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Música

Festival Antes: una propuesta inacabada

El Festival Antes emerge como un espacio disidente del branding a través del cual nuestra generación consume música.

En los últimos años la música se reduce a dos espacios en la Ciudad de México: la cultura antrera y elitista, y el marketing masivo de festivales como el Vive Latino, el Corona Capital o el Rockampeonato Telcel.

El Festival Antes emerge como un espacio disidente del branding a través del cual nuestra generación consume música. En un país donde OCESA y Ticketmaster tienen monopolizada la escena de los eventos musicales, da gusto que surjan propuestas así. Vaya, hasta el mezcal que se sirvió en las fiestas era desconocido y sabía raro. Todo sea por alejarse de este sello consumista y entrar a la escena de lo que ahora bien se llama "el underground."

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Desde los showcases hasta los eventos principales, el objetivo fue retratar la escena musical que no se comercializa en México: lo que escucha la banda y público exigente "del underground." Un término para designar, no un mercado, sino una audiencia que persigue talentos emergentes.

Traducido al español, "underground" significa clandestino o subterráneo. Como lo dice su nombre, se trata de géneros musicales diversos que no son comercializados en el mainstream, pero que comparten ciertos valores estéticos como la sinceridad, la intimidad, la libertad creativa y la experimentación espontánea. Es música que no se conforma con las tendencias comerciales y prefiere el individualismo del artista.

El problema es que veces en este afán individualista, el público se deja completamente de lado y se da prioridad a sonidos obscuros y sombríos que hacen mover a tan sólo unos pocos. En el caso del Festival Antes, la paradoja del underground presentado en el evento del 2 de agosto, es que a pesar de que no se comercializa se parece demasiado a Skrillex:

Pero bueno, hay que conceder que no todo fue así. Muchísimos proyectos resaltaron en el festival, sobre todo de showcases que se hicieron antes del 2 y 3 de agosto. No eran nada obscuros, ni sombríos. Entre ellos resalta la puesta en escena de Otoño en Hiroshima en el Teatro Lúcido, un show de new media y sonidos cósmicos y ambientales.

Otros muy interesantes fueron LabMapp, las sesiones de Umbral y UFOria. Cada una en distintos días y diferentes venues. 

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Entre las propuestas interesantes encontramos a los colectivos de NSMBL (Ensamble) y New Weird Latin America (NWLA). NSMBL fue una de las mejores fiestas. Se trata de un colectivo que involucra a gente preocupada por crear y no cobrar, recopilando a productores independientes enfocados a la pista de baile.

Por su parte, New Weird Latin America organizó tres sesiones de la mano de Sensorial y Tony Delfino en el Bahía Bar. Tienen un gusto musical finísimo, y abarcan a América Latina desde ritmos sexys y bien orquestados. Un ejemplo de sus DJs es Raido:

Dentro de la amplia variedad musical, Sicario siempre tiene algo que decir. Esta vez estuvieron a cargo de una noche de jueves en Legión Americana.

Y luego vienen cosas como Ruido horrible. Literalmente es eso. De eso hablo cuando me refiero a un underground experimental que busca sólo llegarle a un público pequeñísimo (o que de plano se olvida del público). Es una música subterránea que desde mi punto de vista, hay que cuestionar. Pero bueno, nunca falta a quien le guste:

Dentro de estos mismos géneros está NAAFI, la nueva marca al estilo de Sicario que suena mucho en la Ciudad de México. En este mismo espacio se le ha llamado "la milicia del underground mexicano"  y que esta vez presentaron a artistas como Imaabs, ZUTZUT, Paul Marmota y DJ Smurphy.

Sin atreverme a generalizar, diría que su sello se caracteriza por ruidoso, violento y abusivo de los presets y filtros. Producen sonidos bien utilizados en "live", pero con poco contenido. Puede ser una opinión muy personal, pero si llevan la batuta del "underground" mexicano eso significa que hay un mercado poco explorado de personas que sí gustan de ambientes subterráneos donde la música sea por lo menos bailable.

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Lao es uno de los DJs estrella de NAAFI, originario de la Ciudad de México dijo en entrevista con THUMP  que le desesperaba que existieran pocos productores arriesgados:

"…hay mucho y podría decir que hay calidad en otros géneros que lamentablemente yo personalmente considero obsoletos o fuera de tiempo como el nu-disco y sus alrededores o el electro-techno. Me desespera que no existe en México una cultura de Club, sino una cultura de Antro, la gente solo atiende cosas que ya fueron probadas y tuvieron éxito en otro lado."

