Daniela Spalla
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Música

Pop, jazz, rock argentino y Pimpinela: El viaje musical de Daniella Spalla

Conversamos de nuevo y a mayor profundidad con la argentina radicada en CDMX porque no nos damos abasto.

Viernes 21 de septiembre de 2018, 00:00 AM. Mientras camino de la cama al living de mi casa fumando un cigarrillo tras otro en medio de uno de los ataques de ansiedad que vinieron junto a la dolorosa ruptura de un inolvidable amor de siete años, recuerdo que justo a esa hora se publicaba Camas separadas, el flamante y esperado nuevo disco de Daniella Spalla.

Le doy play para romper con el silencio y con mis pensamientos circulares, y al escucharlo, me sentí acompañado durante los 35 minutos que dura el álbum. Me identifiqué con las 10 canciones y sentí que estaban hablando de mí: “Traigo un insomnio que va a enloquecerme”… “He pasado tantos días, tantas noches haciendo el duelo… el duelo por ti”… “Lo nuestro se ha secado lentamente bajo el sol de todo un año”… “Nos fuimos disolviendo y no me di cuenta de nada”… “No me diste opción, ninguna opción de salvarlo a tiempo”…“¿Cómo puede ser que abandonaras nuestra historia en las aguas de este mar que nos separa?”.

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Cuando terminó, pensé que lo que acababa de escuchar era belleza en su estado más puro. La hermosa voz de Daniela relatando de forma desgarradora y sutil el dolor real de un desamor, los elegantes arreglos que beben de las aguas de la canción romántica argentina para acompañar su voz, y el sonido exquisito que lleva el sello de la producción de Adán Jodorosky, generan un combo conmovedor que redondea uno de los grandes discos latinoamericanos que aparecieron en la segunda mitad del 2018.

Tenía que hablar con Daniela. Pensé que alguien que hablaba con tanta claridad sobre el desamor tenía algo que decir y que yo necesitaba escuchar. Entrevistarla para Noisey era la excusa perfecta. Además quería saber más sobre su historia: conocer cómo fue su infancia en Córdoba y cual fue la música que la influyó, saber como pasó de cantar jazz a pop rock, hablar sobre su EP y su primer álbum, preguntarle por qué se fue a vivir a México, cómo fue trabajar con Adán Jodorowsky, sus visiones sobre el lugar actual de la mujer en la música latinoamericana y, por supuesto, sobre ese desamor que la inspiro a hacer Camas separadas. Le mandé un mensaje por Instagram, me respondió, y acordamos en que podía llamarla un par de días después.

Yo desde Buenos Aires y ella en Ciudad de México, esta fue nuestra conversación.

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Foto cortesía de la artista

NOISEY: ¿Cómo fue tu infancia en Córdoba?
Daniela Spalla: Nací en 1984 y soy la segunda de cuatro hermanos. Me acuerdo que cuando era pequeña, mi papá escuchaba Alberto Cortez y que mi tía abuela le regalaba discos de Valeria Lynch. Recuerdo que cuando tenía 4 años, antes de ir al jardín de infantes en la mañana, yo me ponía un vestido y le cantaba Valeria Lynch a los sillones en una sala que estaba vacía pero que para mí estaba llena. Cuando mi papá y mi mamá vieron eso, llamaron a un profesor de guitarra que estaba en la cuadra. En teoría nos iba a dar clase a todos los hermanos, pero la única que se quedó fui yo. Después volví a estudiar guitarra en otros momentos de la primaria y siempre que había la posibilidad, me subía a un escenario a cantar. Después para la secundaria, me fui a un colegio que le daba mucha importancia al tema escénico, hacían obras musicales y esa onda, y ahí fui feliz.

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¿Recuerdas cuál fue la primera canción que aprendiste a tocar en la guitarra?
Creo que fue "La zamba de mi esperanza" o "Mi burrito cordobés".

¿O sea que en tu casa se oía folklore?
No tanto. Recuerdo que mi abuela y mi papá escuchaban tango. Luego con el tiempo mi papá escuchaba Mercedes Sosa. Recuerdo de ir viajando en mi adolescencia en auto con la familia y que sonaba mucho Mercedes Sosa. Después cuando yo crecí y empecé a cantar en español, porque al comienzo cantaba solo en inglés, escuchar a Mercedes Sosa me ayudó a descubrir la naturalidad del castellano.

