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Cómo una broma de tres años me consiguió un trabajo en ‘South Park’

Me gustaría poder decir que planeé todo esto con sigilo e inteligencia para conseguir un trabajo ahí. Pero en realidad sólo quería joder a mi agente.

No es la Cabra Mickey. Foto vía Wikimedia Commons.

Acababa de conseguir un trabajo de escritor en una sitcom, así que cuando mi agente Mickey se casó sentí una gran presión para darle un regalo "divertido". Le obsequié una cabra; específicamente, le pagué Oxfam Internacional alrededor de 40 dólares (740 pesos) para que donara una cabra a un pueblo en el mundo en desarrollo, en nombre de Mickey. Si se preguntan por qué una cabra es divertida, no lo es.

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Mickey hizo su mejor esfuerzo para agradecerme de forma educada por este gesto. Pero yo sabía la verdad: A nadie le gusta una donación como regalo. Sólo quieren los artículos que encargaron en la lista de la mesa de regalos. Le pregunté a Mickey si a su esposa le había gustado. Después de una larga pausa, me contestó "No le he dicho nada todavía, pero estoy seguro de que le gustará".

Odiaba su regalo con ganas, lo cual era perfecto, porque la cabra no era el verdadero obsequio.


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Un mes más tarde, Mickey recibió una carta en el correo que tenía un sello postal de Sudáfrica, de parte del destinatario de la cabra. El hombre explicaba que le había pedido a Oxfam la dirección de Mickey con el objetivo de darle las gracias personalmente por la cabra: "¡Muchas gracias! Hace mucho que no teníamos una cabra. Incluso le pusimos tu nombre. ¡Los niños están bebiendo la leche de Mickey en este momento!"

Recibí una llamada de mi agente después de que recibiera la carta. Estaba muy contento: "¡Realmente estoy haciendo una diferencia en la vida de estas personas!" Me dio las gracias y yo estaba tan feliz, sobre todo porque no se dio cuenta de que yo la había escrito. Le había enviado el texto por email a un amigo de la universidad que estaba trabajando en Sudáfrica, para que lo escribiera a mano y luego lo enviara a través del correo aéreo de Sudáfrica. Era totalmente convincente.

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Le envié cartas a Mickey de esta manera durante los siguientes tres años.

La segunda carta llegó unos seis meses más tarde. El destinatario de la cabra le contó a Mickey que le había escrito para "reportarse" y ponerlo al día sobre el bienestar del animal. "Todo está bien", escribió. "La cabra intentó escaparse. ¡Pero no te preocupes! La encontré y le di la paliza de su vida. Nunca va a huir de nuevo. ¡Tu inversión está asegurada!"

Recibí una llamada de Mickey, y me dijo "Me mandaron otra carta de Sudáfrica… y es algo extraña". Eso fue todo lo que mencionó.


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La tercera carta llegó varios meses más tarde. Esta vez provenía de la vecina del tipo que le envió a Mickey las dos primeras cartas. La vecina explicó que la cabra que Oxfam había enviado era para ella, pero que el tipo que le había escrito a Mickey la había robado. "Tienes que hacer algo para remediarlo", le dijo.

Mickey me llamó enseguida. "¿Estás detrás de todo esto?", me preguntó. Me hice el tonto y le comenté que ni siquiera recordaba haberle dado esa cabra, pues había pasado mucho tiempo desde entonces. Además, no soy tan divertido. Él estuvo de acuerdo en esto, lo que me hizo sentir una furia silenciosa. Me confesó que no tenía idea de si la carta era real, pero que si lo era, se estaba cometiendo una injusticia en su nombre. Me dijo que tenía que averiguar qué estaba pasando y colgó.

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Pasaron los meses y entonces llegó una cuarta carta. En esta ocasión le pedí ayuda a un amigo que es diseñador gráfico. Necesitaba un logotipo en relieve sobre papel grueso, debido a que la carta era del gobierno de Sudáfrica.

En un tono formal, el remitente de la carta le explicaba que era un político local cuyo distrito incluía el municipio al que Mickey donó la cabra. El político le informaba a Mickey que, por desgracia, había estallado una disputa sobre a quién pertenecía la cabra, la cual había dado paso a disturbios comunales en todo el municipio. "Esta cabra está causando demasiados problemas, así que se la enviamos de vuelta".

Una semana más tarde, arreglé que enviaran una cabra viva a la oficina de Mickey.

Me escondí en un cubículo cercano. Cuando Mickey llegó para ver a la cabra, se le quedó viendo durante algún tiempo. Escuché que dijo "Tienen que estar bromeando", en voz baja.


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En ese momento hicimos la gran revelación y descubrió que había sido yo. De inmediato adoptó su papel de agente. "Oye, ¿puedes convertir esto en un texto?" Les contó de la broma a algunos productores ejecutivos. La historia finalmente llegó a las manos del staff de South Park, y entonces me contrataron para un trabajo gracias a aquella broma.

Me gustaría poder decir que planeé todo esto con sigilo e inteligencia para conseguir un trabajo ahí. Pero en realidad sólo quería hacerle una broma a mi agente mediante la creación de un incidente internacional falso. Y por si se lo preguntaban: soltamos a la cabra en Pico Boulevard, donde inmediatamente la atropelló un autobús*.

Sanjay Shah escribe para Fresh Off The Boat. Síguelo en Twitter.

*La cabra no fue dañada de ninguna manera; es un cabra profesional de Hollywood cuyo trabajo seguramente han visto. Le di un salario por su tiempo.