Sexo en LSD o... ¿dónde meto esto?

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Sexo en LSD o... ¿dónde meto esto?

Imagina que la sensibilidad de tu glande o tu clítoris se multiplica al infinito y que esa sensación no se localiza solo en tus "zonas erógenas" sino en todo tu cuerpo.

"Una enorme cantidad de energía de cada fibra de su cuerpo es liberada bajo los efectos del LSD, especialmente energía sexual. No hay duda de que el LSD el más poderoso afrodisíaco descubierto por el hombre". Timothy Leary, entrevistado por la revista Playboy en 1960.

Esta cita fue probablemente la frase que invitó en la década de los sesenta a cientos de miles de jóvenes a conocer el LSD. El reconocido sicólogo Timothy Leary, considerado por Richard Nixon como "el hombre más peligroso en América", invitaba abiertamente al uso del ácido como fórmula para "mejorar e intensificar milagrosamente el sexo". Los resultados de la revolucionaria consigna llevaron a una generación a adentrarse en una nueva forma de vivir la sexualidad.

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Para comprender teóricamente el sexo en LSD, es necesario entender algunos efectos del ácido en la psique humana.

En primer lugar, el ácido es un amplificador de emociones y sensaciones. El doctor Albert Hofmann, la primera persona en sintetizar el LSD, explica sobre este punto: "Dado que el estímulo de todas las percepciones sensoriales es un rasgo esencial de los efectos del LSD, la embriaguez de los sentidos del acto sexual puede sufrir una intensificación insospechada". Durante la experiencia sicodélica el cuerpo está mucho más alerta y sensible a cualquier estímulo. Imagina que la sensibilidad de tu glande o tu clítoris se multiplica al infinito y que esa sensación no se localiza solo en tus "zonas erógenas" sino en todo tu cuerpo… Tus manos, tu frente e incluso tu cabello pueden sentir abrumadoramente la energía sexual. Cualquier roce, caricia, e incluso mirada puede producir un caudal de sensaciones en cada célula del cuerpo y coloridas visiones extáticas. Un viajero podría tener múltiples orgasmos con una suave estimulación de un área tan "nula" en la cotidianidad erótica como el codo o incluso al oír una frase estimulante.

En segundo lugar, el LSD derrumba la estructura del "yo", por tanto el sexo no es una experiencia de ti y de mí, en la que tomo mi pene y lo coloco en tu vagina para que cada uno experimente un placer muy personal. En el viaje, al no existir el yo, la experiencia y el goce no es de uno solo, es una especie de fusión en la que no queda claro qué parte del cuerpo es suya o cuál es mía, en este sentido una mujer podría sentir el pene como parte de sí y experimentar el orgasmo masculino en su cuerpo. En esa comunión, el placer desborda al ser y encierra a ambos en una sola esfera explosiva en la que las distinciones de géneros no son muy útiles, esto es "placer puro y duro".

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En tercer lugar, los viajes en LSD tienen un componente espiritual, religioso, metafísico, etéreo (como lo quieras llamar según tu marco de referencia) que muchas veces no es interpretado como deseo sexual sino como una poderosa energía que une a todos los seres y cosas en el universo. Este aspecto que revela la naturaleza no material de la existencia, posibilita el encuentro en niveles no físicos casi imposibles de describir y que muchas veces no se entienden como sexo. Ondas de colores que emanan del cuerpo y penetran al otro, energías que danzan y vibran destilando placer puro, son lugares comunes en los discursos de los psiconautas. Si no sientes deseo como tal, no te inquietes, es normal, he constatado en cientos de relatos de usuarios de LSD que planean un fabuloso encuentro sexual para su siguiente viaje, que el deseo como signo de una falta, puede desvanecerse. Recuerda, si no hay personas, no hay quien desee ni a quien desear… Solo triangulitos volando, colores, paredes respirando y un torbellino de energías. Sobre este punto, el siquiatra W.A. Stoll, uno de los primeros en experimentar con ácido, indica en su bitácora: "No podía sentir deseo sexual alguno. Quise imaginarme una mujer; sólo apareció una escultura abstracta moderno–primitiva, que no producía ningún efecto erótico y cuyas formas fueron asumidas y reemplazadas inmediatamente por círculos y lazos movedizos".

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En cuarto lugar, en LSD no existen los conceptos de tiempo y espacio. "Sin tiempo" significa que una mirada fija de 30 segundos puede convertirse en una travesía dentro del cuerpo del otro y un encuentro sexual que se interprete como toda una eternidad. Por otro lado, desde la perspectiva "sin espacio", personalmente he tenido sexo a cientos de kilómetros con mi novia, evidentemente no del modo más ortodoxo, pero sí de una forma altamente estimulante. En este tipo de experiencias, he podido "conectarme" estando solo en mi cama sintiendo el cuerpo y el placer de mi pareja a pesar de estar en ciudades diferentes, sí… un poco Sense 8 la cosa.

En quinto lugar, el viaje en ácido posee etapas y en cada una de ellas existen diferentes estados de consciencia; el sexo, como todo, será drásticamente diferente en cada una de esta etapas. Quizá cuando el trip "va de bajada" será más sencillo poder lograr un coito y mucho más fácil de digerir estímulos más intensos, mientras que durante la segunda hora, un beso con lengua sea quizá demasiado complicado.

Si deseas tener sexo en LSD te regalo algunos consejos:

1) Encuentra a alguien en que quien confíes plenamente, tanto como para fundir tu personalidad con la de ella por algunas horas. Aquí no es posible eso de coger y desengancharse fumándose un cigarro, aquí el cigarro, la pierna de ella, tus testículos y la alfombra pueden ser uno solo.

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2) Olvida toda idea preconcebida de la sexualidad. Justamente se trata de descubrir nuevas formas de acceder al sexo. El orgasmo, los tiempos, las posturas, toma todo y déjalo a un lado. Permite que tu sistema síquico oriente hacia dónde está el placer.

3) No forzar el sexo. Usualmente los planes que hacemos antes del viaje quedan desactivados cuando el ácido patea. Pasas dos meses queriendo ver Enter the void en ácido, llega el día y no eres suficientemente hábil para encender el televisor. Lo mismo sucede con el sexo; bien que lo planees, pero solo el momento le dirá a ambos si será posible y de qué forma, se vuelve muy importante en este punto mantener una comunicación abierta y clara.

4) Ve de a poco. Aunque tengas mucha experiencia utilizando ácido, el sexo es algo que tiende a abrir inseguridades y angustias en cualquier ser humano. Vayan probando, descubriendo, disfrutando cada instante y cada forma de tener sexo. Pueden dedicar algunos minutos a tener sexo mirándose y sin tocarse, a tener sexo solo con sus manos, a tener sexo con objetos, etcétera.

5) Toma previsiones y cuídate. No importa cuántas ondas y colores, por favor, si vas a tener un coito, toma el preservativo que bota rayos y colores y póntelo porque el viaje terminará y las consecuencias pueden ser perdurables.

¡Buen viaje y buen sexo!

Lisérgicos es autor del Manual para viajeros en LSD, el cual puedes encontrar aquí.

@lisergicos