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VICE World News

Escocia lucha por encarecer el precio de la bebida para combatir su imparable alcoholismo

La ley sobre el precio del alcohol escocesa vulnera normativas comerciales de la UE. Sin embargo, el Tribunal de Justicia europeo mantiene el precio mínimo, mientras cortes locales dirimen si aumentar los impuestos ayudará a combatir un problema...
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El gobierno escocés se está defendiendo de las acusaciones de las destilerías que denuncian que su administración haya inundado el país de bebidas baratas. Éstas habrían disparado el índice de enfermedades del hígado, la cirrosis, el crimen y la pérdida del rendimiento laboral debido a las monumentales resacas que padece la población.

La polémica se ha recrudecido después de que haya salido a la luz un proyecto de ley del parlamento escocés que se ha propuesto encarecer el alcohol barato para atenuar los excesos de los chupadores más insaciables.

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"Las bebidas más perjudiciales para la salud son las sidras y los vodkas baratos", cuenta Eric Carlin, director de la división consagrada a los problemas derivados por el alcohol en la plataforma Health Action. Se trata de una asociación de profesionales médicos que son partidarios de la ley de encarecimiento. "Lo único que queremos es aumentar el precio mínimo".

Sin embargo, este miércoles, el Tribunal de Justicia Europeo ha decretado que serán los tribunales escoceses quienes deban decidir si la controvertida ley estará o no justificada. La ley en cuestión fue adoptada en 2012, pero su entrada en vigor quedo postergada por las sucesivas impugnaciones interpuestas por los tribunales. La controvertida normativa impone un precio mínimo de 50 céntimos por cada unidad de alcohol — alrededor de 10 mililitros. En Estados Unidos, por ejemplo, se paga alrededor de 74 céntimos por cada dos cucharadas de alcohol. De tal forma, según la medida escocesa, la botella de whisky más barata podría costar 21 dólares.

En vista de que la ley podría alterar la competitividad del mercado, el Tribunal Europeo ha proclamado que la ley escocesa vulnera las leyes comerciales de la Unión Europea. Sin embargo, ha consentido que el precio mínimo haya permanecido en vigor durante años, mientras las cortes escocesas dirimen si un simple incremento de las tasas sobre el alcohol conseguiría mejorar la deteriorada salud pública de la isla. Y parece que una de las soluciones más incontestables pasa por disminuir el elevado consumo de alcohol de los escoceses.

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"El tribunal de Justicia considera que la legislación escocesa podría restringir considerablemente el mercado. Tal efecto podría impedirse con la introducción de un impuesto destinado a incrementar el precio del alcohol, en lugar de cifrar el precio mínimo de la unidad", ha comunicado la corte.

El comunicado ha sido recibido con entusiasmo entre los productores de alcohol.

"La sentencia abre el camino para que el debate siga adelante, y nos permite, a su vez, combatir el uso negligente de las bebidas alcohólicas con medidas prácticas, medidas que funcionan realmente". Así lo ha proclamado el director ejecutivo de la Asociación del Whisky Escocés, David Frost, responsable de haber llevado el caso contra el precio mínimo ante el tribunal Europeo.

Sin embargo, tanto Carlin como otros partidarios del encarecimiento, creen que aplicar más impuestos sobre el producto sería la mejor manera de combatir el alcoholismo.

En los años 80, la irrupción de los supermercados provocó que los vendedores escoceses tuvieran que disminuir dramáticamente el precio del alcohol, explica Carlin. Según él, los escoceses beben distinto desde entonces.

"Se trata del clásico ejemplo en que un gran negocio decide aprovecharse de una gran oportunidad", advierte. "Ahora se dedican a plantarnos cara enfurismados".

Los escoceses habían bebido durante generaciones en los pubs, donde tenían un horario limitado. La irrupción de los supermercados alteró los hábitos del escocés a la hora de beber. Entonces, según explica un informe elaborado por el gobierno, muchos empezaron a beber en casa. Se calcula que en 1980 los escoceses ingerían menos de una cuarta parte del alcohol que compraban en sus domicilios. El mismo informe ha concluido que hoy los escoceses beben en sus casas la mitad del alcohol que compran.

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El resultado, advierte el gobierno, es que se bebe demasiado.

"Resulta cada vez más evidente que nuestra relación con el alcohol es cada vez más desequilibrada", advierten los servicios de salud del gobierno en su página web.

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El consumo de alcohol en Escocia ha aumentado un 5 por ciento desde 1994, según datos del gobierno. No parece una cifra excesiva. Claro que se estima que, desde 1980, el consumo ha crecido en un 19 por ciento. De hecho, se han cuadruplicado los ingresos hospitalarios de pacientes con enfermedades derivadas del consumo de alcohol. Igualmente, también se ha descubierto que el 45 por ciento de los convictos escoceses estaban borrachos cuando cometieron los delitos que les han llevado a la cárcel. Se estima que los excesos alcohólicos de los escoceses tienen un precio de más de 5 mil millones de euros al año en servicios sanitarios, policiales y energéticos. Es decir, sale a razón de 1.500 euros por escocés.

Según Frost las muertes relacionadas con el consumo de alcohol han disminuido casi una tercera parte durante la última década. A su juicio tal es una cifra que demuestra que los abstemios están exagerando los problemas sociales y sanitarios relacionados con el alcohol.

Sin embargo, quienes abogan por una Escocia menos borracha, advierten que los programas sanitarios desplegados para combatir el alcoholismo son los que explican la disminución del número de fatalidades. Además, esgrimen que, pese a todo, las muertes relacionadas con el consumo de alcohol han aumentado un 140 por ciento respecto a la Escocia de los años 80.

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Los menores también beben más.

"Yo me he encontrado con chavales de 14 años que dicen que ya no beben alcopop — bebidas alcohólicas aromatizadas — porque consideran que se trata de una bebida "de niños", explica Carlin.

Todo el mundo en Escocia conoce a alguien cuya familia ha sido devastada por el alcohol, añade. En 2012 la ley fue ampliamente aprobada por el parlamento escocés. Entonces, el tribunal civil de mayor instancia falló en contra de la primera impugnación interpuesta por la Asociación Escocesa del Whiskey. Fue entonces cuando Frost llevó el caso ante el Tribunal de Justicia Europeo. Carlin vaticina que los tribunales escoceses también apoyarán la ley y restituirán el equilibro del hábito bebedor de los escoceses.

"Bebemos casi un 50 por ciento más que los ingleses", explica. "Pero no siempre ha sido así", concluye.

Sigue a John Dyer en Twitter: @johnjdyerjr Sigue a VICE News en Español en Twitter: @VICENewsES