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Cultură

Ayer aborté

Una chica chilena nos explica su periplo para poder abortar en Chile, donde el aborto es ilegal.

Lo hice anoche. Hace un mes pedí las pastillas a través de una página web en la que me informé de todo. Se llama , y además consulté de la . En la caja viene una dosis de mifopristona y seis de misoprostol, dos fármacos que en Chile no están legislados ni a disposición de las mujeres. La mifopristona, que se toma 24 horas antes que las pastillas de misoprostol, corta el suministro de progesterona, la hormona que mantiene el embarazo. Con el misoprostol, la cuestión es llegar y expulsar todo lo que hay en el útero. Hoy, a las siete y media de la tarde, se cumplieron las 24 horas desde que tomé la primera tanda; se ponen bajo la lengua y hay que esperar 15 minutos para, básicamente, morir.

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Women and Web

El Manual de la Liga del Aborto

Línea Aborto Libre

Sentí algo muy fuerte. Le comenté a mis amigos que la sensación es similar a la de una terrible resaca combinada con un dolor intenso. Yo en particular tengo reglas superdolorosas, pero este dolor era tres veces mayor. Era un dolor inmenso. Tiritaba de frío, de dolor y de miedo. Fue una sensación muy penca (mala). La verdad es que no conozco los efectos, a pesar de que he leído y me han contado mucho sobre el tema, pero nunca se sabe cómo va a reaccionar el cuerpo. Siempre está el miedo de no saber qué va a pasar, de que el dolor se agudice, que empiece la fiebre o que sangre más de lo normal. Pero lo peor es el miedo. Miedo a tener un aborto incompleto o que la guagua (bebé en mapuche) quiera vivir y quede con malformaciones. Puede pasar y esa posibilidad es aterradora.

Estuve cerca de hora y media con esa sensación, estaba hecha mierda, después me quedé dormida. Media hora más tarde, desperté mejor. Durante todo el proceso estuve acompañada de amigos y en un ambiente superprotegido. En el manual dice que hay que estar aguja (atenta) con el sangrado, o sea que si estás empapando más de dos toallas por hora, hay que preocuparse. En mi caso no fue así, afortunadamente. Ahora, un día después, sigo sangrando como si fuera el primer día de regla. Tuve mucho cuidado con el tema de las comidas porque tenía náuseas de nervio, de dolor, de lo que fuera. Compramos toda la comida en función de cómo iba a ser el sangrado. Esto es muy violento porque perfectamente podría estar en una clínica privada con una persona capacitada y me estarían dando comida que saben que no me va a hacer daño. Solo estoy tratando de usar el sentido común en un momento de la humanidad en el que esto no debería estar en la clandestinidad. De hecho, Chile es uno de los pocos países retrógradas que aún lo considera ilegal, junto al Vaticano, Malta, El Salvador y Nicaragua.

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Comí cositas ricas, como helado de piña, y cosas dulces como melocotones en almíbar y arroz con verduras. También traté de comer bien durante todo este mes que estuve embarazada, porque si bien mi intención no era llevarlo a término, estar embarazada implica demasiadas cosas. Para empezar, chupa toda la energía del universo: estuve tirada una semana porque no me podía levantar, vomitaba cada dos por tres. Tenía que estar saludable para que, llegado este momento, no hubiera complicaciones.

Al principio, cuando me enteré del embarazo, estuve sufriendo, sobretodo los primeros tres días en que no quería ni comer, pero después me empezaba a desmayar y me pasaba el rato en el baño. En un mes, me creció el pecho una talla, me sentía pesada y el asco no me dejaba vivir. Para mí fue una tortura. Lo primero que pensaba por las mañanas era: "¡Estoy embarazada, conchetumadre!" Así comenzaban todos mis días y de ahí para adelante.

Se necesita mucha plata para tener un hijo, y yo estoy endeudada hasta las cejas por culpa de esto. La ecografía, que es obligatoria antes de todo el procedimiento del aborto, también cuesta dinero. Para hacerlo en las condiciones más seguras posibles, tienesque cerciorarte de hacer todo lo que dice el manual. En caso de que tengas mala suerte y tu embarazo sea ectópico, es decir, que no alcance a llegar al útero y el óvulo se aloje en la trompa de falopio, no puedes hacerte un aborto con pastillas, porque el misoprostrol va a darte unas contracciones de la muerte. O sea, te provocaría la muerte. Podrías hacerte una eco en la sanidad pública, pero al hacerlo así, te registran automáticamente como "futura mamá". Para pasarla piola (discretamente), hay que hacerlo en una clínica privada, donde, entre consulta y examen, pagas 20 lucas (cerca de 36 euros).

