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Identidad

¿Está España trabajando para visibilizar por fin los asesinatos de mujeres?

Cada vez es más habitual conocer el nombre y el apellido de las mujeres asesinadas por violencia de género. Una práctica que visibiliza a las víctimas y puede ayudar a prevenir más violencia.
IMAGEN VÍA FLICKR POR Midia NINJA

Laura Nieto tenía 26 años, trabajaba en un Supermercado en Madrid y vivía en Seseña (Toledo) con José Ricardo Duarte Medina, un guardia civil con el que salía desde hace dos años. El nombre de Laura no es uno más, sino que es el último nombre en engrosar la lista de víctimas mortales por violencia de género de este 2017. Asesinada de dos disparos hace cuatro días por el que fue su pareja, Laura es la víctima número diez, según las cifras oficiales del Gobierno, aunque en realidad se contabilizan doce. Después de asesinarla, él se suicidó.

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Al nombre de Laura, le preceden otros tantos: Matilde, la profesora de Química asesinada el primer día del año; Blanca, la administrativa de Navarra estrangulada por su marido; Toñi, de Almería, que trabajaba en una almacén y de camarera y fue degollada por su marido a pesar de que tenía cuatro órdenes de alejamiento. Ana, Cristina, Virginia, Blanca Esther… son solo algunos de los nombres que completan la lista. Hay muchas más: se estima que entre 2003 y 2016 se han asesinado a 871 mujeres. Y esto son solo cifras "oficiales".

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Cada vez es más habitual conocer el nombre y el apellido de estas mujeres, así como su historia. "No es otra muerte machista más, no son un número más, sino que cada vez estamos poniendo el foco en las vivencias personales de cada una de ellas. Nos encontramos con que hasta ahora las noticias periodísticas estaban centrada en el crimen morboso, pero no tanto en la víctima o el victimario. Empezamos a detectar muchos casos en los que directamente no aparecía el nombre de la víctima o se hacía una jerarquía en función de su etnia o clase social", explica Graciela Atencio, periodista y una de las responsables del proyecto infográfico Feminicio.net. Esta plataforma ha sido pionera en España a la hora de documentar en una completa base de datos el número de feminicidios sucedidos en territorio español y ponerle nombre y apellido a las víctimas.

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El diario El Español, por su parte, también ha estrenado recientemente la sección "La vida de las víctimas" que se dedica a recopilar, en la medida de lo posible, la vida de cada una de estas mujeres asesinadas. Para Atencio es muy importante esta labor a la hora de "visibilizar" a todas estas mujeres, pero también es necesario hacer hincapié en el propio "relato" y explicar el ciclo de "violencia que ha sufrido la víctima para llegar hasta ahí". "Los medios también podemos hacer una función preventiva y pedagógica", sugiere.

Aunque sea dentro de cinco años, es necesario que conozcamos la sentencia y sepamos exactamente cuándo entran a prisión todos esos hombres

"Notamos también que cuando las mujeres no son asesinadas en el marco de la ley integral no hay cobertura o hay escasa información", prosigue Atencio. Por eso, tanto este portal como el recuento de El Español incluye también aquellos asesinatos que no constan en las cifras "oficiales", es decir, asesinatos que no se dan en el marco de la pareja o expareja. El colectivo de las prostitutas, por ejemplo, es uno de los más vulnerabilizados en el marco de esta ley.

Telecinco —del grupo Mediaset— ha retomado este año la tercera temporada de Amores que duelen, un programa que recrea la vida de mujeres que han sido maltratadas, supervivientes o no. El programa alterna la experiencia en primera persona de la víctima con los testimonios de familiares o amigos de su entorno y la valoración de expertos. El episodio más sonado fue el dedicado a Alba, de 14 años, la víctima de violencia de género más joven de España.

"Más allá del nombre amarillista, no me parece que el tratamiento sea incorrecto, más bien le veo alguna que otra ventaja a la hora de reconocer y prevenir la violencia de género", explica Carlota Moreno, jurista especializada en temas de género. "Creo que Mediaset se ha asesorado bien. El programa está bien para reconocer el ciclo de violencia y todos esos problemas derivados de una relación tóxica que a veces nos cuesta tanto reconocer". Moreno apunta que el nombre es "no apropiado", "porque un amor que duele, no puede ser amor". En ese sentido, Moreno cree que quizás se podría haber adaptado el nombre a otros lemas, en la misma línea, como el "Si duele no es amor" de la Junta de Andalucía. "A pesar de eso, lo veo más como un logro que una cadena como Telecinco haya apostado por un programa así", explica.

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"Creo que a la hora de informar sobre violencia machista se tiene que tener en cuenta a las mujeres asesinadas, a las supervivientes y a su entorno para no caer en la revicitimización y ejercer en una nueva violencia simbólica. Hay que plantearse cómo hablar de violencia sin reproducirla", explica Sonia Herrera, comunicadora y especialista en temas de género. Herrero no entra a valorar el programa de Telecinco aunque sí advierte que el título es una "patinada" porque hace "uso de un tópico basado en la concepción del amor romántico: asociar el amor con el sufrimiento y la violencia".

En ese sentido, Ruben Sánchez, psicólogo, activista y formador en materia de género, agrega que uno de los puntos a mejorar es el "efecto impunidad". "Creo que además del hecho trágico, habría que hacer un seguimiento de estos casos en los medios de comunicación. Aunque sea dentro de cinco años, es necesario que conozcamos la sentencia y sepamos exactamente cuándo entran a prisión todos esos hombres. Seguramente cumplen condenas altísimas, pero no lo sabemos", explica.