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VICE World News

'Me asaltaron en México DF y tratar de denunciarlo sólo empeoró la situación'

Más del 25 por ciento de los mexicanos fueron víctimas de delitos con violencia en 2014 — sin incluir aquellos relacionados con el crimen organizado — pero solo el 7,2 por ciento de esos delitos fueron denunciados.
Imagen vía Flickr
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Vas caminando por una de las transitadas calles del DF y sientes algo filoso presionando tu espalda. Te ponen un segundo cuchillo en la garganta. Un hombre salta frente a ti y pone una navaja frente a tu cara horrorizada con una expresión de que va en serio.

Te están asaltando. Prepárate.

Eso fue lo que me pasó el 16 de septiembre, el día de la Independencia, en el centro histórico de la Ciudad de México.

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Uno de estos hombres me arrancó la mochila mientras otro, que parecía de veintitantos y venía vestido con jeans y una sudadera gris, cortaba las agujetas de mis botas. El tercer hombre jaló con torpeza los audífonos que salían de mi bolsillo y le hice el favor de arrojar mi teléfono — un iPhone que había comprado hace seis semanas— lo más lejos posible.

En ese momento, los tres hombres se olvidaron de mis botas y se echaron a correr. No podía creer que me asaltaran y que los agresores se salieran con la suya en la calle de Correo Mayor, justo atrás del Palacio Nacional, a la 1 de la tarde de un miércoles.

"¿Nadie va a hacer nada o ayudarme?", pregunté a la multitud, todavía tirada en el suelo, frotando mi cabello porque segundos antes uno de esos hombres me tenía agarrada de él.

Los asaltantes aún podían escuchar lo que decía.

"Así no funcionan las cosas mija", respondió una mujer, sacudiendo la cabeza. "Ya vete".

"Nadie vio nada", dijo otro de los testigos. "Párate [ponte de pie]".

Me paré y me subí a un taxi que iba pasando. Al menos no me cortaron la garganta, pensé. El taxista me llevó a mi casa, donde me puse a buscar monedas para pagarle.

"Seguro pensaron que traías dinero en el zapato", dijo el conductor. "Yo siempre guardo dinero ahí".

Me asaltaron en el centro histórico de la Ciudad de México, a una cuadra del Palacio Nacional. (Foto por Iván Pierre Aguirre/AP)

Según las estadísticas, los asaltos forman parte de la vida cotidiana en todas las grandes ciudades. Pero lo más frustrante y decepcionante es la reacción ante la delincuencia en la capital de México, en especial la de las autoridades, cuyo trabajo es ayudar a que las víctimas recuperen sus pertenencias y que se haga justicia, aunque sea un poco.

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Mi asalto en septiembre fue el comienzo de un pesadilla que me enseñó que, según los policías, yo también soy una delincuente.

Ese día, después de quejarme en Twitter, mis amigos se comunicaron conmigo para preguntarme si estaba bien. También me contaron sobre las veces que los habían asaltado. Mi inbox se llenó de anécdotas que incluían fusiles de asalto AK-47, pistolas, picahielos y navajas. Le pregunté a cada una de las víctimas si habían hecho una denuncia.

"Nunca pasó por mi cabeza", dijo Emma Herrera, de 27 años de edad. Emma me contó que la habían asaltado dos veces en solo tres meses. "La policía no se siente como un elemento protector, por ende, no es algo que te venga a la mente cuando estás en peligro".

Preocupada, empaqué mis maletas y me dirigí al aeropuerto. Iba a salir del país al día siguiente y decidí que iba a ir a denunciar lo que me había pasado al ministerio público del aeropuerto.

Ahí fue donde descubrí que mi "asalto" estaba adquiriendo nuevas proporciones.

México extradita a 'La Barbie' para enfrentar cargos en Estados Unidos. Leer más aquí.

Más de uno de cada cuatro mexicanos fueron víctimas de delitos con violencia el año pasado — sin incluir aquellos relacionados con el crimen organizado, como el narcotráfico o la trata de personas — pero solo el 7,2 por ciento de esos delitos fueron denunciados a las autoridades, según una encuesta que publicó el gobierno la semana pasada.

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El informe publicado el 30 de septiembre por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dice que las víctimas en México no denuncian los delitos porque lo consideran "una pérdida de tiempo" o por "desconfianza en la autoridad".

El informe también dice que menos de un cuarto de los encuestados "se siente seguro" en sus comunidades, lo cual significa que el 72 por ciento de la gente tiene una percepción negativa de la seguridad en su entorno cotidiano.

'No quería perder horas en el ministerio público ni que me avergonzaran'.

