Una noche memorable POR MIL: The Descendents en CDMX

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Música

Una noche memorable POR MIL: The Descendents en CDMX

Lo que pasó fue casi imposible. Pero lo logramos.

Todas las fotos: Daniel Patlán

Lo sucedido el pasado sábado 10 de diciembre fue casi imposible, un hecho que por más que poco no sucedía. Los Descendents visitaron México, a casi 35 años del lanzamiento de su hito, Milo Goes To College. Casi no lo logramos pero lo hicimos.

Por supuesto, en los últimos años hemos tenido una avalancha especial de bandas de punk y derivados que están pisando nuestro país para saldar cuentas con fans. Especialmente en ese subgénero del pop punk, hemos tenido suerte y bendición de algunos promotores independientes que no olvidan sus primeras adquisiciones de disqueras como Epitaph y Fat Wreck Chords (seguro en forma de cassette pirata o CD-R provenientes del Tianguis Cultural del Chopo). Pero esta vez recibimos a los meros papás del género. Claro, los Ramones fusionaron las guitarras de sierra eléctrica con sus melodías favoritas de las Ronettes, y los Damned, Buzzcocks y Undertones hicieron lo suyo con los discos de Merseybeat de sus hermanos mayores. La melodía y el punk nunca han sido nuevos pero en las manos de Descendents, esas melodías eran más desesperadas, burlonas y a ratos vulnerables, lo que hizo que más de un adolescente sintiera que no estaba tan jodido como pudiera pensar.

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Muchos adolescentes perpetuos y/o que tuvimos años mozos de bullying, patinetas y fingir no ser tan ñoño, nos dimos cita en la Carpa Astros. Calzada de Tlalpan a esa altura se cubrió de camisetas ilegales con variaciones de Milo, la mascota de la banda basada en su vocalista, el doctor en bioquímica Milo Aukerman. Una vez dentro, pudimos ver a Gula hacer de las suyas, nuestros ya veteranos del punk melódico que siguen intactos en eso de los tres acordes y los coros multitudinarios; da gusto verlos siempre. Siguieron After The Fall de Albany, Nueva York; una banda que no esconde su afición a los Descendents; inclusive han tocado ya varias veces en el mismo escenario desde hace 10 años. Aprovecharon la ocasión para hacer lo mejor que saben hacer con un estilo de pop punk carismático si es que un tanto monótono.

El tiempo es un adversario cruel. Al subir al escenario, Aukerman, el baterista Bill Stevenson, el guitarrista Stephen Egerton y el bajista Karl Álvarez se veían muy lejanos de esas fotos de sus lanzamientos para la SST cuando era todos unos peques. Reclamarles juventud es injusto porque está fuera de sus manos pero sobre todo porque luchan con cada célula de sus cuerpos por no dejarse abatir por la vejez. Tras el anuncio de Milo de que tocarían "todo chupa" comenzó su set con el track que le da título a su álbum de 1996, Everything Sucks. De ahí al final, se vieron totalmente generosos con su catálogo, tocando canciones de todos sus LPs e inclusive tres de su EP que consagró su sonido y lírica, el Fat EP.

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Para todos los enemigos del subgénero, el pop punk es caracterizado en pinceladas burdas y gordas: melodías fáciles sobre chicas y flatulencias cantadas por voces irritantes sobre progresiones de acordes simples en chinga. Como padrinos de la forma, Descendents demostraron que no hay una sola manera de hablar de chistes inmaduros; a través de sus múltiples reuniones han podido demostrar un gran rango con pocos elementos a su disposición y este concierto fue toda una exposición a través de sus etapas. Desde los 40 furiosos y absurdos segundos de "I Want To Be A Bear" a los 10 brillantes segundos de "Weinerschnitzel" a la sofisticación de "I Am The One" a lo aprendido y demostrado en las selecciones de su disco de este año, el Hypercaffium Spazzinate del cual tocaron bastantes canciones siendo bastante coreadas. El slam no se dejó esperar ni un segundo después de la primera nota cuando las cervezas comenzaron a volar por todo el lugar. La banda incansable dio con todo, Egerton tocando con furia y rapidez igual que Álvarez quien aportaba a los coros; el también miembros en un tiempo de Black Flag, Stevenson tocaba con facilidad y conversó en español con el público, y Aukerman imparable, yendo de un lado a otro del escenario e inclusive bajando con las primeras filas del respetable aunque era obvio que no le era sencillo hacerlo.

Aunque es difícil encontrar el negrito en el arroz cuando escuchamos "Suburban Home", "Bikeage", "I Don't Want To Grow Up", "I Like Food", "Coffee Mug" y un brevísimo desliz hacia "Shut Down (Annihilation Time)" de los Germs (con dedicación a Darby Crash), se extrañaron algunas canciones de su época dorada, aunque puede que les resulte incongruente cantar canciones de adolescentes chiqueados como "I'm Not A Loser" o "Parents" cuando ese tiempo ya fue hace mucho. Cualquier desperfecto se disminuyó casi a cero al ver a tantos asistentes de público portando grandes sonrisas por haber presenciado un casi milagro. Por fin los vimos, algunos años después de atender la universidad, ya creciditos, pero los vimos; y mientras lo hicimos, todos nos unimos en varios coros de juventud eterna sin siquiera pedirlo. Los Descendents son por siempre y también esas canciones que aún resuenan en guitarras primerizas. Ojalá se repita el milagro.

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