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Cultură

¿Dónde estuvo el arte en ArtBo?

Tres artistas sentadas en un bar hablando del mérito y sentido de ArtBo.

"Quería estar de luto, pero no tanto"

La presente es una conversación exprés sobre ArtBo entre Paula C. Garrido Rubiano, M. Camila Cárdenas Cano y Cristina Gaviria Beltrán.

Paula Garrido: Pida las cervezas y me cuentan cómo les terminó de ir trabajando en la semana del arte.

Maria Camila Cárdenas: A mí ya no me sorprende; la cosa de ir a ver gente se come la idea de ir a ver arte.

Cristina Gaviria: Sé que ArtBo es una visita obligada, tanto para artistas como no artistas. Uno va porque la feria tiene un prestigio. Pero me molesta mucho que ArtBo aún no se defina de ser una kermesse navideña pero fancy, o de ser un museo para que la gente vaya, aprenda, y enserio pueda ver arte.

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MC: No sea extremista. Obviamente la feria se vende bajo la idea del mercado y las galerías van a eso, a vender. Pero también incluye las partes experimentales. Yo trabajé en la sección de Libro de Artista, que estaba al final, entonces me tocaba recorrer siempre todo el pabellón, y me di cuenta de una cosa; en el medio, estaban las galerías que es lo que paga y a eso sí le metieron la ficha. En los extremos estaban ArteCámara y el Foro que eran lo que le daba dinamismo. De una, uno nota el cambio.

PG: Esos sitios alternativos son los que apuestan por la parte pedagógica; de lo que es lo independiente. Pero vea que Referentes funcionaba como una transición, entre "queremos vender y mostrarles propuestas bacanas".

MC: BACAANO.

CG: ¿Ustedes creen que el mercado necesita lavarse las manos con lo alternativo?

(……)

MC: Cuando se acababa Referentes y empezaba Foro estaba mi parte favorita; Libro de Artista…Que era el respirito para poder tocar y acercarse, para perder esa rigidez que tenían las personas cuando se enfrentaban a una obra. Las publicaciones funcionaban como un lenguaje en común, en el que la gente podía leer, ensuciar, coger y finalmente llevarse algo al alcance del bolsillo. Fuera o no raqueteado.

CG: Uy no, mi parte favorita fue ArteCámara. Es que, aún persiste la idea de que la seriedad del evento tiene que ser sinónimo de frigidez. Al resto le hacía falta alma: el ambiente en general estaba cargado de impersonalidad e insensibilidad. Todo bien, seguimos en el trópico y sigue siendo arte; una manifestación tanto estética y reflexiva como expresiva. Era la misma feria, la que acentuaba las grietas de los independientes y de los que están por encima del bien y el mal. (……)

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El problema es que ArtBo es una institución y al final, si estamos trabajando ahí, es porque queremos estar ahí. PUES ES QUE SIGUE SIENDO LA FERIA INTERNACIONAL DE ARTE DE BOGOTÁ. Pero… Es fuerte cuando uno estando ahí, en vez de sentirse orgulloso de hacer parte de tal evento, sienta desánimo.

MC: La gente nunca dejó de ser frígida, digo, rígida. La distancia entre obra y espectador seguía estando en ArteCámara, pero el hecho de tener una propuesta curatorial conceptualmente consistente, permitía que el discurso fuera lo que diera la distancia; mejor dicho, una cosa es enfrentarse a una obra y que usted vea y no entienda, y otra cosa es enfrentarse a una obra que usted está tratando de entender.

PG: Yo no trabajé en la feria, pero sí me hubiera gustado. Es un aprendizaje, que mal que bien choca con la esfera. Ese concepto de espacio, de megapabellón, me parece que es importante, porque sí, integra esos distintos planos del arte y sí cumple con la necesidad de proyectar internacionalmente las prácticas artísticas colombianas; pero si tenía esa pretensión de ser neutro, ¿por qué deja la sensación de que todos fuimos a ver lo mismo y a ser vistos?

MC: Porque la feria también es el evento. La gente que está yendo refleja lo que constituye la escena artística del país.

PG: El texto oficial decía que ArtBo era el eje central del arte en Colombia. Se autoproclamaba como el momento en que silenciosamente se homogeniza el arte de todo un país.

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MC: Claro, hablar de ejes centrales es hablar de proyección. La proyección de un país, en grandes términos y mayúsculas sostenidas.

CG: Pues parce, obviamente tratando de no hablar desde juicios de valor, el alarde que sí hicieron alrededor de todo el evento creó unas expectativas muy altas frente al resultado del estar ahí. Y no es una cuestión de seguirse jactando de las versiones anteriores. Fue una cuestión de vender cifras y, aunque las cifras no mienten, de lo cualitativo a lo cuantitativo… Hay un trecho bien grande.