Solo en el DF, 15.121 personas enfrentaron asaltos "con violencia" en 2014, según el informe que publicó la Secretaría Nacional de Seguridad Pública (SNSP). El informe también señala que más de 3 mil transeúntes sufrieron asaltos "sin violencia".

Aunque, por supuesto, las estadísticas delictivas en México son muy poco confiables.

Por ejemplo, la SNSP solo registro 62 secuestros el año pasado en el DF. Sin embargo, la misma institución afirma que la procuraduría investigó 72 secuestros ese mismo año.

Stellum Sotelo, de 25 años de edad, trabaja hasta tarde casi todas las noches como músico y fotógrafo. Me dijo que lo han asaltado con uso de violencia seis veces en México. "Sólo reporté uno", dijo Sotelo y agregó que esa vez tuvo que ir al hospital con los ojos morados y costillas lastimadas.

"Me asaltaron en un taxi que tomé el jueves pasado", dijo Ricardo Enríquez, después de que lo asaltaron en Zona Rosa.

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"No metí reporte a la policía, porque la verdad no quería perder horas en el ministerio público y quería evitar que me avergonzaran: 'Uy joven, ¿pues que hace en la calle a esa hora? Seguro andaba tomado. No habrá querido seducir al taxista …y esas linduras'", dijo Enríquez.

"Si no se denuncia, nosotros no podemos contabilizarlos ni incluirlos en el informe", dijo Laura Trejo, directora de una campaña contra la delincuencia llamada Alto al Secuestro.

El estudio que realizó el INEGI de la semana pasada reveló que más de la mitad de los secuestros en México son los famosos secuestros exprés, que duran menos de 24 horas.

Hablé con algunas mujeres que fueron víctimas de secuestros exprés en el DF. Dos compartieron historias casi idénticas de hombres armados que las amenazaron, las tomaron de rehenes en taxis y las obligaron a vaciar sus cuentas bancarias en los cajeros automáticos.

"Después de vueltas infinitas me bajaron en una calle horrenda y oscura", dijo Anita Valerio, de 31 años de edad. "Me despidieron con amenazas para mi familia, tenían todo, mi dirección, los teléfonos de mi familia (tontamente yo tenía a los contactos identificados por 'mamá', etcétera)".

Valerio tenía tanto miedo que decidió no denunciar el ataque a las autoridades.

"Uno me manoseó como le dio la gana y caminé hasta el callejón sin tener claro si iban a disparar o no pues lo único que sabía era que me estaban apuntando", dijo Valerio.

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'En el ministerio público parecía que yo era el pinche asaltante'.

Paulina Upalía, una chica de 27 años de edad que trabaja en marketing, me contó la vez que la secuestraron, que fue muy similar.

"Todo fue con los ojos cerrados porque si corría, gritaba o volteaba para verlos, me decía 'te vamos a dar un plomazo'", relató Upalía. "Me bajaron del taxi a una cuadra y media de una estación de policía".

En lugar de denunciar el incidente, Upalía también se fue a casa.

"La policía aquí es deplorable", dijo Max Gaudelli, un estudiante de cinematografía de 21 años de edad, después de que un hombre lo amenazara de muerte con una navaja frente al campus de su universidad hace dos meses. "No reporté porque no sirve de nada y solo sería perder mi tiempo".

En imágenes: buscando supervivientes enterrados por un alud en la ciudad de Guatemala. Ver aquí.

Mario Rodríguez fue asaltado en la capital por "unos morros [niños] como de 12 años" con navajas.

"Sí denuncié pero no pasó ni madres", dijo Rodríguez. "En el Ministerio Público parecía que yo era el pinche asaltante. Me trataron de la verga. Me hicieron dar mil vueltas".

El capitalino Alan Gallart me contó que un día dos hombres armados lo secuestraron junto a su novia en su propio auto en la colonia Condesa.

Los secuestradores los dejaron libres en medio de un complejo industrial "en donde había una balacera", dijo Gallart. Denunció el incidente pero dijo que "fue inútil".

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"Meses después llegó un policía a mi casa y me dijo que si quería recuperar el coche le diera 5.000 pesos [300 dólares aproximadamente], se los di y me llevó a ver el coche, completamente desmantelado", dijo Gallart. "¡Después me dijo que aparte tenía que pagar una grúa para que lo quiten de la calle porque estorbaba!"

"Fue todo una gran broma", explicó Gallart. "La experiencia con la policía fue casi tan mala como el asalto".

'Yo que tú, me iba a mi casa'.

Al día siguiente de que me asaltaron, me dirigí al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para tomar un vuelo a EEUU y me tomé el tiempo de ir al Ministerio Público en la terminal para reportar que me habían asaltado y me habían robado mi tarjeta de residente.

