Fotos de cinco décadas de Blitz Kids

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Fotos de cinco décadas de Blitz Kids

La ciudad aún ofrece algunos de los mejores clubs del mundo para todo tipo de escenas y subculturas.

Londres es famosa por muchas cosas: sus atracciones turísticas cursis, sus tiendas de pays, su diversidad y la destrucción inigualable de todos y todo lo que la hace tan diversa. Pero también es famosa por su vida nocturna porque aunque los clubs están decayendo antes de que los arquitectos puedan comprar sus escrituras, destruirlos y construir departamentos lujosos, la ciudad aún ofrece algunos de los mejores clubs del mundo para todo tipo de escenas y subculturas.

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Derek Ridgers, famoso por su serie Skinheads: 1979–1984 y sus fotos de Ibiza antes de que llegara la generación rave, lleva cinco décadas fotografiando Club Kids en Londres. La música con la que bailan y la ropa que cubre sus cuerpos sudados ha cambiado con el paso del tiempo pero la emoción y el exhibicionismo de los jóvenes que aman ir a clubs en Londres sigue siendo el mismo.

El próximo mes va a publicar una colección de fotos de los últimos 40 años en un libro llamado The Dark Carnival: Portraits from the Endless Night. Hace poco hablé con Derek sobre su vida en la fotografía.

VICE: Hola Derek. ¿Por qué te gusta retratar la vida nocturna? ¿Por qué la prefieres antes que, digamos, la fotografía industrial o de la vida silvestre?
Derek Ridgers: Desde que estudiaba arte en la década de los 60 me encantaba ver fotografías y arrancar mis favoritas de las revistas. Todavía tengo cajas llenas de hojas arrancadas después de casi 50 años.

Me gustaba mucho la música. Por eso empecé a tomar fotos en conciertos. Fingía que era fotógrafo para abrirme paso hasta la fila de adelante y conseguir fotos de las bandas que me gustaban. En 1976 nació el punk y noté que el público empezó a cambiar. En ese momento también cambié yo. Empecé a fotografiar al público en vez de a las bandas.

¿De qué época son las fotos de The Dark Carnival ?
La primera foto la tomé en la inauguración de The Roxy, el primer bar punk de Londres, en diciembre de 1976. Las ultimas fotos son de Torture Garden y las tomé a principios de este año en Electrowerkz, un club en el distrito de Islington, Londres. Son 40 años divididos en cinco décadas.

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Kate y Lesley, en Bridge House, 1979

¿Eres de Londres?
Soy londinense, ahí nací y me crié. Nací en Chiswick, en la zona oeste de Londres, en 1950. Londres siempre ha sido la locación principal de mi fotografía documental. He realizado varios proyectos en todo el mundo pero siempre regreso a mi ciudad natal.

Desde pequeño mi mamá solía llevarme a Piccadilly para ir a Lyons Corner House. Después íbamos a tomarnos un café a Soho. Desde que tenía 12 años iba a Soho solo a buscar discos y libros de segunda mano. Vagaba mucho en Soho cuando era niño y sigo haciéndolo, sigo fotografiando las mismas calles.

¿Había otros clubs, aparte del Roxy, que te gustaba retratar?
El Vortex [en la calle Hanway, Soho]. Si no fuera por el Roxy o el Vortex, tal vez no habría escogido este camino. Esos clubs eran muy intensos; todo era muy fotogénico. Esos primeros clubs de punk era una experiencia envolvente.

La Bowie Night en club Billy's en Soho en 1978 era como entrar a una pintura del Bosco: hermosa y muy rara. Le Beat Route era mi club romántico favorito; no había tantos turistas y era más exclusivo que el Blitz o que el Camden Palace. No me molestaban los grupitos, solo iba a fotografiarlos.

Creo que Taboo de los ochentas fue el mejor club de toda mi vida. Si hubieran lanzado una bomba a Taboo en esa época, habrían matado a los mejores fotógrafos de moda, modelos y estilistas de Londres porque todos iban ahí. Suena un poco extremista pero pudo haber pasado. De hecho, Cafe De Paris estaba a unas cuadras y una vez explotó una bomba ahí.

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Aparte del Ku, el increíble club de Ibiza de los ochentas, los mejores clubs a los que he ido por hedonismo puro y desenfrenado son los clubs fetiches de mediados de los noventa: Submission y Torture Garden. Podía suceder prácticamente cualquier cosa en esos clubes de mediados de los noventas. Y la ropa era muy original. Hoy en día, si quieres ir a un club fetichista, hay cientos de lugares dónde comprar este tipo de trajes en internet, pero en los noventas no era tan fácil; la gente se esforzaba mucho. Torture Garden sigue abierto pero ya no es lo mismo.

El Vault en Nueva York y el Club Fuck en Los Ángeles se llevan una mención honorífica. También estaban muy locos en su época.

Julia, Blitz, 1979.

Además de la moda, ¿qué otros cambios has notado en la vida nocturna de Londres?
Hoy en día ya no voy a muchos clubs; ya no estoy al tanto de lo que pasa, no como antes. Supongo que Instagram, las selfies y los iPhones han convertido a los clubs nocturnos en una eterna sesión de fotos. Cuando empecé, era de las pocas personas que entraba a los clubs con una cámara y probablemente la primera persona que fotografiaba a los que asistían, claro, además de sus familiares.

