Riga, la capital de Letonia, es un equilibrio sublime entre lo viejo y lo nuevo. Su arquitectura y tradiciones locales reflejan lo que alguna vez fue. Detrás de su exterior, también es una ciudad llena de vida con ideas moderna, desde teatro experimental hasta cafeterías artesanales. Hay un contraste entre las tiendas de la esquina antiguas y las tiendas resplandecientes de diseñador al otro lado de la calle. Por extraño que parezca, los habitantes locales lo entienden y saben que justo ese equilibrio es el encanto de Riga.
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Por otro lado, como es una ciudad pequeña con una cultura muy distinta, la población es muy unida. Acoplarse puede ser difícil para un extranjero. Cada vez son más abiertos a los recién llegados pero todavía queda un largo camino por recorrer. Al mismo tiempo, es emocionante ver cómo las generaciones más jóvenes están abiertos al cambio y aceptan que Riga se está convirtiendo en una ciudad global. No recuerdo cuándo empecé a tomar fotos de la ciudad pero siempre llevo mi cámara en mi mochila. Algunas de las personas de las fotos son técnicamente desconocidos. Sin embargo, en una ciudad tan pequeña, resulta difícil ser un desconocido por mucho tiempo.@henrijslakis
