El colombiano Andrés Kal crea pinturas a partir de sus recuerdos

Sus obras funcionan como los recuerdos: son pinceladas acumuladas, modificadas, rasgadas. Cuando recordamos cosas, ¿por cuánto tiempo podemos revivir un recuerdo? Y en ese sentido, ¿qué tan verídico puede ser lo que nos imaginamos cuando recordamos?

Esas preguntas son, de hecho, los ejes temáticos del diseñador gráfico, fotógrafo y artista visual colombiano llamado Andrés Kal.

Sus inicios artísticos empezaron cuando aún estaba en el colegio y fue elegido para dibujar caricaturas para un periódico local llamado La Prensa. Al graduarse de diseño gráfico de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, empezó una trayectoria como ilustrador, en artículos económicos y contenidos abstractos del periódico El Espectador y se convirtió también en profesor de ilustración en la Tadeo y la Javeriana.

Después de varios años, y sin razón, cogió sus maletas y decidió irse a Inglaterra para empezar una nueva etapa que lo llevó a salirse del arte virtual que tanto había practicado y empezó a experimentar con pintura.

"Cuando llegué de Londres me di cuenta de que lo digital no era lo mío", me dijo Andrés, el día que lo llamé por teléfono. De ahí en adelante, se enfocó en representar emociones, frases que de alguna manera lo emocionaban y recuerdos que se hacían visibles a medida que tomaba un pincel. Posteriormente, decidió combinar sus nuevas creaciones con una afición que empezó desde su estadía en Londres: collages hechos a punta de objetos que se encontraba por las calles.

Así, con su llegada al país en 2011, empezó a realizar una serie que todavía no termina, llamada en su página Recent Paintings (Obras Recientes, en español). En ella, Andrés bordea un estilo ficticio lleno de paisajes y situaciones que no pertenecen al mundo real, pero que siempre protagonizan los rasgos realistas de una mujer, amiga o modelo que decidió posar para él.

"Para mí es muy importante la figura humana. Siempre me ha gustado. Por medio de la fotografía también la había perseguido y eso ha servido como referencia para plasmar lo que sea que quiera pintar", me dijo. Por eso, su objetivo también es encontrar la representación de un pensamiento, un recuerdo o de una emoción en el lienzo: se trata de pintar capas y capas hasta que encuentre lo que se había imaginado. Cuando logró combinar la figura humana con los mensajes, figuras geométricas y escenarios previamente imaginados, encontró un estilo que lo llevó a crear más de 15 obras que bordean la ficción y la realidad.

Cada obra, según él, tiene su magia. Hay unas con las que ha durado más de un año trabajando porque, "no le encuentro un final". Hay otras en las que va surgiendo la idea mucho más rápido y pueden llegar a estar listas en 2 o 3 meses. Según él, la obra se va autoconstruyendo con el tiempo.

En sus últimas obras, se ha dedicado a combinar más materiales en su arte. "Ya no uso sólo pintura, ahora utilizo también marcadores y spray para crear diferentes líneas. Estoy experimentando también con el retrato doble", afirma. Por eso, con una serie tan amplia como esta, Andrés ha utilizado todo tipo de herramientas para continuar reforzando la figura humana que se encuentra entre la memoria y el olvido.

Actualmente, muchas de sus obras han sido vendidas en Vancouver, Canadá, lugar de su última exposición, y está esperando a tener más material para su próxima exposición a mediados de este año en Bogotá.

Aquí una muestra de su obra:

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