápido y luego les entraba la risa, y otras se entregaban a dar besos con lengua", explica. "Lo más curioso fue que después de besarnos, sentía como si conociera a esas personas un poco mejor, y creo que esa sensación queda muy bien reflejada en los segundos retratos".

Johanna tampoco se puso límites. Sus modelos variaban en género, edad, aspecto físico y raza. En las fotos antes de los besos, cada uno intentaba proyectar una versión específica de sí mismo, ya sea encogiéndose de hombros para parecer despreocupados o sonriendo para transmitir dulzura.

Las fotos de después, en cambio, muestran una faceta mucho más espontánea. Tras el beso, uno de los chicos esboza una sonrisa tímida que contrasta enormemente con el aspecto de tipo duro que le confiere la chaqueta de motero, con sus parches y tachuelas.

Johanna nos cuenta por qué considera que todo el mundo es fotogénico —aunque digan que no lo son— y cómo es la experiencia de pasarse dos días besando a desconocidos.

Roskilde se creó durante el movimiento hippie de los setenta, y actualmente es el mayor festival de música del norte de Europa, con cabezas de cartel tan potentes como Rihanna. ¿Qué energía se respira allí?
Pues para mí, el Roskilde ha sido lo más destacado del año durante los últimos nueve años. No se parece a ningún otro festival de los que he estado porque aquí todo el mundo interactúa con todo el mundo. Hay una mentalidad muy liberadora. Se reúnen unas 125.000 personas que crean una especie de "pueblo" mágico en el campo en el que conviven durante ocho días seguidos.

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Desde sus comienzos en 1971, el festival se ha celebrado sin ánimo de lucro, lo cual creo que influye en la mentalidad del público que va. Puedes acercarte a cualquier zona de acampada y unirte a la gente que te encuentres.

Lo que hagas fuera de allí no importa. No tienes que preocuparte de reuniones, citas o la agenda del día. Tampoco importa lo que lleves puesto; como si quieres ir desnuda. Durante una semana, puedes vivir con total despreocupación, desconectar el cerebro y disfrutar de la vida como cuando eras pequeña.

¿A qué se debe tu interés por los desconocidos?
De joven me inventé un mantra: si alguien me transmite una energía positiva, iré y se lo haré saber, aunque no conozca de nada a esa persona. Imagínate lo genial que tiene que ser recibir un cumplido de una total desconocida.

Al final he acabado retratando a muchas de esas personas, con las que he entablado amistad. En mi universo, todo el mundo es fotogénico y tiene algo único e interesante. Eso es lo que intento captar en mis fotos, la esencia de las personas.

A menudo parece que, más que facilitar, la tecnología dificulta la posibilidad de conocer a otras personas. ¿Cómo te ayudó esta serie a superar esas trabas que impone la modernidad a la hora de hacer amigos en la vida real?
Se trata simplemente de tener una actitud abierta y acercarse a la gente con respeto, al margen de su pasado, nacionalidad, etnia o religión. Siempre puedes aprender algo de los demás.

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En medio de este torbellino de noticias sobre actos de odio, creo que es más importante que nunca que nos comuniquemos y pongamos en valor lo fácil que es aprender unos de otros, que somos todos personas con los mismos instintos básicos. Establecer nuevas relaciones y aprender de la opinión y las ideas de los desconocidos quizá sirva para tender puentes y combatir la ignorancia y los prejuicios.

¿En qué otros proyectos estás trabajando?
Ahora mismo estoy trabajando con varias personas que he ido conociendo y que se han convertido en buenos amigos, lo cual significa mucho para mí. Aparte de eso, tengo la suerte de poder colaborar con Matte, una agencia de Nueva York con la que trabajo en proyectos de moda, música y cultura.

Vivo en Nueva York, pero estoy todo el tiempo viajando a Noruega, donde colaboro con una revista cultural llamada Dagbladet Magasinet. También trabajo con distintas discográficas en el desarrollo de la imagen de artistas escandinavos, tanto emergentes como consagrados.

johannasiring.com