De todas las escenas que fotografiaste, ¿con cuál sentiste mayor afinidad?
No sé si sentí afinidad con alguna escena en particular. Cuando era joven, no era lo suficientemente viejo para ser mod. Fui skinhead por un rato pero no tenía dinero para comprar las botas correctas y como usaba lentes, no me daban muchas ganas de pelear. Era un pésimo skinhead.

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Cuando entré a la escuela de arte en el otoño de 1967, todavía tenía frenos, usaba shorts, botas grandes y cabello corto pero luego lo dejé crecer. Por un tiempo llegué a parecer una combinación entre hippie y skinhead. Creo que era el único en el mundo. Hoy en día no soy más que un hippie viejo. Ya casi me pensiono y todavía escucho a Jefferson Airplane, Grateful Dead y Floyd más que cualquier otra banda contemporánea.

Paul, en Palace, 1982.

¿Qué opinas de la forma en que la televisión y las películas representan las escenas que fotografiaste? This Is England, por ejemplo.
Siendo honesto, creo que todas las representaciones de la cultura joven en televisión y en el cine son humillantes, aunque no puedo criticar This Is England porque no la he visto. Estas películas no van dirigidas a personas como yo. He pasado 40 o 50 años inmerso en la cultura joven. Este tipo de películas son para la gente que busca informarse y entretenerse. Las historias casi siempre están llenas de clichés pero es inevitable. Supongo que se vuelven clichés porque se basan en una verdad.

Dicho esto, debo mencionar que me encantó lo brillante de la dirección de arte y del diseño de set en la película Northern Soul. Para mí, era como asomarme a una ventana y ver el pasado.

¿Qué opinas de que ahora la mayoría de las subculturas se desarrollan en internet en vez de en la calle? ¿Crees que por eso a la gente ya no les interese fotografiarlos?
No soy de esos que creen que el pasado siempre es mejor que el presente. Lo bueno de la era del internet es que tenemos acceso a todo y ahora el planeta es una aldea global. Si ves fotos viejas, parece que el pasado el más interesante. Pero todo depende de la edición. En un club lleno de 500 personas, quizá solo haya 10 interesantes y son a los que todos quieres fotografiar.

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Al ver este tipo de fotos, la gente asume que todos eran igual. Pero no es así. De hecho, la gente es más interesante y más libre en esta época, mucho más que antes. Peor hay menos clubs para que vayan a ser interesantes y libres.

Otra cosa que se perdió es la capacidad de que las cosas se formen fuera del ojo público. A veces las cosas necesitan espacio para crecer, lejos de los críticos que nunca tienen logros propios.

Jessica, Wag Club, 1983.

Cierto. Seguro viste cómo cerraron muchos clubs nocturnos y recintos. ¿Crees que es una tragedia o es un cambio natural en la evolución de la ciudad?
Londres es una ciudad grande y orgánica que está en constante evolución. Algunos elementos se quedan y otros se van, todo depende de las modas y de las condiciones económicas. Ya no quedan muchos clubs pero quién sabe qué nos espera en el futuro.

¿Crees que la vida nocturna de Londres es única o diferente a la de otras ciudades?
He ido a clubs nocturnos en todos los continentes y en lugares tan remotos como la Isla de Baffin [entre Canadá y Groenlandia]. En todo el mundo, los clubs tienen más similitudes que diferencias. Los jóvenes salen de noche, escuchan música fuerte, consumen alcohol, se caen y tratan de ligar. Los clubs nocturnos siempre tienen música fuerte y están a oscuras. Siempre ha sido así y siempre lo será, supongo.

Lo que sí puedo decir de los clubs de Londres es que no son tan elegantes como los de otras ciudades grandes. En los setentas y ochentas había muchas peleas. Hoy en día, la seguridad en los clubes es mucho más profesional. No recuerdo cuándo fue la última vez que vi una pelea en un club nocturno, lo cual es una buena señal, creo. Pero para mí, pelear es parte de crecer. En ese aspecto, sería una pena perder las peleas por completo.

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Por último, ¿qué te gusta de la fotografía de la vida nocturna? ¿Qué es lo que hace que sigas retratándola?
Me encanta la vitalidad y la desesperación de los jóvenes para expresarse a través de su ropa y de presentarse. Leigh Bowery, por ejemplo; en mi opinión, lo más importante que tenía era su deseo de expresarse por medio de su ropa y su forma de comportarse. Era increíblemente original y fotogénico. Claro, las personas como Leigh Bowery no son fáciles de encontrar pero existe el mismo impulso en muchos de nosotros.

Graciass, Derek.

The Dark Carnival: Portraits from the Endless Night de Derek Ridgers estará disponible apartir de noviembre.

Sigue a Jak Hutchcraft en Twitter.

Más fotos abajo:

Kitty K, Sub, 1995.

Canie, 1996.

Lucy, Torture Garden, 1997.

Kashpoint, 2004.

_ Lisa, Torture Garden, 2015. _