¿A qué edad empezaste a componer?
A los 18. Al principio con la guitarra no componía nada, luego en la adolescencia me fascinaba el pop del 2000. Era una cosa que me volvía loca y ninguno de esos artistas componía y yo no tenía en mi radar que había que componer para ser artista. Después cuando terminé la secundaria me metí a estudiar piano en una escuela de Córdoba y me pongo a escuchar mucho rock nacional. Me ponía a sacar canciones de Fito Páez, de Charly García y de Spinetta, y ahí es donde me di cuenta que el canto para mí no era suficiente y que para dejar algo tenía que escribir también. Recuerdo que la primera canción se llamaba "Ríos del África", era muy linda y súper compleja porque quería aplicar todo lo que estaba aprendiendo.

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Foto cortesía de la artista

Cuando estudiaste piano era más inclinado hacía el jazz, ¿te dio también por escuchar jazz a esa edad?
Sí. Me gustaba mucho Joni Mitchell, que no es tan de jazz realmente. De jazz estaba oyendo mucho a Ella Fitzgerald, Chet Baker y Billy Holliday. En ese momento conocí a un músico y productor de Córdoba con el que surgió la idea de hacer un disco de jazz. Eran como covers de canciones clásicas de The Beatles, Stevie Wonder, Eric Clapton y cosas así, pero con un ritmo de jazz que en ese momento también estaba como de moda. Esa fue fue mi primera experiencia en el estudio haciendo un disco.

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Eso fue en el 2005 y el disco se llama Desvelo. ¿Cómo le fue a ese disco en Córdoba?
Hoy miro para atrás y me digo “¡dios santo, ¿qué hice?”. No es que estoy arrepentida de haber hecho ese disco, pero si fue un momento en el que me despegué de la razón por la que había llegado al sueño de la música. A mí lo que me hacía vibrar era el pop y soñaba mucho con ese tipo de carrera, pero también fue un momento para aprender. El haberme metido a escuchar jazz me dejó muchas cosas y sin dudas es una parte muy importante de mi identidad.

¿Y cómo era la escena de Córdoba en ese momento?
No me acuerdo mucho. Lo que pasa es que cuando saqué el disco me fui a vivir a Buenos Aires y lo que hacía era que una vez por mes trataba de encontrarme shows en Córdoba con la excusa de tocar y también de poder ver a mi familia. Hacía como tres shows al mes o cada dos meses por lugares de jazz que había ahí, sobre todo en un barrio que se llama Alta Córdoba, donde se armaba buena movida de shows en vivo en lugares chiquitos. Yo había armado una buena banda con grandes músicos de allá de Córdoba: Estaba Juan Ingaramo, que actualmente está despuntando con su carrera solista. Más adelante, cuando él ya vivía en Buenos Aires y yo estaba trabajando mi disco pasado, Juan volvió a tocar en mi banda. Otro que estaba en mi banda era Franco Saglietti de Francisca y los Exploradores.

¿Y por qué te fuiste a Buenos Aires?
Yo tenía 21 años y era como el sueño de la capital. Sentía que allí podía desarrollar más mi música y me puse a estudiar con profesores de piano que siempre había admirado, como Claudio Cardone y “El Mono” Fontana. Viví primero muy metida en la escena del jazz y poco a poco empecé a hacer mis canciones. Al principio no las mostraba y después empecé a animarme. Tenía una gran banda allá en Buenos Aires cuando hacía jazz y uno de ellos era el pianista Hernán Jacinto. Un día yo le muestro una canción mía para que la tocara y él me dijo, “No, pero si ya la tocás bien vos”, y esa fue la primera vez que toqué el piano en un show mío. Me fue bien, un poquito rígida pero era como ese momento que había que pasar.

