Trabajadores de room escapes españoles nos cuentan sus anécdotas
Ilustración por África Pitarch

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room escapes

Trabajadores de room escapes españoles nos cuentan sus anécdotas

Lloros, broncas y pedidas de mano, así es trabajar en un room escape en España.

En esta vida, hay dos cosas que me fascinan: la pizza que hace mi pareja y los juegos de mesa. No hay nada más estimulante que estrujarse los sesos con el reto que te plantea un buen juego de mesa. Supongo que es algo que me han inculcado desde pequeño en mi familia. Recuerdo que no había comida o cena en casa que no terminara con alguna partida al Scatergories, el Pictionary o el Tabú. Obviamente, con la edad he ido puliendo criterios y a día de hoy, sigo cultivando con mimo mi afición por los juegos de mesa y quedo regularmente con amigos para hacer largas sesiones los fines de semana.

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Sin embargo, desde 2013 me he visto obligado repartir mi tiempo lúdico en otra afición igual de adictiva: los room escapes. Seguramente hayas oído hablar de ellos o incluso jugado a uno (o varios): un grupo de personas se encierra en una habitación y tiene 60 minutos para tratar de escapar trabajando en equipo, resolviendo enigmas y toda clase de pruebas. ¿Suena interesante? Lo es, y también tremendamente divertido.

Después de haber jugado unos 13 o 14 room escapes, he empezado a interesarme por la figura de los game masters, esas personas que te reciben al llegar, que te dan las instrucciones del juego y que, desde su silla, presencian a través de una pantalla todos los logros/fracasos de los jugadores, como si de una versión reducida y lúdica de Gran Hermano se tratara. Esta gente tiene que ver de todo en su curro, pensaba. Y como a mí me han enseñado que cuando uno tiene dudas, lo mejor es preguntar, he decidido hablar con game masters de tres room escapes de temáticas distintas para que me contaran anécdotas y curiosidades de un trabajo ya de por sí peculiar. Esto fue lo que me contaron.

room escape game master

Israel a las puertas de su room escape de espionaje

Israel, de Juego Enigma

Israel está al frente de Juego Enigma, un room escape con temática de espionaje.

VICE: ¿Dónde te inspiras para buscar enigmas? ¿Es todo de cosecha propia o hay una página web a la que puedas acudir, rollo “Ideas de puzles para room escapes”?
Israel: Realmente no hay una inspiración concreta. Yo creo que se trata de ponerte en situación. Nosotros, por ejemplo, queríamos crear un juego de espías en el que hubiese una organización tipo 007 que quiere infiltrarse en un lugar. Entonces nos planteamos, “Vale, si somos espías y esta es nuestra misión, ¿qué es lo que tendría que hacer un espía? ¿A qué tipo de pruebas debería enfrentarse?".

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Al final, cada uno crea, en cierto modo, el juego al que le habría gustado jugar. El problema es que nunca lo podremos jugar porque lo hemos creado nosotros

[Risas].

¿Cuál es la anécdota más curiosa que habéis vivido en vuestro room escape?
Para mí las más bonitas son las pedidas de mano. De estas hemos tenido un par. El hecho de que alguien venga aquí y te haga partícipe de su felicidad y te pida que le montes algo especial para sorprender a su pareja te hace sentir superhonrado. En esos casos, les preparamos algún minijuego específico. En uno de ellos la chica se emocionó un montón, se abrazaron, se besaron y fue todo muy emotivo; en el caso de otra pareja, la chica se quedó muy colapsada y solo le preocupaba seguir jugando. A la salida, todavía estaba sin saber muy bien qué hacer.

El otro día también vino un chico y le regaló una moto a su pareja y lo mismo: le montamos todo un circuito de pruebas para que encontrara un llavero que por lo visto compraron juntos en París, y al final, cuando salían, se descubría todo y la moto le estaba esperando fuera.

"Una vez vino un grupo en el que había dos hermanas y un chico, que era pareja de una de ellas. En un momento dado, cuando estaban solos, la cuñada y el novio se empezaron a liar"

Y una vez vino un grupo en el que había dos hermanas y un chico, que era pareja de una de ellas. En un momento dado, cuando estaban solos, la cuñada y el novio se empezaron a liar. Supongo que lo hacían un poco por el morbo de ser pillados, no lo sé.