¿Será cierto que el nu-disco y el electro-techo son géneros obsoletos? ¿O precisamente se les critica por sonar igual, como mucha de la música que hoy se llama underground? Tal vez hoy en día el arriesgarse justamente es salirse de los sonidos computarizados e incorporar canales de música con instrumentos inéditos y vocales. Tal vez la revolución esté ahí, y no en repetir patrones de filtros abusivos.

Este tipo de género culmina con el evento principal del Festival Antes el 2 de agosto: salvo los sonidos de Jiony, todo lo demás fue súper obscuro:

Las Brisas con un estilo muy particular entre technorock hicieron a la gente brincar con su combinación interesante de vocales en vivo, pero después de eso el venue alternativo de Capitán Gallo se vació. Desde Animación Suspendida, pasando por Lao y hasta el back-to-back de Frankie vs. White Visitation fueron sonidos pesados, contemplados por un público de semi-zombies que apenas se movían:

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¿Qué era eso? Cumbia en beat a la 100ava potencia. No, no. Dub-reggaetón. Se atravesaban coros de "merengueando, mujeres merengueando" y un muy mal remix de la canción de Satisfaction de Benny Bennassi. Todos sonaban igual, con toques distintos entre "ambient" y "technocumbia". Todos abusaron de los bajos de la manera más soberbia. Al final estaban abusando de las máquinas. Parecían sonidos copiados de la revolución industrial, con lo poco que caracterizan a México.

Lao en el Festival Antes 2014.

Aunque tal vez me equivoque y sea exactamente lo contrario. Después de todo esa violencia, esa obscuridad y ese existencialismo taaaaan denso, vienen del contexto actual en el que vive nuestro país rodeando por el narco, el mal gobierno, la corrupción y los decapitados. Tiene sentido. ¿Cómo vamos a hacer música alegre?

De cualquier manera, la música de cocina que emula sartenazos y platos de cocina rotos no está padre. La gente bostezaba, parece que era el objetivo de estos DJs experimentados y de larga carrera musical.

Hablo solamente por mí, pero me parece terrible la mala interpretación del hip hop que ha tenido la música electrónica. Todo suena a Tyler The Creator mezclado con Skrillex, y a eso se le llama underground cuando en realidad es parte del mainstream mismo. ¿En qué momento empezamos a adorar esto? ¿Es ese el verdadero futuro?

La pregunta que yo me hago frente al Festival Antes es: ¿música para quien?

Benjamín Ocaranza, el director del Festival respondió esta pregunta para THUMP:

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"Deberían de entender que las decisiones del cartel, son muy personales, decidimos que esté quien esté será porque nos gusta y nada más. Así como cualquier otra persona a la que le preguntas lo que le gusta, seguramente elegiría a sus bandas predilectas y ya. No es más que eso."

Empezó como un Festival entre cuates, y parece que eso sigue siendo. No es música para la audiencia, es música para ellos mismos pero abierta al público. Lo mismo aplica para los artistas, pero aquí es donde debería entrar un poco de rendición de cuentas. El underground es criticable porque se escuda en la individualidad artística sin que importe el público, y ese es un parámetro peligroso.

Salvo por los showcases y la música de Ensamble, predominó la obsoleta obscuridad. Pero bueno, también es cierto que música de ruidos siempre ha sido criticada desde que John Cage la llamó experimental en 1957. Tal vez soy yo quien no le entiende. Tal vez sí sea la música del futuro, y yo no sea lo suficientemente vanguardista.

Den5hion en el showcase de NSMBL dentro del Festival Antes 2014.

Al final, es la música que existe en nuestro país que atraviesa una crisis de violencia y por eso salió de esta manera. Lo criticable serían, no los organizadores, sino la escena tan sombría que está predominando. No es más que un reflejo social.

En todo caso creo que lograron equilibrar bien con los showcases y las bandas de rock que tocaron en Bahía Bar. Aplaudo la iniciativa. Aplaudo salirnos de la juventud brandeada hacia venues y propuestas más interesante. Aplaudo la música en cualquier manifestación… lo único que me preocupa, es la falta de melodías.

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Fotografías: Carolina de la Colina, Florencia Morán y Daniel Castillo.