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Después fui agarrando más confianza. Era la época de Myspace y grabé con mi banda estas canciones nuevas mías y las subí. Un día Hernán me dijo, “Grabé con una chica mexicana que se llama Ximena Sariñama, escuchála que te va a gustar”. Entonces oí las cosas de Ximena en Myspace y me gustó mucho. Me sentí como muy conectada y le escribí por Myspace y ella me contestó y pegamos muy buena onda y quedó la idea de colaborar. Como dos años después grabamos una canción para mi EP Magma (2010) y me invitó a venir a México. Me dijo “Tengo unos shows y no tengo tecladista. Vení como mi tecladista y en medio de los shows hacemos la canción de tu EP. Los shows son durante el lapso de un mes y te puedes quedar todo ese mes en la casa de mi familia en Ciudad de México y hacemos cosas para que promociones el EP”. Para mí fue la mejor propuesta del mundo y lo hice.

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¿Qué diferencias encontraste con la escena de Buenos Aires?
Cuando llegué me encontré con una escena muy activa, con muchas ganas de colaborar y gente muy amable. La gente en México es muy amable, te reciben con un abrazo y una sonrisa y eso se siente bien. Pero yo no sé si había tanta diferencia en la escena con respecto a Buenos Aires. No sé si lo que cambió fue mi actitud, que eso también es muy importante. Cuando llegué a México, sentí que había mucha gente con ganas de colaborar y entonces se interesaban y preguntaban por lo que estaba haciendo. Creo que tal vez también corrí con la ventaja de ser el bicho raro que llegaba a la ciudad y todos quieren saber quién es, sobre todo si llegas con una actitud proactiva que llama la atención de los demás por la novedad. Lo que sí es cierto es que también encontré una industria muy desarrollada con un público muy grande y una gran cultura del consumo.

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Ese momento coincidió con la salida de tu segundo álbum Ahora vienen por nosotros (2014), que hiciste con el productor Rafa Arcaute (Emmanuel Horvilleur, Dante Spinetta, Luis Alberto Spinetta, Andrés Calamaro, Illya Kuryaki and the Valderramas, Calle 13, Residente, entre muchos otros), ¿cómo fue ese momento?
El disco lo grabé en Argentina. Cuando vine por primera vez a México, me ofrecieron un contrato para hacer un disco, pero yo todavía vivía en Argentina y me dijeron, “Mejor volvé a tu casa porque si el productor con el que querés trabajar está ahí, es mejor que hagas el disco allá y después volvés a México”, y así fue. Estuvimos dos años haciendo el disco en Argentina y la verdad grabar con Rafa fue lo máximo. Yo estaba en un momento en el que sentía que en mis proyectos anteriores había soltado mucho y no me había involucrado realmente en el proceso, y a los meses de escuchar las grabaciones yo no me encontraba. Encontraba el aporte de todos los que me rodeaban y yo no estaba porque no sabía bien que quería. Con Ahora vienen por nosotros, me fui un poco para el otro lado y me volví muy extremista con tener el control de todo. Era algo por lo que tenía que pasar. La grabación la disfruté muchísimo. La pasamos muy bien con Rafa en el estudio. Después fuimos a mezclar a New York y también nos divertidnos mucho. Yo terminé con ese disco muy feliz y sentí que por primera vez era un disco que yo había ido a buscar y que nadie me lo había propuesto. Entonces lo sentía muy cercano a mí.

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Ese disco te dio la posibilidad de ir a tocar muchos lugares y te valió además una nominación al Grammy Latino como Mejor Artista Nuevo en el 2014.
Sí, yo estaba con un management muy grande acá en México y pude tocar en muchos festivales del circuito alternativo de México como el Vive Latino, el Pal Norte o el MRX. También pude ir a tocar a Colombia, Cuba y le abrí una gira chiquita por California a Kinky. Lo del Grammy fue gracioso porque Rafa me escribe un día a la madrugada y me cuenta lo de la nominación. Yo estaba muy emocionada, no lo podía creer, y ya estaba pensando en el vestido que me iba a poner y a media mañana hablo con el management y teníamos un show en Colombia que coincidía con los Grammy y que no se podía cambiar. El management me dijo que preferían dejar una semilla plantada en Colombia y no ir a los Grammys, así que no fui a la entrega.

Después de ese momento, entre 2015 y 2017, editaste tres sencillos en los que tu música cambió mucho, que fueron "Prometí", "Amor difícil" y "Prefiero olvidarlo". ¿Qué pasó ahí?
Yo me puse a escribir canciones para otro disco a mediados del 2015. Me agarraron unos ataques de ansiedad tremendos porque no sabía a donde llevar el disco hasta que me dije, “Bueno, lo voy encontrando sola”. Una de las canciones que escribí fue "Prefiero olvidarlo", que la escribí con Clemente Castillo, el vocalista de Jumbo. Él tiene un estudio en Monterrey y me propuso irme para allá a grabar la canción. A mí me pareció una buena idea, como para poder tener una transición entre Ahora vienen por Nosotros y el nuevo disco, que estaba empezando a hacer.