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¿Podemos descubrir talentos ocultos?
Correcto. A veces descubres características de ti mismo que desconocías. Hay, por ejemplo, un room escape que tiene una prueba musical. Pues hay personas que no sabían que tenían ese talento y de repente se descubren resolviendo la prueba a la perfección. Es un espacio de descubrimiento exterior —a veces nos contratan empresas de recursos humanos para conocer mejor a empleados que ya tienen o a posibles candidatos— y también a nivel interno.

¿Alguien ha pulsado vuestro botón del pánico?
Sí, dos veces, y las dos fueron niños. En nuestro juego les decimos que va a pasar algo “malo” si no consiguen salir a tiempo. Los pobres niños se metieron tanto en el papel, que cuando estaba a punto de acabarse el tiempo, pensaron que iban a venir los malos de verdad y pulsaron el botón y salieron.

En mi grupo, por ejemplo, odiamos cuando nos dan demasiadas pistas o cuando vemos que la revelación de las mismas está muy guionizada o te las suelta una locución automática. Esto te provoca mucha frustración.
Por eso la figura del game master es fundamental. No vale cualquier persona que te vaya soltando pistas según le parezca. El game master ha de estar también muy metido en el juego.

Hay equipos que se niegan a que les des una sola pista y luego se quedan atascados porque el juego es más complicado de lo que pensaban, y otros que te dicen que les des las pistas que quieras y luego resulta que son unos máquinas y lo sacan todo fácilmente y tienes que darles menos para que no salgan demasiado pronto.

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¿Nunca habéis tenido algún grupo de genios que os haya roto los esquemas y haya salido mucho antes de lo previsto?
No es nada común, pero a veces pasa. Hay grupos a los que se les nota la veteranía en su forma de trabajar en equipo y salen en 45 minutos. Pero gente que haya salido con más de 10 minutos de margen, casi la puedo contar con los dedos de la mano. Y lo curioso es que a veces eran equipos que se metían en un escape room por primera vez. Luego, indagando un poco más, descubres que el parámetro común que tienen todos ellos es que trabajan mucho juntos.

room escape game master

Guillermo y Tim, en su room escape inspirado en el cine de terror

Guillermo y Tim, de House of Whispers

Guillermo y Tim son compañeros de piso y socios creadores de The House of Whispers, un room escape inspirado en sus dos pasiones: el cine de terror y los videojuegos de survival horror.

¿Dónde os inspiráis para montar los juegos?
Tim: La primera experiencia de juego la basamos en el cine clásico, concretamente en las películas Séance on a Wet Afternoon (1964) y la saga de Insidious. La gente que ha venido a los dos juegos nos ha dicho que la principal diferencia es que el primero era más como una historia de sustos y que este es más de tensión continua, que era un poco lo que queríamos.

Guillermo: El nuevo es más de David Lynch y la gente va más descolocada. También buscábamos mucho la interactuación de los jugadores con el ente. Desde el principio ya notan que hay alguien que les está observando y que necesitan interactuar con ese ser. De hecho, para cada grupo el juego acaba siendo muy diferente. Hay puzles que cambian radicalmente de un grupo a otro.

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¿Tenéis alguna anécdota interesante que compartir?
Guillermo: En el otro local, lo teníamos todo enganchado con pegamento, porque la gente arrancaba las cosas con los nervios.
Tim: Como dábamos sustos, los jugadores reaccionaban de golpe y si, por ejemplo, tenían algo en la mano, te lo lanzaban o te soltaban un puñetazo. A mí me luxaron un pie unos jugadores que reaccionaron de forma muy rara.
Guillermo: Lo de pegarnos ha pasado mucho. A veces salen en estampida y te arrollan. Otros jugadores abandonan al compañero en la oscuridad, por puro miedo.

