FYI.

This story is over 5 years old.

Voluntarios saltaron de un avión sin paracaídas para probar la eficacia de los paracaídas

Hace quince años, unos investigadores dijeron que sería imposible realizar un ensayo controlado sobre la seguridad de los paracaídas. Este equipo de científicos demostró lo contrario.
Dos paracaidistas
Imagen: Shutterstock

Artículo publicado originalmente por Motherboard Estados Unidos.

Investigadores de Harvard, la Universidad de Michigan y la UCLA realizaron el primer ensayo controlado aleatorizado sobre la eficacia de los paracaídas. Como se detalla en un estudio publicado a finales del año pasado en el prestigioso British Medical Journal, los investigadores reclutaron a 23 voluntarios para saltar de un avión o helicóptero para probar si el uso de paracaídas reducía el riesgo de lesiones o muerte.

Publicidad

Los ensayos controlados aleatorizados se usan comúnmente para validar la investigación médica porque los participantes no saben si están recibiendo la intervención real que se está probando. Esto ayuda a eliminar el sesgo que podría ser introducido en el experimento por el sujeto de prueba si supiera que está recibiendo la intervención por adelantado.

La Asociación de Paracaidistas de EE. UU. estima que en Estados Unidos se producen más de 3 millones de saltos en paracaídas cada año. La evidencia anecdótica sugiere que los paracaídas son efectivos en (casi) todos estos saltos, pero los investigadores de Harvard, Michigan y la UCLA se dieron cuenta de que no había pruebas de un ensayo controlado aleatorizado para respaldar la eficacia de los paracaídas como un dispositivo para salvar vidas. Para realizar un ensayo de control aleatorizado sobre este tema, algunos individuos tendrían que saltar desde un avión con un paracaídas y otros sin un paracaídas, y luego comparar qué grupo sufría más lesiones.

"Los opositores de la medicina basada en la evidencia han argumentado con frecuencia que nadie realizaría un ensayo aleatorizado del uso de paracaídas", escribieron los investigadores en su estudio. "Hemos demostrado que este argumento es falso, y hemos demostrado de manera concluyente que es posible asignar al azar a los participantes para saltar desde un avión con y sin paracaídas".

A participant in the study

"Participante del estudio representativo saltando de un avión con una mochila vacía", escribieron los investigadores. "Este individuo no se murió ni tuvo lesiones importantes al impactar con el suelo". Imagen: BMJ

Como se señaló en la revista Scientific American, este estudio fue motivado por un documento irónico publicado en el British Medical Journal en 2003. Este estudio encontró que aunque había un montón de evidencia anecdótica que sugería que los paracaídas limitan la mortalidad durante la “acción de la gravedad”, no había ensayos controlados aleatorizados para demostrarlo.

Publicidad

"Los defensores de la medicina basada en la evidencia han criticado la aprobación de intervenciones evaluadas utilizando solo datos de observación", escribieron Gordon Smith y Jill Pell, los autores del estudio de 2003. "Creemos que todos podrían beneficiarse si los protagonistas más radicales de la medicina basada en la evidencia se organizaran y participaran en un… ensayo aleatorizado del paracaídas".

Quince años después, un equipo de investigadores por fin estaba listo para asumir el desafío sarcástico de Smith y Pell.

De los 23 voluntarios inscritos en el innovador estudio, 12 personas recibieron un paracaídas y 11 personas saltaron de un avión con una mochila vacía, pero ninguno de los participantes sabía de antemano si tenían paracaídas o no. Los investigadores luego analizarían la cantidad de muertes o lesiones traumáticas sufridas por los miembros de cada grupo.

Sorprendentemente, los investigadores encontraron que "el uso de paracaídas no redujo significativamente la muerte o las lesiones graves". De hecho, no hubo muertes ni lesiones graves en ninguno de los grupos. Sin embargo, como los investigadores señalaron en su conclusión, esto probablemente tuvo que ver con el hecho de que los participantes saltaron desde una altura de aproximadamente 60 centímetros en un avión que se movía a 0 kilómetros por hora.

"Los médicos tendrán que considerar esta información cuando la extrapolen a sus propios entornos del uso de paracaídas", advirtieron los investigadores. "Aunque podemos recomendar con confianza que las personas que salten desde pequeños aviones estacionarios en tierra no requieren paracaídas, se debe ejercer un juicio individual al aplicar estos hallazgos a altitudes más altas".