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Después escribí "Amor difícil" que me pareció una canción muy clara y cuando escuché las otras canciones que había estado escribiendo, me di cuenta que no tenían ningún sentido y que no las entendía, y que si eso me pasaba a mí, que las había escrito, para la gente iba a ser peor. Entonces me guardé 17 de esas canciones y empecé a escribir de nuevo más en la onda de "Amor difícil" y ahí también escribí "Prometí", que fueron los primeros ejercicios que hice con Adán Jodorowsky como productor.

Cuando yo escribí esas dos canciones estaba con Warner y ellos me dijeron, “Vamos a sacar solo sencillos de las canciones que tenés”. Y a la semana de que eligen estas dos canciones ellos dicen “Ya no vamos a trabajar más el proyecto de Daniela”, y yo me quedó solo con mi management y seguimos haciéndolo nosotros. Entonces grabamos con Adán y cuando las canciones estaban listas para salir, dejé de trabajar con el management. Fue un cese de colaboración muy fluido porque terminamos de sacar las canciones y ellos me siguieron apadrinando en esos lanzamientos. Cuando saqué esos temas, empecé a llegar a otro público.

Con esas canciones hay un quiebre en tu sonido y son bastante cercanas a lo que hiciste en Camas separadas, se siente mucho el aporte de Adán Jodorowsky en esto. ¿Cómo llegaste a él?
Él fue un par de veces a tocar a Argentina y armó banda allá para esas fechas y yo fui su tecladista. Después un día hablando con Ximena Sariñama le conté que estaba buscando productor y ella me dio la idea de Adán y me hizo sentido porque me gustaban mucho su disco Amador y Solstis, el primer disco que le produjo a León Larregui. Entonces lo llamé y a él le gustó la idea y le mandé las canciones. Entonces para empezar grabamos "Amor difícil" y "Prometí".

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En cuanto al sonido de esas nuevas canciones y de Camas separadas, se siente mucho la influencia de la canción romántica argentina. Cosas como Valeria Lynch o Pimpinela, ¿cuáles eran sus referencias?
Sí, a Pimpinela lo tengo muy presente porque lo he escuchado porque siempre sonaba. No fue uno de los artistas que retomé a la hora de hacer este disco, que de Argentina puntualmente fueron Sandro, Gilda, Babasónicos y Calamaro, y de México Juan Gabriel y José José. Esos fueron los artistas que más me influenciaron y que más estaba escuchando mientras escribí Camas separadas. Todo eso se acerca mucho al tono romántico y de baladas que tiene mi disco.

La otra gran diferencia que veo con la música que venías haciendo antes es la temática. El desamor sobrevuela intensamente estas canciones, ¿qué pasó en ese momento que te llevó a escribir todo eso?
La misma semana que dejo de trabajar con mi management termino con mi pareja acá en México. Primero fue el novio que me dijo, “Yo ya no puedo estar”, y los cinco días fue el management. Fue una sacudida muy fuerte pero también fue como la vida mirándome a los ojos. Yo sentía que la vida me estaba abrazando porque me quería llevar a otro lugar y yo tenía que aceptarlo… Ahora, de que duele, duele. Al principio no podía escribir nada, tenía mucho miedo de distanciarme y me la pasaba llorando… muy fuerte. Como a los dos meses empiezo a escribir y todas las canciones eran como terapia, momentos que yo me daba para poder poner en palabras cosas que yo sentía y que me tenían como muy incómoda.

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¿Cuánto tiempo de relación tenían?
Tres años.

Y la separación fue larga al parecer.
¡Ja Ja Ja! ¡Por lo que se escucha! … Pues llevó unos meses.

¿La música fue como una salvación?
Sí, fue muy sanadora.