"Hay gente que se pone a llorar mientras le cuentas la historia, y a mí me luxaron un pie unos jugadores que reaccionaron de forma muy rara"

Tim: Lo más bestia, que me habrá pasado unas siete veces como game master, es gente que abandona antes de que haya pasado siquiera un minuto de juego, o que no se atreve ni a entrar después de escuchar la historia inicial. Uno de los últimos grupos que tuve era un equipo de cuatro chicas; el juego era el regalo de cumpleaños de una de ellas. Después de escuchar la historia introductoria, dos de ellas se negaron a entrar. También hay gente que se pone a llorar mientras les cuentas la historia.
Guillermo: Luego hay gente que se pone a cantar para ahuyentar el miedo. O los que van hablando solos. En general, la mayoría de casos son de gente que lo pasa mal de verdad: se esconden, se agachan y se tapan la cabeza, ataques de histeria y de ansiedad…

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¿Habéis tenido algún grupo curioso?
Guillermo: Una vez nos vinieron los chicos del Hotel Kruger, la casa del terror del parque de atracciones del Tibidabo. Era imposible asustarlos. Entre ellos estaba el actor que hace de Chucky y creo que al final me asusté yo más que él. Estaban muy habituados a caminar a oscuras. No había nada que hacer. Estaba yo solo contra ellos cinco.

¿Creéis que hay perfiles de personalidad que se repiten en cada grupo?
Guillermo: Yo los identifico más como grupos más o menos colaborativos. Luego están los “vaciletas”, que se hacen los valientes… Siempre hay un líder. Nuestros favoritos son los grupos de chicas histéricas. Son las mejores. Las familias también son geniales, porque la mayoría de las veces no tienen ni idea de dónde se meten. Luego están los grupos de escapistas “profesionales”, que van muy organizados aunque aquí no les sirva de nada.

"Nuestros favoritos son los grupos de chicas histéricas. Son las mejores. Las familias también son geniales, porque la mayoría de las veces no tienen ni idea de dónde se meten"

Tim: De hecho, los grupos que más se atascan en nuestro juego son los que han jugado a muchos room escapes. En cambio, los que son muy aficionados a los juegos de ordenador o consola son los que nos revientan el juego porque saben cómo hay que jugarlo.

¿Habéis tenido alguna escena de sexo?
Guillermo: ¿Entre nosotros?

No, no, en el room escape. [Risas]
Guillermo: ¡Ah! Qué va, aquí es imposible. Si les da miedo hasta ir al lavabo. No creo que ni se les pase por la cabeza.

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¿Habéis tenido que echar a algún grupo por mal comportamiento?
Tim: Sí, tuve un grupo de chicos muy majos que vinieron el día 1 de enero a las 10 de la mañana. Te puedes imaginar cómo vinieron. Entraron y no pudieron ni terminarlo. Uno de ellos entró en el lavabo y estuvo vomitando sin parar. Directamente tuve que decirles que no podían jugar en esas condiciones. Ellos lo entendieron y se fueron. Otro día volvieron para hacer el juego sobrios.
Guillermo: Una vez el Turco —otro de los game masters— tuvo que echar a uno porque se puso agresivo y le dio una patada en el hombro y lo estampó contra una pared. Fue intencionado porque lo intentó una vez, falló y luego volvió a darle.

room escape game master

Miguel y Susana van a abrir su cuarto room escape

Susana y Miguel, de Escape Barcelona

Susana y Miguel son pareja y los responsables de tres room escapes de temáticas muy distintas: "La maldición del faraón", "Jurassic Land" y "El templo perdido". Pronto abrirán el cuarto, "Alien, el origen".

¿Dónde os inspiráis para crear vuestros juegos?
Miguel: En primer lugar, pensamos la historia y luego hacemos que el juego cuadre con ella. Por ejemplo, si es una nave espacial, nos preguntamos qué haríamos si estuviéramos en una, dándole un giro divertido.

¿Tenéis anécdotas curiosas?
Susana: Una vez saltó la luz del local y el equipo se creía que eso formaba parte del juego. Entonces empezaron a subirse unos a hombros de otros y a sacar las bombillas de todos los focos, que estaban ardiedo. Todo eso pasó en tres o cuatro minutos. Yo no tenía cámaras y tampoco podía ver qué estaba pasando. Cuando volvió la luz, vi la que habían liado. ¡Hasta se habían quemado las manos! Alguna vez también han intentado resolver las cosas a la fuerza y se han cargado parte del juego o del decorado.

