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Así es como Rumanía fiscaliza vía satélite a los taladores de sus bosques

La madera de los bosques rumanos está siendo objeto de una tala indiscriminada. Ahora el gobierno del país del este de Europa ha implantado un sistema de rastreo por GPS en el que los ciudadanos pueden denunciar cualquier actividad sospechosa.
El parque natural de Putna-Vrancea, en Rumanía. (Imagen por Agencia de Investigación Medioambiental)

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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

Cada día los "camiones fantasma" rumanos se deslizan por las carreteras del país inadvertidamente.

Los registros digitales muestran la existencia de vehículos cargados hasta las topes de madera. Proceden de lugares consagrados a la tala de árboles ubicados en los bosques rumanos. Sin embargo, los datos GPS asociados a los registros, descubren que, en realidad, su procedencia es mucho más variopinta de lo que se creía: los camiones se llenan de madera recabada en campos de trigo, en cementerios, y hasta en California.

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Todo forma parte de una nueva industria ilegal consagrada a la tala de árboles que, según el gobierno del país, ha provocado la deforestación de más de cincuenta mil metros cuadrados de bosque. Se trata de una actividad que se está afanando de la ancestral madera rumana, una de las más viejas del continente, de manera despiadada.

Sin embargo, ahora el gobierno rumano ha decidido atacar la plaga con tecnología de última generación. El ministerio rumano de medioambiente ha diseñado un contraataque contra la tala ilegal a través de un sistema que se ha propuesto poner en manos del público toda la información posible. El sistema es un sistema de rastreo por GPS, y la idea es que una vez toda esa información sea hecha pública, ninguno de los que están desafiando la ley tendrán las agallas de seguir haciéndolo.

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"Se trata de un problema que están experimentando países de todo el mundo, países que tienen grandes leyes medioambientales redactadas", explica David Gehl, responsable de la coordinación del programa medioambiental para Eurasia en la Agencia de Investigación Medioambiental, una organización que ya había fiscalizado la tala ilegal de árboles en Rumanía en el pasado. "El mayor problema es la falta de fuerzas de seguridad. Sucede que los fondos destinados por las agencias internacionales para paliar estos problemas, son insuficientes".

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El nuevo sistema, lanzado el viernes, se llama Inspectorul Padurii, que significa: Inspector de bosques. Se trata de un programa que funciona combinando imágenes de tres tipos de satelitales, que se toman, al menos, una vez cada cinco días, según cuenta Micu Bogdan, una asesor ministerial que ayudó a desarrollar el sistema.

El software escanea la imágenes para detectar cambios en los bosques, cambios que indican que se han talado árboles (por ejemplo: los árboles que estaban en la foto de ayer no están en la de hoy) y automáticamente subraya esas zonas. El mapa es entonces cubierto de información proveniente de las bases de datos digitales del gobierno, que dispone de permisos para detectar donde está el camión, cuál es su matricula, y donde se ha producido la tala en cuestión. Toda esa información se combina para facilitar que todo el mundo pueda detectar el lugar en que se ha producido la tala ilegal.

Una captura de pantalla del nuevo sistema. Las zonas rojas muestran donde se ha producido la tala en los últimos cinco días.

"Tanto la policía como todo el mundo podrá descubrir quien es la persona que está talando, donde empieza a hacerlo, en qué momento deja de hacerlo, qué es lo que quiere cortar y cuáles son los límites de hacerlo", explica Bogdan.

El mapa facilita detectar determinadas banderas rojas que, de otro modo, no serían tan evidentes, como las destinadas a los camiones fantasma: registros que reivindican mostrar la existencia de un camión abandonando las instalaciones destinadas a la tala, pero que en realidad son enviadas por celulares repartidos por ubicaciones al azar.

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El sistema electrónico del gobierno exige a los taladores emplear un teléfono registrado para enviar por mensaje de texto la información, cuando abandonan la zona de tala, por ejemplo. La información contiene la localización por GPS, y se asegura de que los taladores están donde dicen estar; claro que el mapa muestra claramente ubicaciones generadas en lugares que no tienen nada que ver con el bosque rumano: lugares tan remotos como Francia, Dubai e, incluso, California.

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"Sobre el mapa tiene un aspecto completamente diferente que en una hoja de datos o en una tabla de Excel", relata Bogdan a Motherboard. "Se supone que tienes que generar un registro tan solo desde el lugar en el que estás cargando el camión, solo desde los lugares donde es ilegal. De manera que estás controlando actividad ilegal que se está llevando a cabo en tu cara. No sabes exactamente por qué ni como lo hacen, pero lo están encubriendo con alguna clase de actividad ilegal, eso está claro".

La tala ilegal puede resultar tan obvia como cortar árboles sin permiso, o talar en una zona protegida. Sin embargo, el asunto en Rumanía es aún más insidioso, me cuenta Gehl. En 2014, el gobierno instituyó un sistema de rastreo digital que asigna un número a cada información relacionada con la tala, y que registra todo, desde el número de árboles que han sido cortados, hasta adonde se dirigen, pasando por al identidad del conductor del camión.

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Sin embargo, los taladores ilegales que operan en Rumanía se sirven de operaciones legales para esconder sus actos. Y ello incluye trucos como talar los troncos más viejos, para luego reivindicar que se trata solo de una operación para recortar la densidad (en la que los árboles más pequeños se cortan para permitir que los viejos y más grandes dispongan de más espacio para crecer).

El parque natural de Putna-Vrancea, en Rumanía. (Imagen por Agencia de Investigación Medioambiental)

"En Rumanía también existe algo llamado "tala accidental", que es la que se produce cuando una tormenta noquea a un par de árboles y alguien recoge los troncos caídos", cuenta Gehl. "Claro que entonces la gente se aprovecha y suelta cosas como: 'oh, hubo una gran tormenta y necesito despejar 100 árboles de la zona'. Y entonces van y aprovechan para talar árboles saludables, cuyo valor económico es notable".

Sucede que todos estos erráticos comportamientos dificultan enormemente el rastreo y la detención de la tala ilegal, que es el motivo por el que el gobierno espera invocar a la ayuda del pueblo para que ayude a ensanchar el alcance de su nuevo sistema.

Esta no es la primera vez en que Rumanía recurre a esta táctica, que no es más que una mezcla de activismo ciudadano y tecnología. Desde 2014, cuando el sistema de rastreo fue introducido, el gobierno ha dispuesto de un línea de asistencia telefónica —hoy también convertida en aplicación— para alentar a los ciudadanos a detectar las matrículas de los camiones que intervienen en la tala, y discernir así si cuentan con la licencia pertinente para estar donde están.

Los vecinos se han mostrado dispuestos a colaborar, y durante los primeros seis meses de puesta en vigor del sistema se han registrado ya 7.000 llamadas que identifican la actividad ilegal, 2.000 de las cuales denunciaban tala ilegal. Por desgracia, el gobierno solo ha decidido intervenir en uno de los 2.000 casos, según informa el rotativo bávaro Der Spiegel.

"Disponer de la información no significa que el problema sea solucionado. Tendrá que trabajarse a fondo después de esto para obtener más información pública, y para conseguir que el gobierno intervenga", relata Gehl. "Claro que disponer del acceso público a esa información es una manera de otorgar poder a la gente para que pueda responsabilizar al gobierno".

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