Cuando hiciste las canciones, ¿se las llegaste a mostrar a tu ex?
Se las llegué a mostrar porque la separación llevó un tiempo. Puntualmente le mostré "Vete de una vez", se rió y me dijo que no era todo verdad. Y es cierto, pero yo a la hora de escribir tengo esa herramienta de la ficción y de exagerar más o menos las cosas. Yo no creo que escuche el disco porque él no escucha este tipo de música, ¿para qué? No creo que le dé la curiosidad.

¿Y cómo fue llevar todo eso a un disco?
Cuando entré al estudio estaba muy feliz con mis canciones. Fue como disfrutar y estaba muy agradecida por lo que me había pasado porque ya tenía unas grandes canciones de las cuales estaba muy orgullosa. Disfruté mucho grabarlas pero a la hora de grabar las voces sí era conmovedor. En particular estuvo la de "Volverás", que habla de una despedida de esta historia de amor, sobre todo despedida del sufrimiento y del recuerdo permanente. Pero también tiene algo que ver con la muerte de mi papá. Entonces cuando entro a grabar esa canción al estudio Adán me dice, “Ahora concéntrate solo en la letra”… No pude llegar ni al coro porque ya estaba llorando. Ese fue el momento más intenso que recuerdo a la hora de grabar el disco.

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Se siente que le prestaron mucha atención a las voces.
La verdad que Adán me cambió la manera de cantar y estuvo bueno eso. Me tranquilizó la manera de cantar. Me decía “No grites, no cantes tan fuerte. No hace falta, hacélo más fluido. Simplemente canta y que fluya”. Al principio lo sentía como poca cosa pero después me encantó. Ese fue el primer desafío que sentí al trabajar con Adán.

Después de haber transitado todo ese sufrimiento que te dejó un gran disco como Camas separadas, ¿qué es para ti el amor hoy en día?
Es que hay muchos tipos de amor. Para mí el amor creo que es como generosidad, entregar momentos para compartir con la gente que te rodea que puede ser una pareja también… No sé muy bien todavía ¡Ja Ja Ja!… Tendría que sentarme en un diván o tomarme algo para poder ser más fluida con las palabras.

¿Cómo te sientes de haber hecho un disco que hable de algo tan complejo como el amor y con el que muchas personas se pueden identificar?
Me gusta mucho y me siento muy feliz. Yo hice las canciones con un fin muy egoísta, para sacarme cosas de adentro y lograr un poco de bienestar y tranquilidad. Ahora creo que la gente esta usando el disco también para eso y es increíble. Ahí es donde ves el poder de la música, porque a veces uno se mete sin ser muy consciente de eso y cuando empezás a ver que la gente en la mayoría de los mensajes que te mandan dicen que llora… está fuerte eso.

¿Qué le dirías a las personas que están atravesando situaciones de ruptura como esa que tú viviste?
Que esas cosas siempre son para que lleguen otras cosas nuevas a la vida. Como te dije hace un rato, cuando yo sentía que la vida me miraba a los ojos, me sacudía y me tomaba de la mano para llevarme a otro lugar…. ¡Es maravilloso eso!… porque sentís que la vida es amiga tuya. La separación y el quiebre se sienten feo pero hay que tener esa luz al final del túnel de que todo va a estar bien dentro no mucho tiempo y de que las cosas que se vienen son mejores, y no porque sean mejores en comparación, sino porque uno va a crecer. Este disco tiene esa luz al final del túnel, quizá no tanto en las letras pero musicalmente es un disco muy luminoso.

Para terminar, ¿cómo ves el rol de la mujer actualmente en la música latinoamericana?
En este momento es muy fuerte la presencia de la mujer y todo este movimiento de empoderamiento de la mujer. Que se nos reconozca la igualdad y nos den respeto. Creo que todo eso en la música también está representado. No necesariamente con las letras sino con que hay muchas mujeres demostrando que toman sus propias decisiones. Que llevan adelante sus carreras, que luchan por un reconocimiento que va mucho más allá del género… Es un reconocimiento por ser profesionales haciendo su arte y su música.

¿Te consideras feminista?
Sí, no soy militante pero sí soy feminista. Hay cosas con las que me dan ganas de alzar la voz como el tema de la legalización del aborto en Argentina, pero más allá de eso no he militado mucho…. Tal vez sea momento de que empiece a hacerlo.

Para saber cuándo son las próximas presentaciones de Dani, está atento a su Facebook e Instagram.