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¿Habéis tenido que echar a alguien alguna vez?
Susana: Sí, un día tuvieron que abandonar el juego porque estaban bebidos. Vinieron después de la comida de Navidad y eso era…

"Alguna vez también han intentado resolver las cosas a la fuerza y se han cargado parte del juego o del decorado"

¿Alguien os ha tocado el botón del pánico?
Susana: Sí que hemos oído algún caso de alguna mujer que se ha puesto de parto y ha tenido que salir, pero a nosotros no nos ha pasado.

¿Cómo cambian los estados de ánimo a medida que evoluciona el juego?
Miguel: Hay equipos superexcitados, que por otro lado es lo que buscamos, mover esos sentimientos.
Susana: Sobre todo cuando está a punto de acabarse el tiempo, la tensión y el estrés cambian totalmente: se chillan, muchas parejas se pelean…

"Las parejas y familias se pelan más que los amigos. Los hijos a los padres les meten mucha caña"

Habladme de esto.
Susana: Supongo que por la confianza que hay entre ellos, en momentos de tensión se insultan. Hay un porcentaje alto de parejas que no sé yo luego cómo acabarán [Risas].
Miguel: Bueno, nosotros hemos jugado a muchos y seguimos aquí.
Susana: Sí, pero también nos peleamos. En todo caso, esto pasa sobre todo en parejas y familias, más que entre amigos. Los hijos a los padres les meten mucha caña.

¿Cómo gestionáis el tema de las pistas?
Miguel: Nosotros hemos estado en más de cien room escapes y considero que un juego tiene que jugarse sin pistas. El resto ha de ser la mínima ayuda posible para que puedas completarlo. No hay nada más satisfactorio que acabar el juego con el tiempo justo y sin ninguna pista. También es verdad que hay gente que no quiere ninguna pista y luego la necesitan urgentemente, pero lo mejor es que se dejen guiar.

¿Habéis tenido alguna movida de sexo en alguno de vuestros juegos?
Susana: Sexo no, pero muchas pedidas de mano. Lo que sí que hay son parejas que se meten mano mientras juegan. Supongo que les dará morbo saber que les están observando por la cámara.
Miguel: También es verdad que nuestras temáticas no dan mucho pie a ello.

¿La gente se enfada por no conseguir salir a tiempo?
Susana: Mucha gente se enfada, con ellos mismos y con nosotros. Hay veces que ni siquiera nos hablan. Suele ser una persona del equipo, y cuando intento decirle que lo han hecho muy bien, el resto del grupo me dice que no me preocupe, que esa persona es muy competitiva. A veces también nos dicen, “Oye, si esto lo hacemos en media hora, ¿nos devolvéis la mitad de lo que hemos pagado?”.
Miguel: Pero eso no ha pasado jamás. Es más, esos grupos son los que luego no consiguen salir a tiempo. El récord son 34 minutos, pero igual hay uno o dos equipos que lo han conseguido en ese tiempo.

¿Os ha llegado algún grupo peculiar?
Susana: El otro día vinieron todos disfrazados: uno de unicornio, otro de gorila…

Era la primera vez y habían decidido disfrazarse. Les pareció una buena ocasión. Pero gente disfrazada viene mucha, además acorde con la temática. En las despedidas de soltero, por ejemplo, y disfrazan al novio de dinosaurio, o de momia, etc. Es muy habitual. Pero a veces no son despedidas y se disfrazan igual.
Miguel: A veces vienen con la abuela de 80 años. Una vez no la dejaron entrar porque nadie de la familia quería pagar su parte. La mujer tampoco sabía a lo que venía. La pobre estuvo esperando fuera. Las abuelas que entran son el típico perfil más paradito, no se enteran de mucho.
Susana: También ha habido familias en las que ha venido la mujer embarazada y después ha vuelto, ya, con el bebé. Luego hay equipos que van todo el tiempo juntos y celebran absolutamente cada logro.