PG: Es bueno que ArtBo recuerde que aunque todos los caminos conducen al arte, no todos los caminos conducen a María Paz.En los medios representa la cara sonriente que nunca se cansa del éxtasis ferial, que obviamente tenía aprendidísimo el discurso del comportamiento social y de una, hace referencia a los que tienen capacidad de compra.

MC: Esa condición de mercantilismo ya está asumida, se sabe que en ArtBo la producción de la escena termina por ceñirse al mercado de un producto ya tangible y comerciable.

PG: Lo que quiero decir es que el mercado más que un fin es un medio. No más el precio de la entrada que estaba infladísimo. Haga la cuenta, una familia de 4 paga 140.000 si no tiene chinos menores de 12 o si no están estudiando; ir a la feria es un sacrificio bien fuerte en la economía familiar.

CG: Es un problema de propaganda, ¿vio los videos? A través de esa subcultura transcera, que sensibiliza y estetiza el evento, se hace check a invitar y dejar la cita en una cosa que ya pasó. A final, se trata de un patrimonio cultural que es de todos.

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PG: Mejor dicho, el espacio y la producción son súper atractivos, pero ese atractivo no está ligado a las obras y a su demanda de contemplación. La audiencia no estaba cautivada por el arte en sí, sino por esa tarima o altar que recrearon, al que concierne a esa sociedad: medio abierta pero no; medio intelectual pero no; medio pluralista pero no.

CG: Ya habíamos hablado que el espacio del pabellón, clasificaba los componentes: independientes, galerías e intelectuales. Si bien el mercado es el eje central, no había un diálogo ni un flujo entre esas partes.

PG: Fue una taxonomía frívola.

MC: Sí, había un aire de petrificación: como si los jóvenes no necesitaran a los grandes nombres como referentes; como si los grandes nombres no necesitaran a los jóvenes para refrescarse. Es esa cita de ese man del que estábamos hablando estos días:

"No queremos un mundo en el que la garantía de no morir de hambre equivalga al riesgo de no morir de aburrimiento"

CG: Termina por ser una institución de supervivencia, selección natural: el que perdura es el que mejor se logre adaptar a la industria y al mercado.

PG: Que no haya un programa que en serio se dedique al intercambio de ideas intelectuales, para que la obra sí sea tratada como un bien comercial y cultural, simplemente termina por perpetuar el que los que ya están establecidos se queden establecidos. Es verdad que la deuda con el público no es reivindicada, sino que cae en esa cuestión célebre y esplendorosa; lo que debería destacarse es el patrimonio mercantil, histórico y cultural.

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PG: Venga Cris, usted que trabajó con una galería, ¿sí vendieron lo suficiente para sacarle provecho al esfuerzo de llevarse a ese espacio, que no es ni gratuito ni fortuito?

CG: Hubo galerías que no vendieron ni una sola obra; no por su calidad ni su valor mercantil, sino por la falta de herramientas. Herramientas que, bajo su jurisdicción, debieron ser suministradas por la feria.

PG: Mientras yo caminaba escuché a uno de esos grandes nombres de la feria decirle a una galerista: "It's a pity you didn't sell".

MC: Mucha cínica. Eso es un ejemplo de una promesa que, desde su no cumplimiento, termina siendo condescendiente y pues, medio vacía.

PG: Y proyecte esa promesa a los espectadores, ¿la gente comprendió genuinamente lo que estaba viendo? O por lo menos, ¿hubo un acercamiento legítimo a las obras?

CG: Esas preguntas son las que en últimas determinan el alcance y el impacto de la feria.

MC: Lo que dijo Santos "el arte es a Colombia, lo que la culinaria es a Perú". Ja, asumamos que es el momento de vender nación.

PG: "Too many White lies, too many White lines"

CG: Ja, las fiestas ya son otro cuento…

MC: Estamos en una situación de nación de contingencia en la que, si el riesgo es que nos queramos quedar, tiene que haber un discurso genuinamente incluyente y honesto con todos sus sectores y no quedarse en una postura tibia y desapegada.

PG: ¿Incluyente como las manitos interraciales de Whatsapp?

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MC: La iniciativa de integración ha propiciado el diálogo. Igual nunca todo el mundo termina satisfecho. Ese fifty-fifty es bien tibio.

PG: Pero sí hay una necesidad de jactarse de algo. Si se va a establecer un evento en pro del mercado, que el evento cumpla con vender.

CG: Y si se va a hablar de integración, que realmente integren.

MC: Es situarse en un punto certero; mejor dicho, saber por qué se está apostando y cumplirlo. Es bien paila que la gente termine estando complacida por haber estado allí, pero que igual no hayan cumplido con unas expectativas básicas.

PG: ¡Puta maldición del gris!

CG: Y, pues sí… Gracias ArtBo por existir pero ajá, aún sentimos el sin sabor.

PG: ¿Qué? ¿Pedimos guaro?