Lost Coast

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Lost Coast

Actualmente Curran Hatleberg vive en alguna parte del norte de Florida, Estados Unidos, ya sea en su coche o en los sillones de sus amigos. Esta condición nómada le es bastante familiar a este hombre de 33 años, quien pasó seis meses en el suroeste de EU a bordo de un tráiler, hasta que finalmente se mudó a Florida. Su proceso fotográfico siempre ha involucrado este estar a la deriva: manejar por todos lados sin un destino fijo hasta encontrar una escena que lo llame a quedarse. "Simplemente hay algo que hace que quiera salir del coche y caminar", me dijo Hatleberg. "Tal vez sea algo tan simple como un grupo de gente caminando de un lado a otro. Tan sólo camino hacia la gente con mi cámara, me presento y platico con ellos". Esto contribuye a la natural inmediatez de las imágenes de Hatleberg: En cierto punto se van y se disuelven de nuevo en el curso de acción en el que se encontraban antes de que te les acercaras.

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El primer libro de fotografía de Hatleberg, Lost Coast, exhibe esta paciente observación. El año pasado Hatleberg decidió tomarse un descanso de sus andanzas para dar clases de fotografía en el College of the Redwoods, en Eureka, California, y para fotografiar a los habitantes y al paisaje de los pequeños pueblos del condado de Humboldt. "Nunca me he apegado a un lugar por tanto tiempo", dijo. "De verdad cambió la forma en que trabajaba". Posteriormente añadió que las imágenes de Lost Coast no tratan de la población flotante de Eureka: los cientos de neo hippies con rastas y graduados de escuelas de arte que pasean por el pueblo buscando obtener mariguana de cualquiera de los varios invernaderos por los que el condado de Humboldt es famoso. Sus fotografías más bien se enfocan en los residentes permanentes del pueblo. Muchos de ellos son increíblemente independientes y prefieren aislarse tras la llamada "Redwood Curtain" (Cortina de bosques rojos) aun cuando las condiciones económicas son poco prometedoras.

No obstante, las fotografías tienen cierto tinte sicoactivo, en buena medida, gracias al creciente problema creado por la enorme cantidad de maleza y la nebulosa luz de la costa norte de California. "El paisaje es muy sicodélico", explicó Hatleberg. "Tiene cierta majestuosidad, cierta cualidad prehistórica, una grandeza que me cautivó por completo". Es una presencia más grande que la vida misma y que siempre se impone encima de ti: bosques rojos extendiéndose por las montañas hasta llegar al Océano Pacífico. Es lo más hermoso que puedas imaginar. Sin embargo, es también un lugar de extremos opuestos. Bajo la grandeza de la naturaleza se encuentran los problemas de vivir en un pueblo pequeño como la adicción a las drogas y dificultades económicas. La gente vive en una especie de sueño consolidado por la mitología del Noroeste del Pacífico. Todo se ve a través de la niebla y nada está revelado por completo. Incluso ahora, el lugar sigue siendo un misterio para mí.

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—MATTHEW LEIFHEIT


A Curran Hatleberg se le otorgaron las becas del Fondo de Emergencia de la Fundación Magnum y la Individual Photographer's Fellowship de la Fundación Aaron Siskind. Las siguientes fotografías son una selección tomada de las más de 60 imágenes de su primer libro.