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La 'bellezza' en el juego de Andrea Pirlo

El fútbol de Andrea Pirlo es maravilloso a la vez que imposible de cuantificar. ¿Podrá un jugador tan fino adaptarse a la MLS norteamericana?
Photo via Football.ua/Creative Commons

"Me gusta pensar que soy un 'regista' [director]", escribió una vez Andrea Pirlo, "tanto en el terreno de juego como en la vida".

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Como director no significa adivino, Pirlo no pudo leer el futuro y poder evitar así la derrota de la Juventus en la final de la Champions Legue contra el FC Barcelona. Pirlo dejó el campo en lágrimas y vio desaparecer la posibilidad de conseguir más gloria europea para su carrera —que ya contaba, eso sí, con dos victorias en la máxima competición continental con el AC Milan. Asimismo, también se esfumó la posibilidad de dejar el fútbol europeo con un regalo de despedida apropiado.

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Como director de su propia vida, en cambio, Pirlo tiene siempre la última palabra sobre su carrera. El futbolista que nació en mayo de 1976 en Flero, cerca de Bérgamo, parece haber decidido cambiar el valle del Po por las orillas del Hudson: todos los rumores apuntan a que Andrea fichará por el New York City FC, el equipo satélite del Manchester City de la Major League Soccer norteamericana. El contrato debería firmarse en unos días.

Visto desde la distancia, es como si Federico Fellini se alejase del 'set' de sus mejores películas, del lugar donde el público le ama, para cruzar el charco e irse a dirigir unos episodios de Mi bella genio. De algún modo, hay algo que falla, algo que se está perdiendo. Al mismo tiempo, sin embargo, siempre existe la posibilidad de que Pirlo pueda enseñar a los aficionados al fútbol algo que estos aún no hayan visto; el italiano parece tener una manera de enfocar este deporte distinta de (casi) todos los demás.

Aunque ahora cueste creerlo, también Pirlo ha sido joven. Foto de Simon Stacpoole, USA Today.

Lo que nos hace admirar el juego de Pirlo es su esencia, simple e inconfundible. El suyo es un continuo experimento de manipulación del espacio. Como el mismo escribió: "Percibo el juego de una manera diferente. Es una cuestión de puntos de vista, es cuestión de poder contar con un amplio campo de visión".

Nos maravillamos cuando vemos a alguien como Messi o Ronaldo hacer cosas que nos parecen imposibles, sean esláloms inverosímiles entre defensas o tiros de una potencia inaudita. El aficionado los puede apreciar perfectamente por lo que son: por eso mismo suscitan tanta exaltación. En cambio, cuando Pirlo hace lo que hace —por ejemplo, cuando manda una pelota perfectamente medida a los pies de un compañero ubicado al otro lado del campo—, el público apenas reacciona con un aplauso sereno y modesto. Es un reconocimiento moderado porque a priori no parece nada espectacular, y sin embargo pocos lo habrían imaginado (y menos aún ejecutado) como Pirlo.

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Ronaldo parece más rápido que el propio fútbol y somete a los adversarios; Pirlo parece más lento que el juego, pero somete los espacios. Messi lleva el balón como si fuera una extensión de su cuerpo; Pirlo lo mueve como si fuera una extensión de su mente. Leo y Cristiano no son comparables a Andrea —al final, no son los comparables a nadie: sencillamente viven en un mundo aparte—, pero el talento de Pirlo es tan original como el del portugués y el del argentino.

Gracias a la brillantez de su dirección, Pirlo parece tener el control de lo que sucede justo después de haber hecho su pase y de haber movido a balón y jugadores a su antojo. Cuando Pirlo tiene el balón en los pies, el italiano abre un campo nuevo: añade nuevas posibilidades, crea nuevas trayectorias de juego, toma decisiones que afectan no solo al momento presente sino también al rumbo futuro del partido. El problema de su juego es que es muy difícil de cuantificar, por mucho que su importancia sea clara para todo el mundo.

No se recuerda del día en que Pirlo metió 4 goles, pero sí que se pueden recordar anécdotas como cuando en los cuartos de finales de la Eurocopa 2012 completó más pases él mismo en el centro del campo que toda Inglaterra. El partido acabó 0-0: Italia ganó a los penaltis, gracias en gran parte a la famosa 'cuchara' que ejecutó Pirlo con esa tranquilidad impresionante que parece ser haberse convertido en su marca. Pirlo es mucho menos susceptible a la edad y a la pérdida de facultades físicas que los jugadores cuyo juego depende de esas características.

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Pirlo, momentos antes de disputar la final de la Champions League de 2015. Andrea es clase, simple y llanamente. Imagen vía Reuters.

Pirlo se encontrará a un par de compañeros de fatigas en la Champions League algo pasados de edad como Frank Lampard y David Villa en un equipo que no parece preocuparse demasiado por la precisión técnica. Es probable que Pirlo ayude al NYCFC a mejorar su juego con sus pases, sus centros, su técnica y su precisión, que alcanza niveles nunca vistos en la MLS hasta ahora. También podría ocurrir, sin embargo, que Pirlo no pueda explotar todo su talento porque sus compañeros no estén preparados a jugar al compás del italiano.

La encrucijada en la vida de Pirlo es sin duda interesante: el bergamasco está a punto de unirse a una Liga donde no se juega como él sabe. Esto podría ser increíblemente interesante para el… o increíblemente frustrante.

En su autobiografía, Penso quindi gioco, Pirlo detalló la frustración que una vez le había causado una decisión del antiguo entrenador del Manchester United, Sir Alex Ferguson. Durante un partido de los 'red devils' contra el Milan en 2010, Ferguson puso al trabajador centrocampista Ji-Sung Park a marcar a Andrea de forma individual. Pirlo se quejó amargamente de haber tenido que soportar a un 'perro de guardia' constantemente pegado a él.

Lo cierto es que Pirlo jugó muy mal ese partido. Tras el encuentro, el entonces 'regista' del Milan quedó muy decepcionado y describió esa maniobra como una "mancha" en la carrera de Ferguson. En realidad, la medida funcionó exactamente como Ferguson la había pensado; pero Pirlo consideró, a un nivel cuasi filosófico, que el veterano técnico escocés había "ofendido" la esencia del juego.

Sea como fuere, la pregunta parece obvia: ¿podrá un jugador tan aficionado a la belleza del fútbol como Pirlo triunfar en la MLS y pasárselo bien jugando allí? Nos gusta pensar que a Pirlo le encanta resolver problemas y hacer que todo funcione. Al fin y al cabo, eso es lo que hacen los directores.