'Los Serrano' fue la marca España hecha serie
Ilustración por Aina Carrillo/Imagen vía Telecinco

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'Los Serrano' fue la marca España hecha serie

Se cumplen quince años de un fenómeno mundial.

Madre mía, ayer se cumplieron 15 años desde que se emitiera por primera vez el primer capítulo de Los Serrano y escucháramos esa sintonía que primero tararearíamos, luego odiaríamos y hoy, años después, miramos con cierta nostalgia porque es la prueba fehaciente de que el maldito tiempo corre sin contemplaciones.

“En un andén de la estación, bajo el sol abrasador, tú hablabas de un rascacielos del cielo de Nueva York”

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Porque, aunque digan que el fenómeno de las series a nivel planetario comenzara con Perdidos en 2004 gracias a las teorías paralelas que se fueron formando en blogs, bares y plataformas online, un año antes, el 22 de abril de 2003, la voz de Curro, el más pequeño de la familia, comenzaba a presentarnos a todos los miembros de la familia en Telecinco justo después del telediario. No, no existía El Hormiguero y los programas comenzaban a un horario normal, no como ahora.

Los Serrano era una familia que reflejaba los cambios que se estaban produciendo a principios de siglo. Hasta entonces, nunca nos habían contado una historia que comenzaba con la unión de dos personas que, por separación o viudedad, habían rehecho su vida e iban a probar vivir todos juntos en un chalet del barrio madrileño ficticio de Santa Justa.

“Ahora tengo mucho más, rojo, negro, par o impar, por fin la suerte trae un as”

Pero me imagino que el éxito también vino por la confrontación de roles. Concretamente el masculino y el femenino. Si bien Los Serrano se fundamenta en clichés y estereotipos, desde que la familia de Antonio Resines (los hombres) se juntara con la de Belén Rueda (las mujeres), poco a poco nos iban cautivando porque TODOS —niños, adolescentes, padres y abuelos— nos veíamos reflejados de una forma u otra en aquellas hipérboles televisivas con escenas cómicas, alguna que otra dramática y, sobre todo, románticas. Muy a mi pesar, nunca olvidaré el momento empalagoso del fotomatón, cuando Marcos y Eva al fin empiezan su historia de amor.

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Si bien ese fue el gancho principal al más puro estilo de cualquier serie para adolescentes, las trastadas de Guille, las chapuzadas de Fructuoso Martínez (Fiti) y las anécdotas entre madres, padres y abuelos, convirtieron a Los Serrano en el último gran cóctel en materia de series que se bebería en familia en el salón de casa. Después llegaría la ADSL y los portátiles, y nosotros, los jóvenes, nos fuimos a nuestros aposentos a consumir internet en vena, mientras en la calle sonaban los cánticos de “¡No a la guerra!” de la España de Aznar.

“Mis cuentos no hablaban de historia hechas de casualidad”

Volviendo a la serie, el estruendo del éxito fue abrumador. Con una audiencia media del 28,5 por ciento en sus cinco años de emisión, en 2004 fue el programa más visto de la televisión con una media de 8.191.000 espectadores. A su vez, Fran Perea lo petó con su música y otras bandas como El sueño de Morfeo se dieron a conocer gracias a la serie. Y sí, poco después se crearía el grupo juvenil SJK (Santa Justa Clan), que tendría incluso una revista con el mismo nombre con temática adolescente.

Todo esto en España, pero ¿qué pasó más allá de nuestras fronteras? Agárrate. Los Serrano se han emitido en más de 15 países como Rusia, Polonia, Serbia (el canal de YouTube oficial de Los Serrano está en su lengua) o Finlandia, donde cosechó sus mayores éxitos. Obtuvo una audiencia media del 25 por ciento, Fran Perea hizo sold out en sus conciertos (escogido como el hombre más guapo de 2008 por el país nórdico) y la lengua castellana es una de las más enseñadas en las escuelas de dicho país. Sí, puedes ir por Helsinki, preguntar por el Fiti y que te respondan: “Mayormente…”. Una locura.

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“Uno más uno son siete, quién me lo iba a decir, que era tan fácil ser feliz”

A su vez, otros muchos países hicieron sus versiones de la serie, como Italia, Turquía o Portugal. Ahora parece todo menos épico tras el subidón de La casa de papel y Paquita Salas en Netflix, pero conseguirlo hace 15 años es una de esas cosas que no volverán a pasar en la vida, a no ser que Ana y los siete amenazara con volver con una Obregón más Obregón que nunca. Olvídalo, ninguno de nosotros quiere ver esto. Bueno, quizás sí. Solo por las risas.

Estos son algunos motivos para defender a Los Serrano por encima de todas las series norteamericanas, porque lejos de las diferencias de presupuesto y de calidad argumental, el “Uno más uno son siete”, la cervecita en la taberna, la picaresca de barrio y enamorarte a escondidas de tu hermanastra es algo muy made in Spain que debemos reivindicar. No es que sea ni peor ni mejor, pero define una de las etapas más importantes de nuestra juventud.

“Hay tostadas para tres, arreglad la habitación, este cuadro de familia se merece una canción”

Como Los Serrano en 2008, todo llega a su fin. Ese fin que todos criticamos aunque muchos de nosotros ya no seguíamos la serie. Porque esos cinco años que duró la serie y dio tantos vaivenes hasta que Guille y Teté emularon a su hermanos mayores, fue tiempo suficiente para entrar en la adolescencia y comenzar a descubrir productos culturales más allá de Antena 3 o Telecinco, como los grupos alternativos de la época, algo así como Incubus o The Killers —sí, The Killers—.

En fin, recuerda esos tiempos y vete a dormir pensando en cómo ha cambiado todo. Lo mismo te despierta Belén Rueda.