"No puedes salir del país sin tu tarjeta de residente", me dijeron. "Y si metemos el reporte, van a tardar semanas en fijar un repuesto y viene con una multa que no podrás pagar".

"Te puedo hacer el favor de llenar una constancia para los de migración pero ya no digas que te asaltaron. Tu cartera la dejaste en casa o donde sea".

Le pregunté qué podría pasar si decidía no aceptar su consejo. "No pues", dijo, confundida. "Disfruta tu estancia en México, supongo".

El reporte falso que firmé a instancias de un funcionario público en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. (Foto por Andrea Noel).

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Nada tenía sentido pero mi avión estaba a punto de despegar y tenía que abordarlo de inmediato.

La asistente escribió el siguiente reporte:

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"AL ENCONTRARME EN EL INTERIOR DEL AEROPUERTO INTERNACIONAL DE LA CIUDAD DE MEXICO, Y AL BUSCAR MI CREDENCIAL DE RESIDENCIAL TEMPORAL EN MEXICO, POR EL MOMENTO NO RECUERDO EL NUMERO. SIN EMBARGO ESTA VIGENTE, ME PERCATO QUE YA NO LA TRAIA CONMIGO DESCONOZCO EN DONDE SE ME HAYA EXTRAVIADO DANDO INICIO A LA PRESENTE ACTA POR EL MAL USO QUE SE LE PUEDE DAR A MI DOCUMENTOS, ASI COMO PARA REALIZAR EL TRAMITE CORRESPONDIENTE PARA SU REPOSICION", respiré hondo, revisé la hora y firmé el documento.

La funcionaria explicó que tenía prisa pero rápidamente me dictó una cláusula palabra por palabra para que la escribiera en la parte de atrás de su copia: "Recibí una copia de mi denuncia de forma gratuita y el oficial a cargo no me ha exigido dinero a cambio de dicho documento".

De todas formas perdí mi vuelo y me arrepentí de haber firmado el reporte falso.

Le pregunté a una autoridad de inmigración cómo debía proceder, y me dijo que tenía ir al Ministerio Público, que no está nada cerca del aeropuerto. Ya llevaba cinco horas ahí y tuve que esperar otras cinco para que saliera mi nuevo vuelo, pero no estaba dispuesta a olvidarlo. Decidí continuar el proceso a mi regreso.

Cuando regresé a México el lunes pasado, fui a la Procuraduría con la esperanza de presentar un nuevo reporte a la policía y presentar una denuncia contra la empleada que me presionó a mentir en documentos oficiales.

Cuando llegué a la procuraduría, el funcionario detrás del mostrador me dijo que tenía que ir a otras oficinas para hacer la denuncia. Me informaron que el proceso tardaría mínimo 20 días y que probablemente iba a enfrentar cargos por firmar documentos falsos.

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Tomé otro taxi y fui a las oficinas que me indicaron, las cuales, por cierto, estaban en un lugar mucho más inseguro que donde me asaltaron.

Una de los procuradurías que visité en mi intento de denunciar mi asalto. (Foto por Andrea Noel)

Crucé la puerta principal y me recibieron tres policías que me pidieron que los acompañara a la salida. Volví a salir por la puerta principal, respondí sus preguntas y les expliqué que iba a presentar una denuncia.

"Estás confesando haber cometido un delito muy severo", dijo uno de los tres policías. "Si intentas levantar una queja te vas en meter en problemas, reales. Es causa para detención inmediata".

Después bajó la voz y añadió "Yo que tú, me iba a mi casa".

Incrédula, lo parafraseé y le pedí que me aclarara "¿Me estás diciendo que si entro a esas oficinas y confieso que un funcionario público me mintió y me animó a firmar una declaración falsa en vez de informar que me asaltaron de forma violenta, me van a arrestar?"

"Sí , es correcto. Esto es un delito muy serio. Pero la felicito, su español es muy bueno", dijo sonriendo.

El policía me recomendó hablar con un abogado y que regresara al día siguiente a las 3 de la tarde para que me asignaran un abogado público "de forma gratuita".

Decidí dejarlo así.

"Por desgracia, así funciona el sistema de justicia en México", dijo la abogada defensora Elizabeth Valdez. "Dudo que te hubieran arrestado de forma inmediata pero habría sido muy difícil retractar tu declaración sin que se te acusara de un delito, y ni hablar de presentar una denuncia".

Después de escuchar las experiencias de mis amigos y de vivirlo en carne propia, ahora sé quiénes son los verdaderos criminales en México. Sin embargo, según la procuraduría, yo también soy un criminal.

La imagen de arriba vía Flickr.

Sigue a Andrea Noel en Twitter: @MetabolizedJunk