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El día que me fui a hacer la eco, fui con una amiga. Como en Chile está prohibido el aborto, no puedes llegar a hacerte una eco y decir que el objetivo final es terminar el embarazo. Tampoco puedes demostrar mucho que no quierestener la guagua (bebé) porque no sabes quién te puede andar vigilando y te pueden denunciar. Y si te denuncian, te vas presa. Yo no quiero que me vigilen ni que me encierren. Entonces fingí ser la joven confundida que no sabía qué pasaba con su embarazo. Las matronas quieren que las criaturasnazcan y no tienen porqué saber que no quieres a ese bebé. Ellas te tratan como futura mamá, comienzan a hablar sobre el bebé con ese vocabulario que —para mi situación— fue de lo más violento, porque, ¡qué chucha! Mientras me hacían la eco, una de las matronas, extremadamente feliz, me dijo: "¡Mira, está latiendo su corazoncito!" y yo ahí, impactadísima. Le dije que bajara el volumen y parece que no me entendió o no me quiso entender y lo subió. Joder, ¡no quiero escuchar esto! ¡¿Cómo te digo que no quiero escuchar eso?! Así te arriesgas a que te sermoneen como todo el mundo te sermonea. O la típica: "Piensa que un hijo es una bendición", pero ese tono amoroso no me sirve, yo tengo dudas al respecto.

Cuando la gente habla del aborto, tiende a pensar que la mujer que aborta no se plantea cuestiones como "el origen de la vida" y que solo quiere destruir y matar gente. Quizá uno ha tenido esos deseos, pero yo igual pensé en un momento: "Hay una cosa que está viviendo dentro de mí". Obvio que pensé: "Es posible que pueda nacer y convertirse en un ser humano en el futuro". Pero cuando vi esos dos centímetros, que eran siete semanas, para mí fue estar viendo un tumor. Y yo no quería tener eso. Lo más terrible no son los malestares físicos, son los psicológicos, no hay nada ni nadie que te sostenga. Es un proceso que vives abandonada por el Estado y las instituciones. Yo tengo la suerte de tener gente buena y feminista a mi lado. Pero algunas amigas me han contado que lo hicieron solas y no sé cómo lo soportaron.

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Tracey Emin, From The Week of Hell '94 (1995)

Tengo 24 años, a esta edad mi madre tuvo a su primer hijo. Mi hermana mayor también tuvo su primer hijo a esta edad, porque se supone que ya estás preparada para tener hijos. Quizá físicamente, pero eso no es nada, porque hay un debate respecto a la maternidad que en Chile no se ha dado ¡No basta con dar a luz! ¡Tienes que tener aseguradas un montón de cosas más! Yo aún no he terminado de estudiar, no estoy trabajando y no tengo ingresos. Por lo tanto, no estoy en condiciones de garantizar un hogar o una familia. No porque la otra persona involucrada no sea mi pareja, sino porque simplemente no quiero tener un hijo. En un momento pensé: "¿Y si lo tengo?" Siento que la criaturatiende a controlarte un poco la mente. Bromeaba con mis amigos diciéndoles que el bebé me tenía poseída porque, a veces, decía cosas que no suelo decir. Comentarios tontos. Pero me duraba 15 minutos, ese pensamiento, y luego volvía en mi. Yo quiero ser mamá en el futuro, obvio. Ha de ser increíble tener un hijo y cuidarlo, procurar que sea la mejor persona que él puede ser. Y todas las cosas bonitas de la maternidad. Me encantaría, pero cuando tenga las condiciones para asegurar una buena vida, si no, joder, ¿para qué?.

Yo vengo de una familia que está hecha una mierda, como mucha gente que conozco. Familias que no tienen las condiciones ideales para crecer. Familias en las que falta dinero, en las que falta cariño. Pero también he visto familias saludables, superexitosas en ese sentido y a eso aspiro, finalmente, dentro de 10 años. Por supuesto que en la vida familiar hay cosas que se te escapan de las manos, obviamente que no siempre todo es feliz. Las relaciones humanas son complejas, pero hay ciertos recursos que, existiendo, pueden desembocar en una infancia más saludable, en un futuro más saludable, y yo encuentro que el dinero es un factor determinante en eso. Por eso las pijas te pueden decir: "¡Ten el bebé!". Puta, claro, lo dices tú porque tienes dinero, porque te lo pueden cuidar y todo es genial; pero yo soy pobre, no puedo tener un bebé sin tener dinero, sin tener una casa, sin poder garantizarle la comida.

