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Música

Para los amantes de los noventa: un repaso por Massive Attack

Los aficionados del trip-hop saben que el trono del género se lo lleva esta banda originaria de Bristol.
Imagen tomada de Facebook.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, un movimiento artístico llamado "The Wild Bunch" estaba tomándose un nicho muy particular de la escena de Bristol, Inglaterra. Los músicos que pertenecían al movimiento solían ser pioneros de géneros disparatados que fusionaban el punk con el jazz y la electrónica con… bueno, lo que se les ocurriera. Entre sus integrantes estaban Robert Del Naja, Grant Marshall y Andrew Vowles, el trío que fundó en 1987 lo que hasta el día de hoy se considera como una de las bandas pioneras del trip-hop: Massive Attack.

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El gran productor y cantante de rap, Tricky, también formó parte de "The Wild Bunch", junto con Nellee Hooper, quien ha sido productor de canciones para grandes nombres como Björk, No Doubt, Garbage, U2 y Madonna. Tanto Tricky como Hooper colaboraron en Massive Attack, pero por tensiones dentro del estudio no continuaron de lleno con la agrupación. Incluso Geof Barrow trabajó con el trio antes de conformar su icónica banda, Portishead, afirmando que Massive Attack es sin duda una de las grandes líneas influenciadoras de sus sonidos jazzy de trip-hop sensual.

Massive Attack, desde sus comienzos, estuvo caracterizado por ser una de esas bandas que atrae pesos pesados para colaborar tanto en sus vocales como en sus producciones en general, por lo cual sería una sacrilegio olvidarlos tan fácil. Solamente basta con enumerar un par de colegas que invitaron al estudio a grabar para entender la magnitud que manejaba este trio en cuanto a producción sonora: nada más y nada menos que las reinas británicas de los vocales trip hoperas como Martina Topley Bird y Nicolette Suwoton, Elizabeth Fraser de la banda escocesa Cocteau Twins, la escocesa ganadora de un grammy Sinéad O'Connor y Madonna, entre otras.


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Entre las genialidades que produjo Massive Attack, sus cinco álbumes de estudio son prueba de esos legados musicales que pisaron fuerte en la escena global, y no precisamente por ser los géneros en tendencia. Blue Lines, Protection, Mezzanine, 100th Window y Heligoland son amalgamas musicales que varian entre el house, el dub, el jazz y el rock en sus momentos más oscuros. Cada uno de estos álbumes dejó muy claro que las fusiones sonoras a cargo de músicos afinados terminan en producciones celestiales.

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Desafortunadamente, como repasamos en otro de nuestros artículos, "al llegar los 2000, el trip hop no tendría la misma fuerza", lo cual podría explicar por qué sus álbumes y EPs más recientes, como Heligoland o el Ritual Spirit no hayan tenido el éxito avasallador como el Mezzanine, lanzado hace casi veinte años.

Blue Lines, 1991

Blue Lines fue, sin duda, el álbum génesis de Massive Attack, sentando sus bases en el hip hip y abriendo paso hacia el género que estaban a punto de enmarcar: el trip hop. El pináculo de Blue Lines llegó junto con "Unfinished Sympathy", ambientada por las poderosas vocales de Shara Nelson y los envolventes melódicos de la sinfónica que la acompaña. La canción es tan épica, que The Guardian la nombró como una de las 10 mejores canciones de la historia. Es aquí donde Massive Attack comenzaría a marcar su hito…

Mezzanine, 1998

Entre cinco discos de platino y cuatro de oro, este largo se lleva la módica suma de nueve premios gordos solamente por existir. Mezzanine es un álbum con una energía erótica y oscura que perfora los huesos de cualquiera que se le atraviese, generando ambientes densos y seductores conforme se desenvuelve cada canción. Como bien lo describe un review de Pitchfork, este álbum "se construyó alrededor de los ecos de los setenta, luchó con la inmediatez tumultuosa de sus productores a finales de los noventa, y aún así es tan intrépido que suena como si perteneciera a cualquier periodo de tiempo en el que lo pongas".

El poder enfrascado en el Mezzanine es tan incontenible que por poco disuelve a Massive Attack en el proceso de producción, e incluso puso en un nivel de tensión fuerte a los colaboradores del proyecto, especialmente a Tricky y Neil Davidge. Pocos álbumes envuelven el cerebro de tal forma como este, cuyos bajos crepitantes y vocales hipnotizantes (cortesía de Horace Hinds) en "Angel", marcan la pauta de lo que se viene. "Rising Son", en la que colabora Lou Reed, ya empieza a llamar el alma hacia dimensiones más oscuras del reino musical con sus reverberaciones circulares y los coros que invitan al ejercicio del "Dream On".

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"Teardrop", cantada por Elizabeth Fraser (integrante de los Cocteau Twins) es una linda oda a Jeff Buckley, el artista Grunge que de no haberse matado, hubiera sido una leyenda de la música, según Bob Dylan. "Dissolved Girl", "Black Milk", "Mezzanine" y "Group Four" son otros cuatro temas del álbum que juegan con la mente de forma casi diabólica, seduciéndola entre los recovecos de un laberinto oscuro y lleno de ecos y bajos misteriosos.

100th Window, 2003

Después de Mezzanine fue difícil para el resto de los álbumes llegar si quiera a competir por un éxito cercano. El que más se aproxima es 100th Window, lo cual es curioso teniendo en consideración que, como ya había resaltado, el clímax del trip hop acabó con la llegada del nuevo milenio. Sin embargo, a pesar de competir contra los nueve premios del Mezzanine, el 100th Window obtuvo cinco discos de oro, uno más que su antecesor.

Entre las particularidades de este álbum se destaca que fue logrado sin el uso de sampleos, sin su integrante Grant Marshal (quien se rehusó a participar), y con la colaboración en los vocales de Sinéad O'Connor en los temas "What Your Soul Sings", "Special Cases" y "A Prayer for England", además de la de Damon Albarn (sí, el de Gorillaz) en "Small Time Shot Away". Pero lo que hace más peculiar al 100th Window, es que durante las sesiones de estudio decidieron poner un luz de strobe que marcara el compás del proyecto. El punto, supuestamente, era alterar el proceso de creación sonora a través de la luz.

Heligoland, 2010

El álbum que lanzaron en 2010, Heligoland, fue el que menos premios se llevó: dos discos de oro. Acompañado de un arte gráfico envidiable, este quinto álbum de estudio fue nombrado tras su homónimo archipiélago alemán, y en palabras del mismo Robert Del Naja, "en definitiva tiene un toque más orgánico. Probablemente la canción más popular de Heligoland sea la famosa "Paradise Circus", que ha sido remixeada hasta el cansancio, e incluso ha recibido el toque del enigmático Burial. El juego a dos voces de otro tema insignia, "Atlas Air", acompañado del piano a lo vieja escuela, nos lleva por un sendero que intuye una epifanía, mientras que "Babel", cantada por Martina Topley Bird, es como ir en un carro a toda velocidad que entre ritmos apresurados y borrosos, se estrella con una pared de sensualidad.