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Derechos Humanos

Asistir a terapia en España para superar el trauma del exilio y de violencias

Solicitantes de asilo y defensores de los derechos humanos perseguidos por su activismo precisan de un acompañamiento especial que sólo unos pocos centros especializados pueden dar. VICE News habla con uno de los centros de referencia en el Estado.
Refugiados descansando cerca de la parada de trenes de Coma, en Italia, el pasado 19 de agosto de 2016. (Imagen por Francesca Agosta/TI-PRESS)

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España lleva unos cuantos años en los primeros puestos del ranking de países en los que sus ciudadanos van más al psiquiatra. Es algo común. Nada de lo que avergonzarse. Pero más allá de la eterna discusión de si las patologías de salud mental surgen por cuestiones genéticas o ambientales, la cifra de personas afectadas es marginal: Cada psiquiatra atiende a una media de 255 personas, lo que constituye un 2,04 por ciento de la población española que acude a los especialistas. ¿Pero qué hay de aquellos que han vivido una guerra, persecución o violencia de todo tipo?

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En pleno apogeo solidario el año pasado, cuando cientos de personas ofrecieron sus casas para acoger a refugiados, Pascale Coissard, portavoz de la Comissió Catalana d'Ajuda al Refugiat, asociada a la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), ya explicaba a VICE News que la acogida no era tan sencilla como parecía. Los solicitantes de asilo cargan sobre sus espaldas historias traumáticas que requieren de un acompañamiento especial.

Un eritreo que huye de la represión de un país en el que la ONU ha constatado "violaciones sistemáticas, generalizadas y flagrantes de los derechos humanos […] bajo la autoridad del gobierno", algunas de las cuales podrían constituir "crímenes contra la humanidad"; o periodistas mexicanos en estados en los que su vida corre un riesgo permanente, requieren de una atención psicosocial muy particular.

Coissard afirma a este medio que, aunque ellos disponen de servicios que ofrecen el apoyo mencionado, una atención a medio plazo exige delegar a otros equipos. Esta es la función que desempeña la ONG Exil, una organización dedicada a la atención terapéutica médico-psicosocial de personas traumatizadas por diferentes tipos de violaciones de los derechos humanos.

Además de menores víctimas de malos tratos y abusos sexuales, y de mujeres que sufren la violencia machista, "Exil asiste a personas exiliadas de contextos de guerra, persecución, encarcelamiento, violencia o tortura", cuenta a VICE News Bernat Aviñoa, trabajador social y coordinador del centro.

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Exil nació hace más de 35 años al calor de las dictaduras latinoamericanas y la represión que desataron en Chile, Argentina y Uruguay. Su director, el psiquiatra Jorge Barudy, es, él mismo, refugiado y víctima de tortura en el Chile de los 70. Inició un proyecto basado en el trabajo sociocomunitario y reparativo en Bélgica.

"Quizá por esta inspiración latinoamericana tenemos una perspectiva basada en el trabajo comunitario. Entendemos que la atención psicológica se queda corta si nos limitamos a reparar el trauma y el proceso traumático", continúa Aviñoa. Los refugiados llegan a un país que no les espera, recuerda, y es precisamente por eso que, al margen de la atención terapéutica, llevan a cabo un acompañamiento social, ayuda a la incorporación al mundo laboral y a su regularización.

Pero sobre todo un acompañamiento colectivo; una lucha contra el aislamiento.

España y la UE dan la espalda a las Ciudades Refugio, pero ellas no se rinden. Leer más aquí.

El procedimiento habitual es que una persona haga una solicitud de asilo en el puerto, el aeropuerto o ya dentro de territorio español, a través de la oficina de asilo o refugio o de entidades como CEAR. A la organización se le pide el motivo de la derivación para poder filtrar las que realmente son víctimas de trauma y las que quizás son resultado de otras situaciones que Exil no puede atender, como la migración económica.

El equipo lo integran psicólogos, psiquiatras, un trabajador social, un terapeuta corporal y una arte-terapeuta. En función de la situación de cada individuo se propone un tratamiento u otro.

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Atención farmacológica para personas que no pueden dormir por ser víctimas de una incontrolable ansiedad que no les permite tampoco ni ir a clase, ni tener una relación cordial con sus compañeros. Se trata de un espacio de contención para los que han vivido situaciones dramáticas, o tratamientos adecuados para quienes prefieren no ir al psicólogo al principio, pero que cuando consiguen regularizar su situación administrativa o tienen un trabajo les sobreviene una crisis y acuden al centro. Hay de todo.

El proceso de solicitud de asilo puede alargarse entre 9 meses y 2 años en función de cada país y de la administración española. Pero Bernat Aviñoa asegura que atienden a personas con el estatus de refugiado, y a personas a quienes se les ha denegado, que son la mayoría.

Exil también es el centro de referencia de Amnistía Internacional (AI). Fuentes consultadas por VICE News en esta organización señalan que el perfil de aquellos que derivan a la ONG dedicada a la atención psicosocial son personas que corren graves riesgos por estar amenazadas en sus países de origen.

No es posible acceder a historias concretas en ningún supuesto, pues se trata de informaciones confidenciales por los riesgos que asumirían si se difundieran detalles de sus casos particulares. Acostumbran a ser periodistas, activistas o abogados implicados en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos en países como Colombia, Honduras o México.

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"Suelen sentir miedo, culpa, duelo, algunos con estrés postraumático y, en ocasiones, dificultades para adaptarse a los lugares a los que llegan, al menos al principio", detalla Ana Gómez, responsable de prensa de la organización proderechos humanos.

El equipo de psicólogos de CEAR acompaña a la víctima en las primeras horas, pero el trabajo clínico lo llevan a cabo en Exil. AI deriva sus casos directamente a la mencionada ONG. En septiembre esto cambiará ligeramente, pues el Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha un programa complementario para reforzar las tareas de acogida de las instituciones dedicadas a ello. Pero seguirán siendo el centro de referencia.

Aviñoa concluye contando que los casos de éxitos son aquellos en los que los usuarios de los servicios de Exil devienen referentes para los recién llegados una vez que han superado su trauma. La situación material y afectiva de la persona siempre es clave, para él.

"Tenemos casos de Nigeria, de Uganda y de Latinoamérica, que después de varios años viniendo al centro han conseguido regularizar su situación, encontrar trabajo y pareja, y a nivel emocional se han convertido a personas que ayudan al terapeuta a trabajar en grupo", concluye el trabajador social.

Este 'Youth Hostel' que alberga refugiados evidencia las carencias de España en materia de acogida. Leer más aquí.

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