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Los deportes para jóvenes que están tras las rejas

La condición física de los menores delincuentes es "terrible ", pero los defensores -y algunos estados están tratando de cambiar eso.
Courtesy Utah State Office of Education

VICE explora el sistema penitenciario de los Estados Unidos en la semana previa a nuestro reporte especial con el Presidente Obama para HBO. Sintonízalo este domingo, 27 de septiembre a las 9 p.m. ET, para ver la primera visita de un presidente a una prisión federal.

Los Mill Creek Mavericks de Cedar City, Utah, son, en muchos sentidos, un equipo típico de un pequeño poblado. Sus adolescentes atletas cambian de deporte dependiendo de la temporada: tochito, voleibol, béisbol. Todas las semanas durante un mes, visten sus playeras —verde oscuro con números en amarillo— y suben a camiones con destino a Salt Lake City o Logan o St. George. También viajan con grilletes, y las visitas al baño deben ser coordinadas con la oficina local del alguacil.

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Todos los atletas de Mill Creek Mavericks son adolescentes encarcelados de entre los muchos jóvenes viviendo detrás de barras con acceso a deportes de competición. El programa deportivo de los sistemas penitenciarios juveniles de Utah, en su segundo año, tiene entre 50 y 75 participantes en las cinco instalaciones en todo el estado, incluyendo el Mill Creek Youth Center, un edificio de seguridad similar a una prisión para adultos. Además de audicionar, los reclusos tienen que mantener un mínimo de 7 en sus clases y no tener infracciones de comportamiento para poder participar. De vez en cuando, miembros de los equipos de baloncesto y futbol de la Universidad Weber State visitan a los Mavericks para jugar y hablar sobre sus estudios.

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"Queremos darle a nuestra juventud las mismas oportunidades que tendrían en una escuela pública", dice Susan Burke, la directora de servicios juveniles de justicia de Utah. "Si los niños pueden tener un entorno normal, incluyendo el acceso a los deportes, veremos mejores resultados para estos jóvenes cuando salgan. No sentirán que se han perdido lo que sus compañeros han vivido."

Pero tampoco es como si los jóvenes allá afuera estuvieran haciendo mucho ejercicio: entre los estudiantes de preparatoria en los EE.UU, solo el 18.4% cumple con los requisitos diarios de 60 minutos de actividad física. La encarcelación de jóvenes afecta a las minorías y a familias con bajos ingresos —las mismas comunidades que tienen menos escuelas con programas de educación física y equipos deportivos—. De acuerdo con un reporte del Aspen Institute sobre deportes juveniles en EE.UU, "existe una brecha de involucramiento entre la población adinerada y pobre, entre niños y niñas, discapacitados y no discapacitados." Hogares con ingresos de $25,000 dólares o menos conformaron el 25% de todos los hogares en EE.UU en 2009, y tan solo el 15% estaba involucrado con los deportes.

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"Para muchos de estos niños, es la primera vez que han competido con un equipo", comenta Steven Kaelin, especialista en educación que trabaja para el Utah State Office of Education.

Los Mill Creek Mavericks podrían ser un modelo para otros sistemas penitenciarios juveniles. Cortesía Utah State Office of Education

De acuerdo con David Domenici, cofundador de las Maya Angelou Schools, para los infractores juveniles, el panorama del estado físico de los estadounidense es "deplorable". "Estos son jóvenes que nadie quería ni se preocupaban por ellos. Honestamente, incluso pensar en darles una educación digna no era un posibilidad. Es terrible."

Las pautas federales para infractores juveniles estipulan que aquellos encarcelados están obligados a realizar una hora diaria de actividad física, pero en la práctica, no siempre sucede, argumentan los defensores. "Se trata más de cumplir con una orden", dice Domenici. "Algunas personas se ponen a jugar baloncesto o a hacer pesas, pero el resto se sienta sin hacer nada."

A pesar de los beneficios bien conocidos de la participación en equipos deportivos, la organización de los mismos en cárceles juveniles es escaza —tan extraña que carecen de datos—.

Esto podría cambiar como parte de un patrón más amplio en el sistema de justicia enfocado hacia la rehabilitación en lugar de un castigo, particularmente para los jóvenes. En la década pasada, el número de adolescentes encarcelados bajó un 45%, de acuerdo con el Justice Policy Institute, el cual Craig DeRoche, director ejecutivo de Justice Fellowship, llamó "una historia estadounidense de éxito." Espera que más instalaciones adopten programas deportivos. "Nos dirigimos hacia una cultura constructiva donde buscamos que los castigos tengan un propósito."

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Los principales obstáculos para expandir dichas oportunidades son los recortes presupuestales, y la terquedad política, según Marc Schindler, director ejecutivo del Justice Policy Institute. Por lo general, los incidentes de jóvenes escapando o involucrándose en peleas son sacadas de proporción, lo que resulta que muchos pasen tiempo en la cárcel por crímenes no violentos.

"No hay nada sustancialmente diferente acerca de sus necesidades físicas," dice Schindler. "Pero sin son encarcelados, sus necesidades y cuidados son dirigidos por el estado. Sabemos que los jóvenes destacan cuando tienen mejores oportunidades. Necesitan una salida para toda la energía acumulada y por el bien de su salud."

Los infractores juveniles también están obligados a realizar actividades físicas. Cortesía Utah State Office of Education

En cuanto a los Mavericks, hasta el momento el programa ha sido un éxito.

"Tienen uniformes y una identidad", dice Kaelin. "Se llevan bien con los demás equipos, se saludan y felicitan mutuamente. Es exactamente el tipo de deportivismo que queríamos ver y ha sido extremadamente positivo para desarrollar relaciones. No hemos tenido incidentes."

Kaelin dice que esperan expandir el programa para incluir más deportes, tal vez en el atletismo o en el tenis de mesa, y más importante aún, seguir generando beneficios para los jóvenes de Utah.

"Queremos que estén listos para su transición de regreso a la sociedad."