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Habría tenido que dejar la universidad y ponerme a trabajar. Sería una carga para mi madre, ya que habría tenido que pedirle que cuidara al bebé mientras yo trabajara. Y básicamente, habría tenido que dejar de vivir mi vida y vivirla en función de otra persona a esta edad. Habrían reaccionado fatal porque vengo de una familia evangélica. No solo conservadora, sino también evangélica. Mi madre esta agotada cuidando a los hijos de mis hermanos, un niño más habría sido un desastre. Y además, mi madre se habría sentido fatal porque tuve un hijo fuera del matrimonio. ¡Y sin pareja!

Tracey Emin, Now on my Mind (2009)

Quedé embarazada porque practiqué sexo sin condón. La clásica calentura. A las dos semanas, me fui a duchar, me miré al espejo mientras me estaba secando y me encontré raras las tetas. Estaban distintas. Si antes apuntaban hacia fuera, ese día apuntaban para dentro. Me puse a pensar en qué cosas hacen que las tetas te cambien y, por supuesto, son factores hormonales: no era menopausia, ni la regla, así que tenía que ser el embarazo. Además de no usar condón, hubo otra cosa que no hice y que pude hacer: el método de Yuzpe, un sustituto de la píldora del día después. En los consultorios no te dan la píldora y la cajita cuesta como 11 lucas (cerca de 15 euros), pero lo que hago yo —y lo que hacemos la gente pobre para sustituirla— es el método Yuzpe, que es comprar estos anovulatorios en dosis que cuestan 2 lucas (3 euros) en el Doctor Simi y te tomas cuatro en las 72 horas siguientes al acto sexual sin protección, y 12 horas después te tomas otras cuatro. Y eso es como el equivalente a la dosis de Levonogestrel. Depende de la municipalidad si es que las matronas te dan la píldora del día después. En Chile no hay una política pública central respecto al manejo de la pastilla. Pero está el Yuzpe.

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En este momento estoy débil porque he perdido mucha sangre. Lo que podría pasarme son complicaciones como una infección en el proceso del sangrado. Una fiebre por la noche o una hemorragia. Si eso pasa, tengo que ir rápido a Urgencias porque eso no lo puedo controlar. Recomiendan que uno se haga el aborto cerca de un servicio de salud, a no más de una hora de distancia.

Cuando me di cuenta de que estaba embarazada fue cuando tuve un sangrado —que yo primero malinterpreté como la regla—, pero duró solo una mañana de domingo. Después no sangré más. Cuando quedai' embarazá hay un sangrado de esas características que se llama sangrado de implantación. Dije: "mañana me voy a comprar el test y voy a salir de la duda". Fui a comprar un test en la farmacia cuando tenía como cinco días de retraso, me lo hice en la casa de una amiga y salió positivo. Se supone que tienes que esperar 15 minutos, pero al minuto que hice pipí ya tenía dos rayas. Estaba ultraembarazá.

Ese día estaba muy confundida, no sabía qué hacer. Hacía muchas bromas para evadir el tema. Yo ya sabía lo que me esperaba, sabía que iba a ser un proceso largo. Sabía que iba a tener que esperar un mes, más o menos. Y que no lo iba a pasar bien. Siempre supe que si esto me pasaba, lo primero que tenía que hacer era abortar. Pero todo el daño que sufrí ese mes no fue porque haya pensado en tener el bebéo no, sino por no haber podido abortar en condiciones decentes, tener que soportar el trato como futura mamá, tener que callarme y pasar todo esto en mi casa.

