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naturalizados vs méxicanos

Naturalizados vs. mexicanos, todos tienen razón y culpa

En medio del cruce de palabras entre Daniel Ludueña e integrantes de la Sub 23 de México, hay culpa y razón en los dos lados.
Foto: FIFA

La pelea por aceptar o despreciar a naturalizados no cambiará, no acabará y por supuesto, no evolucionará. Seguirá con los mismos puntos de ataque y defensa lanzados a la distancia desde una esquina. En ambos casos, los que están en contra y los que están a favor, tienen toda la razón, por lo que es un cuento de nunca acabar.

El inicio del Clausura 2016 ha estado marcado por el tema 'naturalizados' y el incremento de jugadores que se engloban en este grupo. La 'caja de Pandora' la abrió Daniel Ludueña, jugador de Pumas, y la selección Sub 23, actual campeona olímpica que se prepara para defender su corona en los Juegos de Río de Janeiro.

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Así como debutan, rápido desaparecen. Es la mentalidad en todos lados, no solamente en el futbol mexicano, se conforman con eso. Es complicado, pero no vengan a decir que los naturalizados son los responsables porque no es así. Un chavo de 17 años tiene el mismo celular que alguien de 30, está esperando a que salga el último celular y lo quiere comprar

El extranjero llega a México por oportunidades laborales y como cualquier trabajador, por una mejora económica. En el camino, se podrán enamorar o no del país, pero en ese mismo trayecto, intentarán siempre salvaguardar su presente y su futuro. La carrera del futbolista es muy corta, y lo que no se cosecha temprano, se padece en el retiro.

Mucho jugador se naturalizará mexicano por tener más chances, la gran mayoría lo hará por encima del cariño al país. Y esto, por más que nos moleste y nos ofenda, es válido por dos razones. Primero, porque las leyes lo aceptan, y segundo, porque a los directivos les conviene.

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Desarrollar a un joven es más barato que contratar a un extranjero o naturalizado, pero requiere tiempo y sobre todo, paciencia. En un futbol donde se juegan dos torneos al año y donde se disputan liguillas en cada campeonato, los tiempos se reducen y las instituciones requieren de una inmediatez de resultados. Esto es el gran enemigo de los jóvenes futbolistas.

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Generar a un buen jugador mexicano es un estupendo negocio. El jugador azteca tiene una cotización, mayor que el resto de los extranjeros que están en la Liga; para algunos podrán estar sobrevalorados, y si no pregúntenle al Guadalajara, pero para otros, valen lo que cuestan por el poco talento que existe, una ley comercial, menos producto, más valor.

Chivas es un gran ejemplo de comercializar sus activos. En 10 años, han sacado de su cantera a futbolistas como Carlos Salcido, Francisco Rodríguez, Marco Fabián, Carlos Vela y Javier Hernández, cuatro jugadores generados en sus fuerzas básicas que fueron traspasados a Europa dejándoles una buena cantidad de dólares. Salvo Vela y el 'Chicharito', todos ellos dejaron al menos un título en casa.

Pero el caso del Guadalajara también tiene su contra. Si no genera, tiene que comprar, y el abanico de jugadores, además de corto, es caro. ¿100 millones por Isaac Brizuela? ¿130 millones por el 'Gullit'?

Decir que las Fuerzas Básicas en México son malas es un tremendo error. No podemos asegurar que no funcionan cuando en los últimos 10 años han sido nuestros jóvenes los que nos han dado las más grandes alegrías. Los resultados saltan a la vista, y es ahí, donde Daniel Ludueña comete un grave error.

Los extranjeros no tenemos la culpa de que no se trabaje bien en Fuerzas Básicas, les falta mucho

Los logros los conocemos, pero es importante recordarlos porque en este país el olvido es muy rápido. Campeonatos Sub 17 en 2005 y 2011, Subcampeonato Sub 17 en 2013 y cuarto puesto en el Campeonato Sub 17 de 2015; Tercer sitio en el Mundial Sub 20 de 2011 y el logro más grande del futbol mexicano en su historia con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 2012.

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Pero entre la equivocación de Ludueña, hay también mucha verdad en sus palabras. Los extranjeros, y los naturalizados, tampoco tienen toda la culpa de que los jóvenes en México no funcionen y se estanquen, que no sobresalgan y no tengan oportunidades.

En el futbol, juega el que mejor anda. La titularidad se gana en los entrenamientos, y en las (pocas o muchas) oportunidades que tenga en los partidos. Cuando un jugador tiene el nivel para sobresalir, lo hará por encima de cualquier nacionalidad.

En México hay un severo problema en el desarrollo de un jugador que brilla en una selección con límite de edad, y el profesionalismo. Un paso que no se da.

Volvemos a poner a Chivas como ejemplo, y lo hago simplemente por el hecho que ahí no hay extranjeros o naturalizados. ¿Dónde están los futbolistas del Rebaño que han pertenecido con éxito a selecciones con límite de edad? ¿Nombres?

Sergio Arias, Omar Esparza, Patricio Araujo, Giovanny Casillas, Carlos Fierro, Luis Solorio, José Tostado, Kristian Álvarez o Jorge Enríquez? Todos con múltiples oportunidades, y todos, fuera del actual cuadro de Chivas. José Antonio Rodríguez y Miguel Ponce se mantienen en el equipo con altibajos y sin ser figuras del club, mismo caso de Marco Fabián que antes de ir a Europa, tuvo que ser cedido por su bajo rendimiento y sus problemas de disciplina. Mientras que Carlos Vela y Ulises Dávila, o no tuvieron actividad en el club, o jugaron muy poco.

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El valor de la carta que escribió la Sub 23 es aplaudido, pues deben ser los propios jóvenes los que se defiendan y pongan en su sitio a quien creen, comete una injusticia o dice una tonteria. El contenido de la misma no tiene desperdicio ni mentira alguna.

Cada sector debe asumir sus responsabilidades, sus fallas y sus retos.

El jugador mexicano joven debe aprender y acostumbrarse a ganar batallas, no solamente a nivel grupal cuando están en una selección, sino a combatir a nivel individual en su club. A ser disciplinado y aprovechar la única oportunidad que recibirá pues los naturalizados no se van a acabar y cada semestre su cuota va a aumentar. Es jodido decirlo, pero así va a suceder.

El directivo y el entrenador tener paciencia y ser justos con sus futbolistas. Dar oportunidades a quienes se lo merezcan, nada más y nada menos.

Y el naturalizado, a no quedarse en la conformidad de tener un papel de mexicano, y vagabundear por cada terreno de juego que pisa y cada escudo que defiende. Analizando los nombres de varios jugadores, muchos se encuentran a años luz de tener el nivel de Primera División, el talante físico para combatirle a un joven y el hambre para siquiera ser titular.

La batalla de naturalizados contra jugadores mexicanos no estará ni ganada ni perdida por ningún sitio. Ambos tienen razones para defenderse, pero también fallas crónicas por las cuales ser criticados.