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Tracey Emin, Terribly Wrong (1997)

El mero hecho de haber nacido mujer ha significado que este mes haya sido terrible… no sé como explicarlo. Lo he pensado mucho. Hay un vídeo en YouTube en el que se habla de estadísticas, y una de las cosas que dice es que en la Cámara de Diputados, en la Comisión de Salud, votan seis mujeres y como 30 hombres. Pero resulta que hay legislaciones en las que no se puede negar el carácter de género. O sea que no es posible que hombres, que jamás van a pasar por el dolor que pasé anoche, estén decidiendo por mí y que además, me nieguen la posibilidad de ser atendida en buenas condiciones. Ellos no saben lo terrible que fue y es, física y psicológicamente. Nunca van a saberlo porque no tienen útero. Nunca les han dolido los ovarios. Entonces, ¿cómo es posible que hablen con tanta ligereza del derecho a la vida? ¡Esta cuestión casi destruye mi vida! A nivel psicológico me estoy destruyendo, estoy más susceptible a emociones negativas.

Un día llamé a un amigo para decirle que me estaba volviendo loca. Había dejado el psiquiatra. Estaba con un tratamiento regular por depresión y me sentía genial. Ahora voy a tener que volver. El otro día pedí una hora, casi de urgencia, pero me la dieron para dentro de 2 semanas. Probablemente se lo cuente, pero no todo porque uno nunca sabe quién te puede estar vigilando. ¡Ni siquiera puedo ser honesta con mi médico! Él tiene el poder para delatarte si quiere. Teniendo una declaración tuya, la has cagado.

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Todo lo que ha pasado ha sido una decisión y es un proceso sumamente político. Obvio, porque en el fondo es lo que he estado defendiendo toda mi vida. Nunca he tenido una posición contraria al aborto porque siempre tuve muy claro en que la decisión sobre el cuerpo de una mujer es de la mujer. Esta situación implicó poner en practica todo eso, vivir en carne propia toda esta violencia. Tenía referencias de gente cercana, porque conozco a muchas otras mujeres que han pasado por esta misma situación. Es algo casi normal en estos tiempos. Las mujeres siempre han abortado. El problema es que ni la medicina ni el derecho están a la altura de las mujeres y de la protección que se nos debería garantizar. Probablemente, en este momento, en algún lugar, hay una mujer abortando en la clandestinidad y solo puedo dimensionar lo terrible que es para ella, con mi propio dolor.

Ahora estoy superaliviada. Esta mañana me miré al espejo y amanecí bonita. No estaba así desde hace mucho tiempo. Me siento muy bien, me saqué un peso gigantesco de encima. Todo volvió a su lugar y lo bueno es que salió bien, no tuve ningún drama; quizá sí tenga suerte. Ya no tengo náuseas, puedo fumarme un cigarrillo sin drama. Me encanta el café, pero antes me daba asco. Como las embarazadas cambian sus gustos… bueno, eso me pasó a mí. Hoy voy a poder almorzar con la certeza de que no lo voy a vomitar.

Un día estaba almorzando en el centro, sintiéndome fatal, justo el día en que se estaba discutiendo el aborto en la Comisión de Salud. La diputada Demócrata Cristiana (DC, centro derecha) Carolina Goic presentó un texto que decía que ellos, como partido, pensaban esto y no sé qué. Entonces llega Gutenberg Martínez —también de la DC— y dice, "Oye, pero en ese texto no están puestos los lineamientos ideológicos que promulgamos en nuestro último Congreso". Buscaron los lineamientos y no los encontraron, así que quedó la cagada. Al final, no legislaron y vetaron el debate hasta nuevo aviso. Ese es el poder de la gente de la DC. ¡Pero nadie en Chile es de la DC! Yo no conozco a ni uno, pero hacen lo que quieren. Vuelvo: veía la noticia del momento previo a que se diera el (no) debate en el Congreso. Estaba puesto TVN, el canal "de todos los chilenos", y entrevistaban a unos diputados que iban llegando. Y luego le preguntan a un cura; abajo decía "El Episcopado se pronuncia" Pero ¡y yo qué! ¡Qué le cuesta al periodista del canal público ir con un micrófono a la calle! Ir al Paseo Ahumada y preguntarle a las mujeres qué piensan. Me interesa más escucharlas a ellas que a un cura. Además, se supone que vivimos en un país laico. Pero en este país nada es lógico, o como debiera ser.

Tracey Emin, Insane Reflection (2006)

Me siento invisible, callada a la fuerza, triste. Tengo miedo. Aún no sé qué le puede pasar a mi cuerpo. Tampoco sé qué puede pasar conmigo, ando demasiado paranoica. Ando con mucho cuidado. Hablo poco y lo que hablo tengo que hacerlo con mucho cuidado. Me da rabia y me da pena. De esto aún no salgo.

@andreiii